Tendencias en la elaboración de las bases musicales del hip hop underground cubano: backgrounds



Desde hace siglos, la comunicación musical ha sido definida en términos generales como “los efectos que produce la música en uno o en varios de los cinco sentidos de un receptor individual o de un grupo de receptores”. Tales efectos pueden producirse a través de los materiales sonoros y las estructuras en las cuales se interpretan, de los textos verbales integrados a la música.

En Cuba, como en muchas culturas del mundo, la práctica musical explota las fuentes de sonido. Además de la voz, que no sólo se utiliza para cantar, sino también para imitar tambores u otros sonidos, se emplean los sonidos de percusión creados en equipos especializados, así como por el batir de palmas y por las diversas gesticulaciones. Estas y otras prácticas musicales se deben a la enorme importancia que tiene la percusión en la cultura musical underground de nuestra sociedad. Prácticamente cualquier sonido que pueda ser estructurado en un ritmo organizado, se suele emplear durante el trabajo o en los momentos libres con fines musicales, cuando se siente una necesidad de interacción, de organizar un esfuerzo, de distraer la atención o de relajar la tensión.

El sonido de la percusión es uno de los más utilizados en el género hip hop. Este y otros sonidos como batería, bajo, guitarra eléctrica, piano y guitarra acústica, son conseguidos por backgrounds, técnica imprescindible en la historia y desarrollo del hip hop cubano. Recurren a esta técnica agrupaciones que por limitaciones económicas no pueden crear sus propios soportes musicales. La generalidad de los raperos tiende apoyarse en los backgrounds, medular dentro de la creación del género, para la musicalización de los temas. Los motivos son ya conocidos. Por un lado, la posibilidad remota de adquirir instrumentos musicales a un coste racional, aun de segunda mano. Y por otro, las dificultades de grabación en productoras musicales estatales radicadas en la isla.

Es consecuencia de la necesidad de los raperos de encontrar un lenguaje propio que respalde musicalmente sus propuestas textuales y estéticas en primera instancia, así como las demandas de la crítica que cuestionaban la imitación a un rap norteamericano e incitaron a la búsqueda de una manera de decir más auténtica. Un mayor acceso a los recursos tecnológicos permite diversificar las opciones en la creación de backgrounds y aparece la figura de un productor musical, generalmente rapero, que se adiestra intuitivamente en esta función, lo que propicia ideas y propuestas novedosas junto a estilos personalizados.

Asimismo, entran a escena los DJ como otro elemento decisivo en la elevación del rap. Desde esta perspectiva, la identidad se busca a partir de diversas formas de manipulación de los recursos sonoros, con un predominio de la intertextualidad a partir de la aproximación o incorporación de citas de temas musicales reconocidos. Aunque es posible encontrar el predominio de algún recurso creativo, es común encontrar la fusión de varios de ellos en un mismo tema o como elemento estilístico en el repertorio de una misma agrupación.

Los backgrounds dentro del rap, dieron voz a las tensiones y contradicciones de un paisaje urbano y rural durante un periodo de transformación sustancial, y se mostró como una forma cultural alternativa que combinó la realidad, desde la creatividad del cubano con los bienes electrónicos disponibles. Totalmente alejado de los principios del consumismo competitivo se ha perfilado a su propio paso, tomando diferentes formas de impacto significativo en la manera en que los individuos lo hacen o viven desde las versátiles perspectivas actorales.

En este nuevo siglo, la presencia del rap se muestra sólida, pues apoyándose en los backgrounds como herramienta clave para la creación del hip hop, se ha encargado de provocar pensamientos y proponer acciones y cambios desde la exposición de irritantes temas de la cotidianidad cubana y de los problemas más críticos que amenazan a la sociedad.

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