Mejor en Banda
14 de septiembre de 2015
Con la certeza del encuentro y los pasos perdidos, bajo el abrasador calor de agosto, una jornada más nos sorprendió en las calles de La Habana en busca de jóvenes talentos para la música. Entre rostros sonrientes de niños y miradas abstraídas de ancianos, coincidió el itinerario cotidiano con Efraín Cuza Hernández, cuyas perspectivas, ni decadentes ni primerizas, pronto dejaron al descubierto un enfoque ascendente que aspira, como el sol del verano, a colgarse del cénit.
Sin titubeos y agradecido por la oportunidad que le brindó PMU, se dispuso a conversar sobre su experiencia musical y a discutir algunos criterios personales respecto a las debilidades de la producción incipiente actual. Hoy destina sus aptitudes a empujar hacia la fama a Habana Band, grupo de la capital que le escogió para ser su director, desde que surgió como proyecto el 12 de febrero del 2012. Armonizando a doce integrantes con piano, flauta, bajo, trombones, congas, güiros y drums, además de tres cantantes, el conjunto promueve la salsa y la timba, aunque logran un estilo auténtico que en ocasiones les lleva a derivar en la fusión.
De diversa formación, académica o aficionada, sus miembros decidieron juntarse para “comenzar una orquesta de salsa, pues resultaría llamativo una agrupación de este género compuesta en su mayoría por jóvenes músicos, interpretando obras de alto nivel del repertorio nacional”, afirma Cuza. La idea partió de los integrantes iniciales que “formaban parte de un programa de bandas de conciertos, con la intención de contribuir económicamente al equipamiento y accesorios necesarios para un mejor trabajo”.
A pesar de que los artistas procedían de diferentes regiones del país, el grupo se autodeclaró oriundo del municipio habanero 10 de Octubre y optó por un nombre que combinara la profesión de sus fundadores concertistas con la ciudad de origen, de ahí Habana Band.
Marc Anthony, Oscar de León y Mayimbe del Perú por la parte extranjera, y los Van Van, Maykel Blanco y su Salsa Mayor, Elito Revé y Habana de Primera como representantes del patio, han sido durante tres años, sus paradigmas para insertarse en la música popular bailable. Si en los orígenes se limitaban a interpretar canciones, realizando algunos arreglos a las más reconocidas, el ejercicio constante les ha hecho capaces de componer sus propias letras, al mismo tiempo que “rescatan temas olvidados por la juventud cubana”.
De la calidad y competencia del trabajo de Habana Band hasta el presente, nos hablan sus presentaciones en escenarios. Le han recibido con éxito la Casa de la Cultura de 10 de Octubre, el Balneario de Güines, la Plaza Principal de San Antonio de los Baños, el reparto Blanca Arena (Bahía Honda, Pinar del Río), la Casa Central del MININT del Cristino Naranjo, el centro recreativo La Cecilia, las fiestas populares de Cuatro Caminos (San Miguel del Padrón).
En poco tiempo, este joven director y sus músicos han encontrado el apoyo principal en amigos y familiares, y aunque las autoridades y organismos relacionados con el mercado cultural han hecho bastante en pos del mejoramiento de la orquesta, pueden todavía hacer mucho más, pues a veces el artista puede llegar a sentirse solo. Entrevistas anteriores colgadas en nuestro sitio, demuestran que no ha sido exclusivo de los jóvenes tener que lidiar con el burocratismo y el papeleo innecesario que empañan la música y desilusionan a quienes quieren representarla. Ser impulsado por un bolsillo prometedor y/o un prestigioso nombre podría abrir enormes posibilidades, incluso a quienes no cuentan con habilidades ni aptitudes musicales. Esto ya lo sabíamos, pero realmente lo frustrante es saber que esas facilidades rara vez se encuentran al alcance de los principiantes. Esta realidad dificulta “las oportunidades para los nuevos talentos y la carente promoción de sus productos, que muchas veces tienen una excelente calidad y son menospreciados o subvalorados solo por no tener un respaldo”. Completan el listado de tropiezos, las carencias materiales y tecnológicas para el desempeño óptimo del trabajo de la orquesta.
