Ante la censura a K’Bolá: nuestra protesta a gritos
31 de agosto de 2015
Hace solo unas dos ediciones, nuestro proyecto PMU publicó un artículo elaborado por quien suscribe, acerca de las alentadoras posibilidades que para desarrollarse como proyecto tenía el colectivo de K’Bolá. Los muchachos y muchachas que lo integran hasta hace poco habían logrado, mediando numerosos obstáculos, conservar un pequeño espacio en el que raperos, rastafaris, rockeros y trovadores, pudieran disfrutar del arte y defender la pluralidad.
En el mes de julio tuvo lugar la última peña y en esa ocasión los raperos santaclareños Rafa y Abdel, participaron en ella. Para ese entonces, cuando entrevistamos a sus organizadores, sus insatisfacciones corrían solo por el camino de la frecuencia mensual. K’Bolá quería poder realizar su peña al menos dos veces al mes porque ya se veían los efectos positivos de su funcionamiento y existían peticiones por parte del público para que se hiciera con mayor frecuencia. Mucho se había logrado ya, sin embargo, la peña fue censurada y el espacio en que se realizaba les fue vedado.
¿Por qué fue censurada? Pues aquí pudieron estar en juego muchos factores, pero indiscutiblemente uno de ellos es el contenido de las canciones que allí se entregaban. La verdad hiere cuando son ciegos y sordos los que pueden cambiarla. Indiscutiblemente, todavía hay un buen trecho por recorrer en materia de diversidad social y de aceptación de la misma. Nuestros artistas underground y sobre todo, los que se presentaban en dicho espacio, se encargaron de mostrar la verdad, la diversidad y la coexistencia, pero algunos no están preparados para tanta sinceridad.
La peña de K’Bolá se hacía en plena calle. El público asistente se sentaba en la acera. Sus artistas plásticos ni siquiera hacían grafitis, sino que fijaban las cartulinas con cinta adhesiva al asfalto y allí completaban sus obras. Cuando se precisó la opinión por escrito de los asistentes a las peñas, también se hizo en cartones reutilizables, nunca en las paredes de los edificios circundantes. Entonces pregunto, ¿por qué vetar un espacio que es público?
Algunas fuentes me han comunicado la implicación en el asunto del funcionario provincial conservador de la ciudad. Resulta que al centro histórico de Cienfuegos, declarado hace unos años Patrimonio Cultural de la Humanidad, es necesario protegerlo y lamentablemente, el césped y las columnas de las construcciones alrededor del Parque Martí se estaban viendo afectadas por la aglomeración de personas. ¿Alguien puede creer que una peña que tiene lugar una vez al mes y en las condiciones en que les describo pueda ser la causa de tales afectaciones? Yo no.
La instalación de antenas en el edificio de gobierno ubicado en dicho parque, para el acceso al WIFI, decisión además, que debió valorarse por las autoridades de la provincia, tiene toda la responsabilidad aquí. Pero como sucede a menudo, la soga revienta por el lado más débil. Y la verdad es que hay un público afectado y los organizadores de K’Bolá están sinceramente indignados con esta decisión arbitraria. Sobre quienes estuvieron implicados y el procedimiento seguido para el cierre del espacio, los miembros de K’Bolá expresaron a PMU: “la nueva administradora de la Casa de Cultura cerró la peña por orden de la directora de Cultura Municipal en Cienfuegos, Josefa María Soto Casales. Les indicaron a los cuidadores que no nos dejaran conectar el audio, que era lo único que hacíamos en la Casa de Cultura. Pero lo peor es que esa señora, Josefa, ni siquiera nos lo comunicó personalmente, sino que dio la orden por teléfono y nosotros nos enteramos por terceros e incluso, fijó una reunión a la que nunca asistió ni dio razones. También supimos por amigos cercanos que ella considera ‘el rap como música contrarrevolucionaria’ y la administradora sencillamente acató sus órdenes sin preguntar. Parece que estamos de vuelta al Quinquenio Gris cuando la parametrización campeaba por nuestros predios”.
