El Ciudadano en Guantánamo (I Parte)
24 de agosto de 2015
A El Ciudadano lo conoce casi todo el mundo en Guantánamo, esa ciudad del sureste del Caimán que puede sorprender a muchos por lo bonita que se ha puesto y los aires de metrópoli que quiere vestir, sobre todo en las calles más comerciales. Pero en los linderos es dónde vive David Rodríguez Nápoles, uno de los exponentes más atractivos que tiene el hip hop underground en el oriente cubano. Su casa está en una parte del Guaso que por su nombre lo dice todo: España Chiquita, reminiscencia de un pasado colonial que se quedó en sus calles de tierra, algunas casas altas para evitar la inundación y un arroyuelo sin puente. Por cierto, le dedicó un tema que nos encantaría presentar.
Encontrar a El Ciudadano es fácil. Se llega a cualquiera de sus fronteras y se pregunta: “¿Dónde vive el rapero David?” Y enseguida la gente te responde y te señala: “Ah, ese es el músico, el hijo de Silvia, allí en la calle Agramonte, ahora mira para allá, atraviesa las líneas, coge por el trillo y doblas antes de llegar al arroyo….” Y después, cualquier tema de hip hop te hace dar directamente con la casa.
David Rodríguez Nápoles, A.K.A El Ciudadano, al parecer siempre está rodeado de música y de amigos, y esta vez recibió a PMU encantado y muy alegre porque hace poco, un video de él rapeando en una barbería que subió un amigo en Facebook, va por 45 millones de Like. “Yo no tengo tiempo de sentarme en Internet, va muy lento, hay gente que sabe más de mí que yo mismo. La fama mía es más por la improvisación que por las canciones que hago”.
Desde el 2003 está dando bateo en toda Cuba, cuando en aquel momento todos en el barrio querían rapear y el hip hop era una cultura callejera casi de moda. Llegó a tener 14 discos, pero un día su disco duro no quiso seguir funcionando y perdió casi la producción completa. Ahora sus amigos le ayudan a recuperarla, viene con algo y lo agrega a la colección.
En realidad, sin El Ciudadano no se puede contar la historia underground de la música guantanamera, es un conversador nato y ha vivido muchas cosas que lamentablemente todavía se desconocen, desde las censuras a los recibimientos, desde las peñas con pocos asistentes a los conciertos con multitudes, desde la lenta conexión a Internet para subir sus propios temas hasta la imposibilidad de saber qué está pasando con lo que lleva su firma allá afuera.
Los discos que pudo recuperar dicen mucho, y sus títulos son todo un poema descriptivo de la vida: Borracho y loco, El poder de la palabras, Sin tanta muela, Concepto de barrio, El ultimo moikano, Reducción de plantilla... Por cierto, escuchar cada track es también una aventura porque te lleva a un mundo subterráneo donde sólo el rap ha podido subsistir sin tantas cortapisas y palabras bonitas que dicen nada.
El Ciudadano es un tipo audaz, con algo más que pantalones, se nota en su lápiz y en las opiniones que libremente expresa mientras se recuesta en un sofá y se anima a contar casi todo, o a responder las preguntas, hasta las más atrevidas y personales que uno le hace. En uno de los pocos videos promocionales rescatados, “La selva del pavimento”, aclara: “Si la frustración fuera talento, ustedes serían los mejores del mundo”.
El tema “Cuando yo sea famoso” se lo dedica a todos los grandes soñadores, ya sean de Cuba o del mundo. No ha cambiado desde que decidió improvisar o escribir con ganas, y de verdad que cuando uno conoce al hombre con cuerpo de muchacho que está detrás de todo ese rap, hay que suspirar agradecido. Un rifle tatuado marca su cuello, mientras otras imágenes en el cuerpo se dejan ver, todo forma parte de su osadía. Y así, un poco irreverente en el rapeo, pero al mismo tiempo servicial y cuidadoso, se presenta David Rodríguez Nápoles.
En la entrevista habló del proyecto Campamento Subterráneo y otros raperos guantanameros con admiración. Con mucha confianza nos contó de sus planes futuros, y de verdad que entusiasmados, compartimos toda nuestra fe para que se cumplieran. De todas maneras, El Ciudadano regresará a PMU porque tiene mucho que contarnos.
