Para “focosocializar” a las mujeres… Festival Pinar Hip Hop próximamente. (Parte I)



Del 4 al 6 de septiembre se celebrará en Pinar del Río, la edición número XIII del Festival Pinar Hip Hop dedicado a las mujeres raperas, la mujer dentro de la cultura hip hop y las mujeres en general. Los conciertos y presentaciones en vivo se realizarán viernes y sábado de 9:00 a 12:00 p.m. en el Mercado del Calero (Reparto Hermanos Cruz) y el domingo en La Conchita (km 91 de la Carretera Central), a partir de las 6:00 p.m. Muchas sorpresas esperan al público asistente con la presencia de los artistas invitados: La Fina, Menin@, Esther Rosabal, Java A3vida, Luz de Cuba, La Nena, La Reina y La Real, Lurdes Suárez, Sigrid, Ayamey Naranjo y África, Cuentas Claras, y los DJs Lino y El Prófugo. Y del patio: Los Compinches, Ronie y Chicho, Los Guajiros, Calle Oculta, Aliesky Rojas, Causa Justa, MC León, la Guerrilla, Dos veces Yo (Maikel Oro), Noel El Menor y Sin Nombre (Dayli LSP y Alfre2 SR).

¿Qué sabemos sobre la participación de la mujer en la cultura hip hop? Después de más de tres décadas en que el hip hop se ha internacionalizado y desarrollado, existe un pequeño número (comparado con el de los hombres) de mujeres participantes (activamente, protagonizando) en el movimiento de hip hop. Más allá de los datos cuantitativos, los cualitativos pudieran ser más halagadores, pero la realidad es que tampoco en este aspecto ganan las féminas. Cuba no es ajena a este fenómeno y aunque es imposible describir la huella femenina como invalidada, se mantiene la hegemonía machista.

Aun así, si de describir la fuerza femenina en el hip hop cubano se trata, se puede decir que ya sea como la contraparte de un hombre en una agrupación o como proyectos independientes, las mujeres cubanas se han hecho notar, sobre todo defendiendo el rapping y el DJing. Podríamos citar (todavía activas o transfiguradas) a las memorables pioneras Magia, Lucy, Yudicet, Omega, Mariana, Unión Perfecta, Yula, Instinto, Arcana, Lourdes, Danay Suárez, Dayesi, La Fresk, Las Krudas, Madyori, Telmary, Las Positivas, Isnaysi, La Nena y DJ Nana. Afortunadamente, esta alineación se ha ido renovando, pero ¿sigue creciendo? Es por eso que el apoyo de festivales (y eventos de promoción en general) es bien agradecido, siempre que se mantenga una definida intención discursiva en contra de todos los tipos de discriminación y violencia.

La divisa sigue siendo la misma: no reproducir el machismo (que ha conquistado incluso el espacio inconsciente y de ahí se ha hecho camino hacia labios de mujer), empoderarse, compartir más espacios, no silenciarse y resistir discursiva y visualmente la impronta sexista, racial, hegemónica (o poco inclusiva) en todo sentido. Ellas también sufren las crisis económicas y espirituales, los desgarramientos y aportan sus visiones para cuestionar los modelos con que se pretende medir el mundo. De mano de las féminas también vino la resistencia a los flagelos que acechan el mejoramiento humano. Ellas nos alumbran hacia tópicos ancestrales sobre la belleza, la sexualidad, la raza, la ecología, el cuerpo, la comunidad, la vida cotidiana, el amor, la familia, la maternidad y el hogar. Rechazan ser objetos y se levantan sujetos, tensionan el avance cultural hacia espacios más inclusivos e integradores, menos heterónomos y dependientes. Hacen historia, visibilizándose.

Debemos pues, no solo reconocer y celebrar el rol de la mujer en el hip hop, sino también empoderar futuras generaciones para que reclamen su lugar experimentando, visualizando, interpretando y organizando hip hop en sus propios términos. Hay que organizar actividades que unan en su contextualización práctica y teoría, y que puedan unir artistas de hip hop para aprender y practicar los elementos individuales de break dancing, el arte del aerosol (graffiti político, murales), rapping y turntablism. Es preciso mantener el deseo de retar las normas más allá de los cuatro elementos modelos del hip hop y ofrecer un nuevo género de dimensiones, de exponentes esenciales tales como la producción audiovisual y escénica (video, teatro, danza), exhibiciones, modas (a través del hip hop también la manera en que me visto, me veo y bailo ha cambiado y se ha convertido en algo que cada cual puede llamar propio, afectando las tendencias de hoy y de mañana), o el emprendimiento (cómo generar ingresos con esta cultura). Y así extender el universo del cual esta cultura se nutre.

Estas concepciones deberán no solo estar fundadas en una fuerte y amplia reformulación del modelo, adicionando posiciones de mujeres como principales protagonistas y organizadoras, sino permitiendo a hombres convertirse formalmente en involucrados como asesores. El verdadero logro del éxito es crecer en varios miembros de la audiencia, diseñar un programa para todas las edades (sexo, raza, origen social, religión, patrimonio, etc.), además de un encuentro relajado e íntimo con los elementos y su producción.

No se puede olvidar que debe estar localmente orientado a eventos mantenidos por la comunidad de artistas del hip hop, activistas y organizadores con el apoyo financiero de marcas locales y nacionales, sponsors y donantes. En el caso de Cuba, bien debiera experimentarse con los micromecenazgos o aportes de personas individuales consumidoras o aliadas (visionar esta economía de la cultura). Se trata pues de unir artistas bajo el pretexto de un global reconocimiento, removiendo las presiones de defender filosofías territoriales, adicionando una (posible) participación internacional (o invitada), con la intención de retar la escena local proveyendo herramientas y permitiendo a la comunidad hip hop global (más extendida) pensar más allá de sus ambientes urbanos, metropolitanos o citadinos. Trayendo juntas mujeres activas dentro del hip hop de todos los lugares posibles (teniendo en cuenta que no son muchas) no solo crea nuevas redes que permanecen (y estimulan) en redes locales, sino también cataliza nuevas discusiones en el exterior.

Crear redes puede ser uno de los métodos para generar solidaridad. El movimiento de mujeres en el hip hop viene en muchas diferentes tallas y estilos con todo tipo de pasiones y habilidades. Las mujeres pueden emplear la cultura hip hop como medio de conexión, educación y activismo social y político. El arte está integrado en nuestras vidas diarias, aunque lo sepamos o no, el arte puede afectar el cambio y creemos en el poder de las artes para inspirar y construir sentido de comunidad, proveer una efectiva y productiva manera de estimular discusión y reflexión entre los vecinos con diferentes puntos de vista.

¿Algún día lograremos esto en Cuba? ¿Más mujeres artistas del aerosol, DJing, MCing, B-Girling? Tentando la meta, ¡A trabajar!.

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