La palabra clave es Unión… Hip Hop Unión
13 de julio de 2015
¿Qué nos falta? ¡Unión! ¿Por qué no hacemos más? Porque no tenemos ¡Unión! ¿Nos reconocemos, nos apoyamos? ¿Cómo nos crecemos? ¡Unión! Para recordar esto todos los viernes en el Café Saturno en Línea y 10, a partir de las 9:00 p.m., hay Hip Hop Unión. Una peña con spoken word, hip hop, reggae en vivo y DJ, plus proyecciones audiovisuales. También, hay espacio para gente que quiera compartir su trabajo en la tarima. El organizador de la peña es Amehel Incera, el amigo que siempre está pensando en cómo enriquecer la cultura del hip hop en La Habana, en Cuba. Artista y activista, permanente buscador de la integración, la unión, el encuentro, incluso en su acepción de confrontación.
Ahora les cuento cómo transcurrió la noche inaugural… Abrió el escenario un novato de rimas potentes y de ambiciones universalistas, me refiero a Orly Wan Kenobi, a quien bien le queda el nombre del guerrero de la luz, porque no renuncia ante la traición de un amigo o las circunstancias adversas, para quedar al lado del bien. Llenó todo el escenario, ganó la primera fila y la última, dialogó con el público como se hace con un hermano al que se entrega una sabiduría de tiempos difíciles y ganas de evasión.
Y entró en escena Misión Raíz (Amehel), con líricas a tiempo de spoken word. Este anfitrión agradeció a todos su presencia, instó a la Unión por la causa común, la cultura que da voz a los silenciados, a los que en ningún bando han sido contados, a los que de la historia han sido expulsados, y a todos los que con los segregados se han sensibilizado. Pidió ir de la catarsis a la concientización: detenerse, pensar y actuar. Hacer una cultura en constante vibración, en otras palabras, una cultura capaz de resonar. Para esto tensa la perspectiva, el mensaje, el discurso, porque la tensión hace el sonido, pero no desoye para no perder el camino.
Luego, una invitada especial, Sara, ahora estudiante de medicina en Cuba, con una vasta experiencia como activista, trabajadora social con jóvenes, amante del hip hop, amiga de las minorías políticas y organizadora de la quinta fuerza (la gente, público), espíritu enorme. En resumen: una luchadora, desde Canadá. Tras disculparse por no traer rimas en español, comenzó un rap de rápidos movimientos, donde aún los no angloparlantes podían percibir la rima y la pasión. Esto no terminó porque no alcanzaron los backgrounds, David D’OMNI se le unió para hacer V Box y acompañar la improvisación de la canadiense que parecía que cobraba vidas con cada rima lograda. La cultura achicando el mundo, barriendo fronteras geográficas y lingüísticas, culturales, convirtiendo en unión (integración) lo que el hombre separó artificialmente.
Y quedó en el escenario David D’OMNI llenando todo con su espiritualidad, su buena vibra, su lucidez de gente a quien no engañan las apariencias o la oscuridad de la superficialidad. Fueron estas sus palabras que abrieron su presentación: “Lo que los raperos cubanos saben desde el principio es que cuando van a hacer rap no van a tener dinero ni nada de eso, entonces lo siguen haciendo igual, y eso es tremenda partidera. Mis respetos al hip hop cubano por eso. Lo otro que quiero agradecer es a Rodolfo Rensoli, que está sentado por allá atrás, creador del primer festival de hip hop cubano”. Con su caudal psíquico mágico inagotable llenó la sala, con su voz, su baile, su música, su energía, su entrega, todo un culto, un homenaje a la paz, a la unión, al amor. Y claro, nos recordó que como sello de garantía teníamos en el público a Rensoli, el artífice del movimiento de hip hop en Cuba, el incansable, el portador de memoria, el buscador de esperanza.
Para cerrar, Juventud Rebelde con su estilo dinámico, si se quiere agresivo, con su DJ al mismo tiempo que MC, rotando los turnos frente a la máquina y al micrófono. Clase de versatilidad, de resolver la dificultad con el esfuerzo, de hacer de la expresividad una fuerza catárquica, arrolladora. Reflexión a punta de rima y provocación, eso: partidera.
Tampoco faltó el discurso audiovisual, poético, enfático, orientado a lo social, a la problemática social. Porque en Hip Hop Unión se estimulan todos sus sentidos, se sugiere, se propone algo nuevo e interesante, en vivo, que huele, que se mueve, que no engaña. Lléguese al Café Saturno, no pierda la oportunidad de apoyar lo diferente. Recuerde: la palabra clave es UNIÓN.