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24 de agosto de 2015
A El Ciudadano lo conoce casi todo el mundo en Guantánamo, esa ciudad del sureste del Caimán que puede sorprender a muchos por lo bonita que se ha puesto y los aires de metrópoli que quiere vestir, sobre todo en las calles más comerciales. Pero en los linderos es dónde vive David Rodríguez Nápoles, uno de los exponentes más atractivos que tiene el hip hop underground en el oriente cubano. Su casa está en una parte del Guaso que por su nombre lo dice todo: España Chiquita, reminiscencia de un pasado colonial que se quedó en sus calles de tierra, algunas casas altas para evitar la inundación y un arroyuelo sin puente. Por cierto, le dedicó un tema que nos encantaría presentar.
Encontrar a El Ciudadano es fácil. Se llega a cualquiera de sus fronteras y se pregunta: “¿Dónde vive el rapero David?” Y enseguida la gente te responde y te señala: “Ah, ese es el músico, el hijo de Silvia, allí en la calle Agramonte, ahora mira para allá, atraviesa las líneas, coge por el trillo y doblas antes de llegar al arroyo….” Y después, cualquier tema de hip hop te hace dar directamente con la casa.
David Rodríguez Nápoles, A.K.A El Ciudadano, al parecer siempre está rodeado de música y de amigos, y esta vez recibió a PMU encantado y muy alegre porque hace poco, un video de él rapeando en una barbería que subió un amigo en Facebook, va por 45 millones de Like. “Yo no tengo tiempo de sentarme en Internet, va muy lento, hay gente que sabe más de mí que yo mismo. La fama mía es más por la improvisación que por las canciones que hago”.
Desde el 2003 está dando bateo en toda Cuba, cuando en aquel momento todos en el barrio querían rapear y el hip hop era una cultura callejera casi de moda. Llegó a tener 14 discos, pero un día su disco duro no quiso seguir funcionando y perdió casi la producción completa. Ahora sus amigos le ayudan a recuperarla, viene con algo y lo agrega a la colección.
En realidad, sin El Ciudadano no se puede contar la historia underground de la música guantanamera, es un conversador nato y ha vivido muchas cosas que lamentablemente todavía se desconocen, desde las censuras a los recibimientos, desde las peñas con pocos asistentes a los conciertos con multitudes, desde la lenta conexión a Internet para subir sus propios temas hasta la imposibilidad de saber qué está pasando con lo que lleva su firma allá afuera.
Los discos que pudo recuperar dicen mucho, y sus títulos son todo un poema descriptivo de la vida: Borracho y loco, El poder de la palabras, Sin tanta muela, Concepto de barrio, El ultimo moikano, Reducción de plantilla... Por cierto, escuchar cada track es también una aventura porque te lleva a un mundo subterráneo donde sólo el rap ha podido subsistir sin tantas cortapisas y palabras bonitas que dicen nada.
El Ciudadano es un tipo audaz, con algo más que pantalones, se nota en su lápiz y en las opiniones que libremente expresa mientras se recuesta en un sofá y se anima a contar casi todo, o a responder las preguntas, hasta las más atrevidas y personales que uno le hace. En uno de los pocos videos promocionales rescatados, “La selva del pavimento”, aclara: “Si la frustración fuera talento, ustedes serían los mejores del mundo”.
El tema “Cuando yo sea famoso” se lo dedica a todos los grandes soñadores, ya sean de Cuba o del mundo. No ha cambiado desde que decidió improvisar o escribir con ganas, y de verdad que cuando uno conoce al hombre con cuerpo de muchacho que está detrás de todo ese rap, hay que suspirar agradecido. Un rifle tatuado marca su cuello, mientras otras imágenes en el cuerpo se dejan ver, todo forma parte de su osadía. Y así, un poco irreverente en el rapeo, pero al mismo tiempo servicial y cuidadoso, se presenta David Rodríguez Nápoles.
En la entrevista habló del proyecto Campamento Subterráneo y otros raperos guantanameros con admiración. Con mucha confianza nos contó de sus planes futuros, y de verdad que entusiasmados, compartimos toda nuestra fe para que se cumplieran. De todas maneras, El Ciudadano regresará a PMU porque tiene mucho que contarnos.
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