Llegando y matando



Desde hace un tiempo le tenía prometida una entrevista para PMU, pero la falta de coordinación había dado al traste para que no se puntualizara. Hoy es el día, son las 7 p.m. y como siempre, el Pocho llega al gimnasio después de estar toda la tarde ensayando con sus muchachos. Es el director del grupo Llegando y Matando, el cual se compone por tres chicos raperos que dicen lo que sienten sin pelos en la lengua. Su objetivo es llegar a los jóvenes con un lenguaje básico y directo. “No nos gustan los rodeos, ni las vueltas, decimos lo que pensamos y no nos interesan las consecuencias, ya que no buscamos enriquecernos con lo que hacemos, solo nos interesa el reconocimiento y que la gente diga que vale la pena escucharnos”.

Varios son los inconvenientes que ha tenido el Pocho debido a su proyección directa a través de su carrera. “La verdad, eso no has cerrado muchas puertas. En la mayoría de los lugares que nos conocen no nos dejan presentarnos, y lo que más me duele es que muchas veces los administradores o dueños de los locales piensan igual que nosotros. Incluso, hay un bar que lo lleva un socio mío de la infancia, pero hay que entenderlos cuando nos dicen que no se quieren meter en esa candela”.

Según dice, sus letras a pesar de ser directas y punzantes no llegan a alguna falta de respeto jamás. “Eso es lo primero que les dije a los muchachos cuando empezamos a trabajar, si queremos respeto, tenemos que ganárnoslo. No podemos ir insultando a los gobernantes ni al sistema como si fueran ratas, solo son personas que por circunstancias de la vida piensan de una manera diferente a la nuestra. Nuestras letras están basadas precisamente en hacer ver que tenemos otro punto de vista diferente, en hacerles entender que se equivocan en algunas decisiones, en que hay personas pasando dificultades, en que hay niños que saben leer y escribir, pero que no tienen nada para desayunar, en que hay ancianos que la pensión no les alcanza ni para la primera semana del mes, en que hay jovencitas prostituyéndose a tempranas edades por falta de asistencia social… Solo por nombrar algunos de los puntos que tocamos”.

El grupo se compone por otros dos raperos, Carlos Enrique y el July, que unidos al Pocho logran amenizar las tardes de los sábados en diferentes peñas habaneras. “Tenemos como meta en estos momentos tocar todos los sábados donde sea. A veces hay peñas por aquí, a veces hay peñas por allá, o simplemente no hay peñas y vamos con un grupo de 20 o 30 personas pa’ Malecón, siempre para la parte de La Puntilla que es donde más espacio hay. Pero bueno, en esencia lo más importante, según creo, es no perder la dinámica, ni las ganas de hacer canciones. Que por cierto, no puedo dejar de mencionar al Pachy que desinteresadamente nos hace la mayoría de los temas que tocamos”.

El Pocho dice sentirse muy realizado con su música y sus muchachos. Su ejemplo como músico es envidiable, ya que a pesar de sus pocos recursos, se le ve con un optimismo increíble hacia lo que hace. Quizás esa falta de recursos sea la causa que sus composiciones y sus ritmos tengan algunas pequeñas deficiencias, musicalmente hablando. Pero su mensaje está ahí, su voluntad lo ayuda y su manera optimista de ver la vida logrará en un futuro no muy lejano, salir adelante y ser completamente aceptado.

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