Pero jóvenes al fin e incapaces de concebir una derrota, los de Habana Band se aferran al propósito de “a largo plazo, pretender arribar a las primeras posiciones de los rankings nacionales e internacionales en cuanto a música popular bailable cubana se trata”.
Entre sus tareas inmediatas está expandir su radio de acción a otras provincias, manteniendo sus acostumbrados espectáculos con una calidad palpable que le ofrezca al público agradables momentos. Y entre otros tantos afanes, creen impostergable “incentivar en la juventud el gusto por géneros tan nuestros como la salsa”. Y lo hacen en nombre del tesoro nacional que es la música. Si algo distingue a esta Isla en el extranjero, además del ron y el tabaco, es el ritmo sonoro que lleva el matiz de la soltura africana y de la pasional herencia española. Es precisamente ese amasijo el que hace que la música cubana “sea una de las más complejas y completas que existen a nivel mundial”, que queda patentizada en su calidad incomparable y su demanda en el mercado internacional. El desafío de hoy es lograr mantener la imagen del alto nivel interpretativo cerrando filas a “los ejecutantes que no siempre tienen una excelente preparación”.
En este sentido, sobre los ritmos actuales, Efraín comenta que fundamentalmente “el reggaetón es un género carente de variedad rítmica y contexto musical, por lo que a veces puede resultar monótono. Pero ojo, existe reggaetón muy bueno, como también existen en otros géneros, ejemplos muy malos y cuestionables”. La clave está en lanzar al público un contenido positivo que favorezca el desarrollo de un escenario apropiado para la juventud y la educación de la sociedad. Por eso el compromiso que tiene la orquesta es principalmente “ofrecer en sus temas una enseñanza, representar la vida de la sociedad cubana con sus principales valores morales y, sobre todo, fomentar en la juventud el amor por los ritmos bailables nacionales. Deseamos brindar lo mejor de nosotros día a día para producir música de gran calidad y que el público disfrute, porque a ellos nos debemos”.
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14 de septiembre de 2015
Con la certeza del encuentro y los pasos perdidos, bajo el abrasador calor de agosto, una jornada más nos sorprendió en las calles de La Habana en busca de jóvenes talentos para la música. Entre rostros sonrientes de niños y miradas abstraídas de ancianos, coincidió el itinerario cotidiano con Efraín Cuza Hernández, cuyas perspectivas, ni decadentes ni primerizas, pronto dejaron al descubierto un enfoque ascendente que aspira, como el sol del verano, a colgarse del cénit.
Sin titubeos y agradecido por la oportunidad que le brindó PMU, se dispuso a conversar sobre su experiencia musical y a discutir algunos criterios personales respecto a las debilidades de la producción incipiente actual. Hoy destina sus aptitudes a empujar hacia la fama a Habana Band, grupo de la capital que le escogió para ser su director, desde que surgió como proyecto el 12 de febrero del 2012. Armonizando a doce integrantes con piano, flauta, bajo, trombones, congas, güiros y drums, además de tres cantantes, el conjunto promueve la salsa y la timba, aunque logran un estilo auténtico que en ocasiones les lleva a derivar en la fusión.
De diversa formación, académica o aficionada, sus miembros decidieron juntarse para “comenzar una orquesta de salsa, pues resultaría llamativo una agrupación de este género compuesta en su mayoría por jóvenes músicos, interpretando obras de alto nivel del repertorio nacional”, afirma Cuza. La idea partió de los integrantes iniciales que “formaban parte de un programa de bandas de conciertos, con la intención de contribuir económicamente al equipamiento y accesorios necesarios para un mejor trabajo”.
A pesar de que los artistas procedían de diferentes regiones del país, el grupo se autodeclaró oriundo del municipio habanero 10 de Octubre y optó por un nombre que combinara la profesión de sus fundadores concertistas con la ciudad de origen, de ahí Habana Band.
