El color de la sangre
6 de julio de 2015
Su nombre es Carlos, su apellido Castellano, su esencia es hacer música cristiana. Toca la guitarra y el piano, pero su grupo le da un toque de rap a su música para así según él, llegar a las personas pobres de las calles que esperan buscar consuelo.
Aunque nació en Granma, desde los tres años de edad se encuentra viviendo en la capital, exactamente en la céntrica calle G del Vedado. Su gran influencia musical ha sido el cantautor Alex Campos con su canción “El color de la sangre”, pues sus textos cambiaron su forma de ver la vida.
Muchas son las interrogantes sobre este joven cantautor.
¿Dónde están tocando en estos momentos? “La esencia de nuestro trabajo empieza en las iglesias y termina en las calles. Queremos reunirnos con personas de bajo nivel económico y hacerles ver que la vida es bella, que hay razón para vivir y creer, por lo cual nuestra música va enfocada en ello”.
¿Quién te apoya a seguir tus sueños? “¿Apoyo? La verdad lo tengo de muchas personas, pero mi padre ha hecho la mayor parte del trabajo, pues desde pequeño me enseñó a tocar el piano y la guitarra, además de sus consejos para la vida. Eso no quita no haber tropezado innumerables veces, pero la fe me ha enseñado a seguir adelante a pesar de todo”.
El tema de la música cubana es bien debatido hoy en día, ¿Qué crees al respecto? “Bueno la música cubana es el resultado de la mezcla de varias culturas creando una música única, por lo que me gustan bastante los ritmos actuales debido a su enorme variedad. Eso sí, no me gusta el reggaetón ya que últimamente tiene canciones con letras muy vulgares y degeneran a la sociedad a un nivel incalculable”.
Suponemos que para ti, la esencia de las letras deberían ser cristianas, ¿Crees que todas deberían llevar ese mensaje? “No puedo decir que todas deberían tener mis creencias, pues no habría variedad en este mundo, pero si me gustaría que tuvieran más calidad, que llegaran al corazón, que utilizaran variedad de metáforas u otros recursos expresivos que embellezcan las canciones. Pues la verdad a veces ponen muy poco de su parte los que se dedican a escribirlas y dejan mucho que desear a un público sediento de calidad”.
¿Cómo haces para llegar a ese público de la calle? “La verdad no es tan fácil, pues hay personas que no tienen interés es escucharnos y ver cómo funciona nuestro mundo, pero ahí está nuestro compromiso, en hacer posible lo imposible. Por ello fusionamos los géneros musicales, vamos a las calles, tocamos en barrios pobres, hacemos invitaciones a nuestros seminarios, en fin, tratamos de llenar el vaso de gota en gota hasta que se derrame”.
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6 de julio de 2015
Su nombre es Carlos, su apellido Castellano, su esencia es hacer música cristiana. Toca la guitarra y el piano, pero su grupo le da un toque de rap a su música para así según él, llegar a las personas pobres de las calles que esperan buscar consuelo.
Aunque nació en Granma, desde los tres años de edad se encuentra viviendo en la capital, exactamente en la céntrica calle G del Vedado. Su gran influencia musical ha sido el cantautor Alex Campos con su canción “El color de la sangre”, pues sus textos cambiaron su forma de ver la vida.
Muchas son las interrogantes sobre este joven cantautor.
¿Dónde están tocando en estos momentos? “La esencia de nuestro trabajo empieza en las iglesias y termina en las calles. Queremos reunirnos con personas de bajo nivel económico y hacerles ver que la vida es bella, que hay razón para vivir y creer, por lo cual nuestra música va enfocada en ello”.
¿Quién te apoya a seguir tus sueños? “¿Apoyo? La verdad lo tengo de muchas personas, pero mi padre ha hecho la mayor parte del trabajo, pues desde pequeño me enseñó a tocar el piano y la guitarra, además de sus consejos para la vida. Eso no quita no haber tropezado innumerables veces, pero la fe me ha enseñado a seguir adelante a pesar de todo”.
El tema de la música cubana es bien debatido hoy en día, ¿Qué crees al respecto? “Bueno la música cubana es el resultado de la mezcla de varias culturas creando una música única, por lo que me gustan bastante los ritmos actuales debido a su enorme variedad. Eso sí, no me gusta el reggaetón ya que últimamente tiene canciones con letras muy vulgares y degeneran a la sociedad a un nivel incalculable”.
Suponemos que para ti, la esencia de las letras deberían ser cristianas, ¿Crees que todas deberían llevar ese mensaje? “No puedo decir que todas deberían tener mis creencias, pues no habría variedad en este mundo, pero si me gustaría que tuvieran más calidad, que llegaran al corazón, que utilizaran variedad de metáforas u otros recursos expresivos que embellezcan las canciones. Pues la verdad a veces ponen muy poco de su parte los que se dedican a escribirlas y dejan mucho que desear a un público sediento de calidad”.
¿Cómo haces para llegar a ese público de la calle? “La verdad no es tan fácil, pues hay personas que no tienen interés es escucharnos y ver cómo funciona nuestro mundo, pero ahí está nuestro compromiso, en hacer posible lo imposible. Por ello fusionamos los géneros musicales, vamos a las calles, tocamos en barrios pobres, hacemos invitaciones a nuestros seminarios, en fin, tratamos de llenar el vaso de gota en gota hasta que se derrame”.
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