Dragoní, razones infinitas



Con toda la sonoridad que lo habita, junto a los cómplices que hacen de su banda un instrumento ideal para recrear una época llena de conflictos sociales, crucial para una generación que puja por encontrar el sitio en su momento sin carecer del carácter necesario para mantenerse cuando los espacios institucionales no han sido diseñados para todo tipo de música, Carlos Dragoní mantiene firme la convicción, contra viento y marea, porque su música es lo más importante.

Como músico, trovador en solitario, Carlos se abre camino. Es mucho más sencillo encontrar espacio para el trovador y su guitarra que para una banda completa, sin embargo, el artista antepone las necesidades creativas ante las económicas. “Realmente, la guitarra y yo nos quedábamos pequeños ante mis necesidades creativas. Alguien me dijo una vez que la guitarra en sí era una orquesta, capaz de reproducir un sinfín de notas. Si bien es cierto, llega el momento en que esto no es suficiente. A mí me pasó, encontré la necesidad, y sin dejar de tener mi obra como trovador con su guitarra, busqué el espacio para conformar una pequeña banda, con la que encuentro aquellas sonoridades imposibles de lograr con un solo instrumento. Para sentirme realizado como creador necesitaba experimentar más allá de lo logrado hasta el momento, encontrar nuevos timbres, sonoridades, una polifonía que me caracterizara era la meta, una letra profunda, cargada de metáforas contestatarias vendrían acompañadas de un trabajo musical serio con arreglos más complejos para varios instrumentos, simplemente, seis cuerdas no me bastaban”.

Carlos, director fundador de Reverso, una de las bandas jóvenes más importantes de Las Tunas, encontró diferencias musicales importantes que lo llevaron tiempo después a separarse y crear un nuevo proyecto, el cual mantiene hoy según su liderazgo creador. “Reverso fue una etapa muy importante en mi vida, fue un momento en el que un grupo de jóvenes con mucho talento decidimos unirnos y crear una banda. Sin formación profesional y con muy poca experiencia, emprendimos lo que llegó a ser la única banda de su tipo en Las Tunas. luego de un tiempo sentí la necesidad de abandonar ese proyecto que ya estaba hecho, pero distaba mucho de mis creencias y necesidades artísticas, y fue entonces que surgió con un formato diferente al de Reverso, sumando la sonoridad de metales y por supuesto la experiencia musical adquirida, Carlos Dragoní y su banda”.

Junto a Jesús Jomarrón, un joven valor de la música en Las Tunas, la música de la agrupación adquirió un carácter menos autodidacta, y de alguna manera la musicalidad tomó un rumbo mucho más serio dentro del panorama cultural en la ciudad. Carlos estaba conformando su sueño. “Entre Jesús y yo fuimos creando la alineación a nuestro gusto. tan grande como pudimos y nos dieron las posibilidades, fuimos llamando a los músicos que habían participado conmigo unos meses antes en un concierto único que había organizado precisamente para probarme con un formato mas grande, esa fue mi cantera inicial. Lo curioso fue que el concierto gustó tanto que decidí aventurarme con aquellos que me acompañaron esa noche”.

El proceso creativo de este joven artista tunero va de la mano de su guitarra, los escenarios se convierten en tribunas, lugares donde expone sus ideas y puntos de vista sobre diversos temas hechos canciones. Con sus fieles acompañantes desanda los escabrosos caminos que le impone su tiempo, enuncia con su garganta todo aquello que le causa preocupación.

Muchos sostienen que la trova no constituye un género, que es más bien un momento dentro de la canción, muy lejos de la verdad aquellos que piensan así. Se dice que mientras se es joven, las ganas de hacer son mayores, las posibilidades parecen posibles por lejanas que en la práctica puedan estar, y para Carlos Dragoní ese pensamiento es una máxima de vida.

Como un verdadero equipo, donde todas las ideas son válidas trabajan estos chicos bajo la batuta de su joven líder, el oficio que el tiempo regala es la bendición que encuentran para seguir adelante, el motivo real en la búsqueda de la realización personal y profesional.

Varios demos son la carta de presentación de la banda, una peña habitual en el espacio “Siempre que hay trova escampa”, es sin dudas uno de los máximos logros de estos muchachos que toman muy en serio su música. Para los que conocen su obra son sin dudas un paradigma a seguir, nombres que se suman al pequeño grupo de artistas undergrounds tuneros que hacen de la música un modo de vida más que una profesión, la realidad circundante, el medio donde nutren su estética creadora, el lugar donde se proyectan de manera personal para recrear musicalmente su mundo.

La idea es seguir trabajando, mejorando y creciendo, lograr el reconocimiento social necesario para trascender. El objetivo está fijado, las razones son infinitas.

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El Moro - MC
24 de agosto, 2015 5:26 pm (GMT-5:00)
Esto es de lo mejor de la música Tunera