¿Por qué denunciarlo en la página de PMU? Para suerte de todos los cubanos y en especial para los artistas underground, PMU es hoy el eco de sus inquietudes y problemas. En este caso nos sentimos sumamente preocupados por el futuro de K’Bolá. Más cuando el proyecto entraba en una fase prometedora y se habían estrechado fuertemente los lazos con músicos habaneros y villaclareños. El público cienfueguero asistía más regularmente a las peñas y eran cada vez mejor recibidos los materiales que Carlitos Infante proyectaba en la pantalla, los terceros miércoles de cada mes, que tenía lugar la peña. Todos sabemos el sacrificio que hay detrás de una iniciativa como esta, por eso también nos indigna. Sobre otros implicados en la denuncia, los muchachos de K’Bolá ampliaron: “Otros amigos personales que saben lo que habíamos logrado con el proyecto, están ahora sacando la noticia, y no solo la noticia, sino nuestra protesta a la Web. Queremos que se difunda y se hagan foros de discusión en que la gente opine y participe porque es indiscutible que la situación de aislamiento que en otros tiempos teníamos ya se acabó”.
Ahora mismo, los autores de esta decisión tienen quizá el poder de cerrar cualquier proyecto, pero no de mantener a la gente callada. Acerca de la posible continuidad de K’Bolá, y su reubicación en otro espacio, sus miembros nos comentaron: “No hemos pensado en otro espacio. Estamos concentrados en ganar la pelea porque el espacio es fundamental en el sentido de la logística. Aquí la gente no tiene muchos recursos y si mueves la peña de lugar, le es difícil al público acceder porque el transporte es carísimo y en ocasiones no existe. ¿Imagínate un género que no es privilegiado ni por la radio o la televisión, y que ubiquen la peña en un sitio alejado? Pues parece ser esa la estrategia, sacarlo totalmente de circulación y es contra lo que nosotros vamos a luchar porque la decisión no es justa ni ética”.
Más que una noticia, el episodio que hoy vive el colectivo de K’Bolá y la reacción de sus miembros, representa la voz libre y colectiva de todos aquellos que enfrentan las decisiones en tanto estas aplastan toda norma social. Esa es una vía franca de pensar y hacer con la música, y a la gente sincera nos gusta.
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31 de agosto de 2015
Hace solo unas dos ediciones, nuestro proyecto PMU publicó un artículo elaborado por quien suscribe, acerca de las alentadoras posibilidades que para desarrollarse como proyecto tenía el colectivo de K’Bolá. Los muchachos y muchachas que lo integran hasta hace poco habían logrado, mediando numerosos obstáculos, conservar un pequeño espacio en el que raperos, rastafaris, rockeros y trovadores, pudieran disfrutar del arte y defender la pluralidad.
En el mes de julio tuvo lugar la última peña y en esa ocasión los raperos santaclareños Rafa y Abdel, participaron en ella. Para ese entonces, cuando entrevistamos a sus organizadores, sus insatisfacciones corrían solo por el camino de la frecuencia mensual. K’Bolá quería poder realizar su peña al menos dos veces al mes porque ya se veían los efectos positivos de su funcionamiento y existían peticiones por parte del público para que se hiciera con mayor frecuencia. Mucho se había logrado ya, sin embargo, la peña fue censurada y el espacio en que se realizaba les fue vedado.
¿Por qué fue censurada? Pues aquí pudieron estar en juego muchos factores, pero indiscutiblemente uno de ellos es el contenido de las canciones que allí se entregaban. La verdad hiere cuando son ciegos y sordos los que pueden cambiarla. Indiscutiblemente, todavía hay un buen trecho por recorrer en materia de diversidad social y de aceptación de la misma. Nuestros artistas underground y sobre todo, los que se presentaban en dicho espacio, se encargaron de mostrar la verdad, la diversidad y la coexistencia, pero algunos no están preparados para tanta sinceridad.
La peña de K’Bolá se hacía en plena calle. El público asistente se sentaba en la acera. Sus artistas plásticos ni siquiera hacían grafitis, sino que fijaban las cartulinas con cinta adhesiva al asfalto y allí completaban sus obras. Cuando se precisó la opinión por escrito de los asistentes a las peñas, también se hizo en cartones reutilizables, nunca en las paredes de los edificios circundantes. Entonces pregunto, ¿por qué vetar un espacio que es público?