Marc Anthony, Oscar de León y Mayimbe del Perú por la parte extranjera, y los Van Van, Maykel Blanco y su Salsa Mayor, Elito Revé y Habana de Primera como representantes del patio, han sido durante tres años, sus paradigmas para insertarse en la música popular bailable. Si en los orígenes se limitaban a interpretar canciones, realizando algunos arreglos a las más reconocidas, el ejercicio constante les ha hecho capaces de componer sus propias letras, al mismo tiempo que “rescatan temas olvidados por la juventud cubana”.
De la calidad y competencia del trabajo de Habana Band hasta el presente, nos hablan sus presentaciones en escenarios. Le han recibido con éxito la Casa de la Cultura de 10 de Octubre, el Balneario de Güines, la Plaza Principal de San Antonio de los Baños, el reparto Blanca Arena (Bahía Honda, Pinar del Río), la Casa Central del MININT del Cristino Naranjo, el centro recreativo La Cecilia, las fiestas populares de Cuatro Caminos (San Miguel del Padrón).
En poco tiempo, este joven director y sus músicos han encontrado el apoyo principal en amigos y familiares, y aunque las autoridades y organismos relacionados con el mercado cultural han hecho bastante en pos del mejoramiento de la orquesta, pueden todavía hacer mucho más, pues a veces el artista puede llegar a sentirse solo. Entrevistas anteriores colgadas en nuestro sitio, demuestran que no ha sido exclusivo de los jóvenes tener que lidiar con el burocratismo y el papeleo innecesario que empañan la música y desilusionan a quienes quieren representarla. Ser impulsado por un bolsillo prometedor y/o un prestigioso nombre podría abrir enormes posibilidades, incluso a quienes no cuentan con habilidades ni aptitudes musicales. Esto ya lo sabíamos, pero realmente lo frustrante es saber que esas facilidades rara vez se encuentran al alcance de los principiantes. Esta realidad dificulta “las oportunidades para los nuevos talentos y la carente promoción de sus productos, que muchas veces tienen una excelente calidad y son menospreciados o subvalorados solo por no tener un respaldo”. Completan el listado de tropiezos, las carencias materiales y tecnológicas para el desempeño óptimo del trabajo de la orquesta.
Pero jóvenes al fin e incapaces de concebir una derrota, los de Habana Band se aferran al propósito de “a largo plazo, pretender arribar a las primeras posiciones de los rankings nacionales e internacionales en cuanto a música popular bailable cubana se trata”.
Entre sus tareas inmediatas está expandir su radio de acción a otras provincias, manteniendo sus acostumbrados espectáculos con una calidad palpable que le ofrezca al público agradables momentos. Y entre otros tantos afanes, creen impostergable “incentivar en la juventud el gusto por géneros tan nuestros como la salsa”. Y lo hacen en nombre del tesoro nacional que es la música. Si algo distingue a esta Isla en el extranjero, además del ron y el tabaco, es el ritmo sonoro que lleva el matiz de la soltura africana y de la pasional herencia española. Es precisamente ese amasijo el que hace que la música cubana “sea una de las más complejas y completas que existen a nivel mundial”, que queda patentizada en su calidad incomparable y su demanda en el mercado internacional. El desafío de hoy es lograr mantener la imagen del alto nivel interpretativo cerrando filas a “los ejecutantes que no siempre tienen una excelente preparación”.
En este sentido, sobre los ritmos actuales, Efraín comenta que fundamentalmente “el reggaetón es un género carente de variedad rítmica y contexto musical, por lo que a veces puede resultar monótono. Pero ojo, existe reggaetón muy bueno, como también existen en otros géneros, ejemplos muy malos y cuestionables”. La clave está en lanzar al público un contenido positivo que favorezca el desarrollo de un escenario apropiado para la juventud y la educación de la sociedad. Por eso el compromiso que tiene la orquesta es principalmente “ofrecer en sus temas una enseñanza, representar la vida de la sociedad cubana con sus principales valores morales y, sobre todo, fomentar en la juventud el amor por los ritmos bailables nacionales. Deseamos brindar lo mejor de nosotros día a día para producir música de gran calidad y que el público disfrute, porque a ellos nos debemos”.
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