¿Cómo romper la impotencia? Retorno de Utopía...



Quien oye los temas de Kamankola puede entenderlos por una endecha, pero la verdad es que esta estética se encamina hasta dimensiones más profundas, las de la negatividad (en el sentido de contradictorio, de problematizador, en los valores de conciencia esotérica de actualidad enfática, de continuidad dañada y gastada y de normatividad vulnerada) de lo positivo (en el sentido de lo factual), esto es, pone en clave de “jodido” lo que existe, cuestiona su validez. Esta misma lógica le hace buscar en el universo de lo existente una oportunidad que socave esa realidad que le ata, a la vez que crea así el camino para otros.

He intentado proponer distintas perspectivas metodológicas (la del observador y la del participante) para entender cómo la iniciativa es un factor de ventaja, en condiciones que no podemos dominar absolutamente, entiéndase impotencia en su dimensión psicológica, pero nunca puede faltar la (perspectiva) del protagonista: el artista, en este caso Jorge Kamankola.

Si todo lo que expliqué antes parece muy técnico, abstraído, alejado de la realidad, oigamos a este artista, que como todo artista, no se cansa de buscar, aunque en esencia no sepa qué, o no sepa justificar qué. Agradecemos eso.

Kamankola: “Se puede hacer un montón de cosas, lo que pasa que aquí la gente le es más fácil quejarse que buscar alternativas. La gente se queja demasiado y no hace nada. Alternativas hay, lo que pasa que la gente en este país está adaptada a hablar mierda de por qué las instituciones no le dejan hacer y es verdad, pero yo me quejo y al mismo tiempo le pongo más fuerza a la parte de buscar, salvar mi verdad. Si me quedo quejando, entonces no me entero que hay otras formas.

El crowdfounding es una cosa que se usa en el mundo entero. Estamos en un país desconectado, es exacto, pero hay formas, vulnerar la seguridad, lugares que posibilitan acceso gratis como las embajadas, yo reunía un poco de dinero y pagaba para conectarme en los hoteles, no sé, quería informarme.

Ahora, eso (se refiere al crowdfounding) no es ponerlo y ya. Tienes que estar 40 días moviéndolo, en plan: ‘yo quiero esta talla y voy a hacer todo para lograr esto’, sin contar con el gobierno. Si el gobierno tiene sus propuestas, sus vías, las cosas son por aquí y no puedo ir, trato de buscar una forma de irme por allá.

En la vida real, es difícil que la gente ponga dinero. Casi siempre lo que ponen son tus socios, lo bueno es que tus socios le van a ‘meter el pie’ a sus socios y así. Tampoco es regalar nada porque yo devuelvo algo, hay reciprocidad, pero hace falta confianza porque es una compra anticipada. Incluso hubo amigos cubanos que no tienen tarjeta electrónica ni nada de eso, que me daban el dinero a mí y yo lo consideraba parte del crowdfounding. Quería hacer, además, como un concierto de recaudación que se llamara la Poninafounding, pero al final no apareció el lugar para hacerlo.

También, un poco fue una ‘tragedia’ porque fue un montón de días de seguimiento y había días sin resultados. Imagina en el mundo tú pudieras estar conectado todo el día, pero yo podía solamente par de horas al día. Un sufrimiento, pero es un agridulce raro porque se logró. Es una ‘pincha’ psíquica de impotencia porque al final no puedes ‘coger a alguien por el cuello’ y decir: ¡asere, ponme esto! Yo siempre recuerdo una frase de Silverio, el del Mejunje (centro cultural de Santa Clara) que dice: yo no pido permiso para hacer, yo simplemente, hago. Y claro, independientemente que después te des contra la pared, pero esa frase te da una fuerza.

En España fue que me hicieron la fabricación del disco y tuve la posibilidad de presentarlo ahí, en el País Vasco, y luego en Madrid, Barcelona, luego en Bélgica y Nicaragua. Lo que más me duele a mí de toda la historia esta es que en España se conoce más mi música que aquí y le dan más valor a mi disco que aquí. Por ejemplo, allá salió el disco del año en la cadena de radio alternativa Radio 3. Sin embargo, uno hace un disco aquí en Cuba, un disco netamente cubano, porque ya el proyecto se llama Kamankola que es una palabra de la jerga cubana y la mayoría de los temas tienen jerga y mucha cubanía, al final es un disco que nace aquí y lo que más quiero es defenderlo aquí, y es aquí donde menos puedo tocarlo. Yo no quiero que me paguen, yo simplemente quiero que me dejen tocar.

Lo que más necesitamos en este país es Internet, no es televisión, no es radio, es poder poner a disposición de la gente información, comunicación, nuevas posibilidades”.

No olvidemos lo que interesa, por ahora, su éxito para romper la impotencia: usando los recursos tecnológicos que pone a nuestra disposición Internet y el potencial movilizador de una buena idea. Tal situación se da cuando se produce una densa red de relaciones entre los hombres de la que no está excluido el elemento personal. Una densa red de influjos que se ejercen de forma enteramente personalizada, una densa red de determinaciones prestando atención a quién afectan, un lazo social profundo y emotivo: depender de todos y depender personalmente de la responsabilidad de alguien y del acuerdo con ese alguien. Todos importan, todos están integrados. La vida civil (en la que incluimos las libertades individuales, las relaciones más horizontales que permiten la iniciativa), y no la política, es un vínculo real. ¿Retorno de Utopía o retorno a Utopía?.

Atrás


Comentarios   Dejar un comentario
No hay comentarios en este momento.