Algunas fuentes me han comunicado la implicación en el asunto del funcionario provincial conservador de la ciudad. Resulta que al centro histórico de Cienfuegos, declarado hace unos años Patrimonio Cultural de la Humanidad, es necesario protegerlo y lamentablemente, el césped y las columnas de las construcciones alrededor del Parque Martí se estaban viendo afectadas por la aglomeración de personas. ¿Alguien puede creer que una peña que tiene lugar una vez al mes y en las condiciones en que les describo pueda ser la causa de tales afectaciones? Yo no.
La instalación de antenas en el edificio de gobierno ubicado en dicho parque, para el acceso al WIFI, decisión además, que debió valorarse por las autoridades de la provincia, tiene toda la responsabilidad aquí. Pero como sucede a menudo, la soga revienta por el lado más débil. Y la verdad es que hay un público afectado y los organizadores de K’Bolá están sinceramente indignados con esta decisión arbitraria. Sobre quienes estuvieron implicados y el procedimiento seguido para el cierre del espacio, los miembros de K’Bolá expresaron a PMU: “la nueva administradora de la Casa de Cultura cerró la peña por orden de la directora de Cultura Municipal en Cienfuegos, Josefa María Soto Casales. Les indicaron a los cuidadores que no nos dejaran conectar el audio, que era lo único que hacíamos en la Casa de Cultura. Pero lo peor es que esa señora, Josefa, ni siquiera nos lo comunicó personalmente, sino que dio la orden por teléfono y nosotros nos enteramos por terceros e incluso, fijó una reunión a la que nunca asistió ni dio razones. También supimos por amigos cercanos que ella considera ‘el rap como música contrarrevolucionaria’ y la administradora sencillamente acató sus órdenes sin preguntar. Parece que estamos de vuelta al Quinquenio Gris cuando la parametrización campeaba por nuestros predios”.
¿Por qué denunciarlo en la página de PMU? Para suerte de todos los cubanos y en especial para los artistas underground, PMU es hoy el eco de sus inquietudes y problemas. En este caso nos sentimos sumamente preocupados por el futuro de K’Bolá. Más cuando el proyecto entraba en una fase prometedora y se habían estrechado fuertemente los lazos con músicos habaneros y villaclareños. El público cienfueguero asistía más regularmente a las peñas y eran cada vez mejor recibidos los materiales que Carlitos Infante proyectaba en la pantalla, los terceros miércoles de cada mes, que tenía lugar la peña. Todos sabemos el sacrificio que hay detrás de una iniciativa como esta, por eso también nos indigna. Sobre otros implicados en la denuncia, los muchachos de K’Bolá ampliaron: “Otros amigos personales que saben lo que habíamos logrado con el proyecto, están ahora sacando la noticia, y no solo la noticia, sino nuestra protesta a la Web. Queremos que se difunda y se hagan foros de discusión en que la gente opine y participe porque es indiscutible que la situación de aislamiento que en otros tiempos teníamos ya se acabó”.
Ahora mismo, los autores de esta decisión tienen quizá el poder de cerrar cualquier proyecto, pero no de mantener a la gente callada. Acerca de la posible continuidad de K’Bolá, y su reubicación en otro espacio, sus miembros nos comentaron: “No hemos pensado en otro espacio. Estamos concentrados en ganar la pelea porque el espacio es fundamental en el sentido de la logística. Aquí la gente no tiene muchos recursos y si mueves la peña de lugar, le es difícil al público acceder porque el transporte es carísimo y en ocasiones no existe. ¿Imagínate un género que no es privilegiado ni por la radio o la televisión, y que ubiquen la peña en un sitio alejado? Pues parece ser esa la estrategia, sacarlo totalmente de circulación y es contra lo que nosotros vamos a luchar porque la decisión no es justa ni ética”.
Más que una noticia, el episodio que hoy vive el colectivo de K’Bolá y la reacción de sus miembros, representa la voz libre y colectiva de todos aquellos que enfrentan las decisiones en tanto estas aplastan toda norma social. Esa es una vía franca de pensar y hacer con la música, y a la gente sincera nos gusta.
Comentarios Dejar un comentario
- Joe
- 10 de septiembre, 2015 3:12 pm (GMT-5:00)
- Es increible pensar q todavia existan personas tan retrògradas en importantes puestos de direcciòn. En este caso la directora de cultura parece ser la menos culta del planeta.
- 10 de septiembre, 2015 3:12 pm (GMT-5:00)