Se ha perdido una sonera



“El son es lo más sublime para el alma divertir…”. ¿Quién puede resistirse al son cubano? ¿A quién no le gusta esa música rítmica y suave a la vez?

En sus descargas hogareñas de los sábados, escuchar a Cary Ruíz entonar viejas y nuevas páginas del vasto repertorio de sones cubanos es un agradable regalo al oído, su voz cala fuerte y nos transporta a nuestras más profundas raíces musicales. Sin embargo, lograr entrevistar a esta joven habanera fue una tarea nada fácil.

En su domicilio del Cerro, Cary nos planteó resueltamente que no le interesa la promoción porque no vive de la música, sino para la música, que sus sueños de ser una cantante de la gran escena murieron hace tiempo y que solo desea disfrutar su arte sin ningún tipo de compromiso que no sea otro que divertir el alma. Con desbordante energía positiva nos confiesa que se conforma con tener como auditorio a sus amigos y vecinos, y a los que quieran en las noches sabatinas, compartir con ella en la amplia y colonial sala de su casa “puerta calle”.

Tras un poco de insistencia y de precisarle bien claro los objetivos de nuestra entrevista, accedió. Una semana antes le había hecho llegar algunos boletines de PMU, sobre los cuales nos hizo saber su impresión. “Encontré muy interesante la mayoría de los materiales publicados, tanto es así que me vi muy cercana a ciertas experiencias que en ellos se plantean. Personalmente no tenía la más mínima idea de qué era eso de música underground, y mire usted, sin saberlo estaba encajada dentro de un movimiento que desconocía”.

PMU: ¿Cary, por qué debemos creer que tus sueños de ser una gran cantante murieron hace tiempo?

Cary: Porque murieron y bien muertos están, y para ser más precisa, murieron porque los mataron. Toda la vida me ha gustado cantar. Nunca estudié música. Comencé cantando en iglesias y en ellas aprendí todo lo relacionado con el canto, primero dentro de los coros y más tarde como solista.

No reniego de los sueños que tuve, pero hacerlos realidad se me hizo extremadamente difícil, eran demasiados los obstáculos en el camino: que si no procedía de una escuela oficial, que si necesitaba saber tocar un instrumento, que si no tenía “padrinos” que me impulsaran, que si no esto, que si no lo otro. Me harté de tantos inconvenientes. Autosuficiencia aparte, tenía lo principal: la voz y el talento, pero eso no lo veían, o no lo querían ver. Pedían infinidad de requisitos y ofrecían muy pocas oportunidades, para no decir que ninguna.

Entonces decidí, sin abandonar mi música, trabajar por cuenta propia, vendiendo artesanías para ganarme la vida y dedicar las noches de los sábados a compartir y disfrutar la música con todo el que quiera oírme y descargar conmigo. La voz se corrió y no puede imaginarse como se ha ido sumando público a mi peña, primero amigos y vecinos de la cuadra, y luego otras gentes del barrio que apenas conocía personalmente. Es una peña abierta, participativa. El viejo micrófono de karaoke está abierto para quien se sienta con ánimo de descargar, y si no se tiene el background lo puede hacer a capela. Yo muchas veces canto uno que otro son, acompañada simplemente por claves ejecutadas por mí.

PMU: ¿Solo interpretas el son, y por qué ese género?

Cary: Fundamentalmente porque es algo que me sale del alma, pero también tengo en mi repertorio música tradicional cubana. Y el por qué el son, pues le diré que él fue prácticamente mi canto de cuna. Tanto mi abuela como mi madre me dormían susurrándome viejos sones, sobre todo mi abuela, qué Dios la tenga en la Gloria, cantaba muy bien y adoraba a María Teresa Vera, me decía constantemente que yo sería otra María Teresa.

PMU: Me resisto a la idea de que abandones los sueños que un día acariciaste. Eres joven y aún podrías llegar a ser una sonera reconocida por todo el país, pues condiciones tienes para ello. ¿Por qué no seguir luchando para desbordar la cuadra y el barrio?

Cary: No, le repito que no me interesa. No volveré a ese mundo de experiencias devastadoras. Seguiré cantando aquí en mi casa, en círculos de abuelos y con mis amigos. Le repito que me es más reconfortante vivir para la música que vivir de ella. Continuaré haciéndolo gratuitamente y por verdadero placer. Y como leí en los boletines que me hizo llegar, si esto es ser underground, entonces lo soy plenamente.

Y así terminó la entrevista que nos dejó la impresión que por penosas circunstancias, el gran público ha perdido una magnifica sonera que posee las condiciones idóneas para hacer historia dentro del género.

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