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13 de julio de 2015
¿Qué nos falta? ¡Unión! ¿Por qué no hacemos más? Porque no tenemos ¡Unión! ¿Nos reconocemos, nos apoyamos? ¿Cómo nos crecemos? ¡Unión! Para recordar esto todos los viernes en el Café Saturno en Línea y 10, a partir de las 9:00 p.m., hay Hip Hop Unión. Una peña con spoken word, hip hop, reggae en vivo y DJ, plus proyecciones audiovisuales. También, hay espacio para gente que quiera compartir su trabajo en la tarima. El organizador de la peña es Amehel Incera, el amigo que siempre está pensando en cómo enriquecer la cultura del hip hop en La Habana, en Cuba. Artista y activista, permanente buscador de la integración, la unión, el encuentro, incluso en su acepción de confrontación.
Ahora les cuento cómo transcurrió la noche inaugural… Abrió el escenario un novato de rimas potentes y de ambiciones universalistas, me refiero a Orly Wan Kenobi, a quien bien le queda el nombre del guerrero de la luz, porque no renuncia ante la traición de un amigo o las circunstancias adversas, para quedar al lado del bien. Llenó todo el escenario, ganó la primera fila y la última, dialogó con el público como se hace con un hermano al que se entrega una sabiduría de tiempos difíciles y ganas de evasión.
Y entró en escena Misión Raíz (Amehel), con líricas a tiempo de spoken word. Este anfitrión agradeció a todos su presencia, instó a la Unión por la causa común, la cultura que da voz a los silenciados, a los que en ningún bando han sido contados, a los que de la historia han sido expulsados, y a todos los que con los segregados se han sensibilizado. Pidió ir de la catarsis a la concientización: detenerse, pensar y actuar. Hacer una cultura en constante vibración, en otras palabras, una cultura capaz de resonar. Para esto tensa la perspectiva, el mensaje, el discurso, porque la tensión hace el sonido, pero no desoye para no perder el camino.
Luego, una invitada especial, Sara, ahora estudiante de medicina en Cuba, con una vasta experiencia como activista, trabajadora social con jóvenes, amante del hip hop, amiga de las minorías políticas y organizadora de la quinta fuerza (la gente, público), espíritu enorme. En resumen: una luchadora, desde Canadá. Tras disculparse por no traer rimas en español, comenzó un rap de rápidos movimientos, donde aún los no angloparlantes podían percibir la rima y la pasión. Esto no terminó porque no alcanzaron los backgrounds, David D’OMNI se le unió para hacer V Box y acompañar la improvisación de la canadiense que parecía que cobraba vidas con cada rima lograda. La cultura achicando el mundo, barriendo fronteras geográficas y lingüísticas, culturales, convirtiendo en unión (integración) lo que el hombre separó artificialmente.
Y quedó en el escenario David D’OMNI llenando todo con su espiritualidad, su buena vibra, su lucidez de gente a quien no engañan las apariencias o la oscuridad de la superficialidad. Fueron estas sus palabras que abrieron su presentación: “Lo que los raperos cubanos saben desde el principio es que cuando van a hacer rap no van a tener dinero ni nada de eso, entonces lo siguen haciendo igual, y eso es tremenda partidera. Mis respetos al hip hop cubano por eso. Lo otro que quiero agradecer es a Rodolfo Rensoli, que está sentado por allá atrás, creador del primer festival de hip hop cubano”. Con su caudal psíquico mágico inagotable llenó la sala, con su voz, su baile, su música, su energía, su entrega, todo un culto, un homenaje a la paz, a la unión, al amor. Y claro, nos recordó que como sello de garantía teníamos en el público a Rensoli, el artífice del movimiento de hip hop en Cuba, el incansable, el portador de memoria, el buscador de esperanza.
Para cerrar, Juventud Rebelde con su estilo dinámico, si se quiere agresivo, con su DJ al mismo tiempo que MC, rotando los turnos frente a la máquina y al micrófono. Clase de versatilidad, de resolver la dificultad con el esfuerzo, de hacer de la expresividad una fuerza catárquica, arrolladora. Reflexión a punta de rima y provocación, eso: partidera.
Tampoco faltó el discurso audiovisual, poético, enfático, orientado a lo social, a la problemática social. Porque en Hip Hop Unión se estimulan todos sus sentidos, se sugiere, se propone algo nuevo e interesante, en vivo, que huele, que se mueve, que no engaña. Lléguese al Café Saturno, no pierda la oportunidad de apoyar lo diferente. Recuerde: la palabra clave es UNIÓN.
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