Entre el coraje de aparecer y la autonomía del pensar... Con El Temba de Cuentas Claras. (Parte III)



Contar lo que nos toca para pensar por nuestra propia cabeza y ganarnos la escucha, eso es comunicación. Siempre insisto en que el arte no se trata de compromiso social, pero se le agradece. ¿No siguen siendo los artistas entes con el acecho de la supervivencia y el karma del edo ergo sum (como, luego existo)? Los artistas humanos hacen arte humano.

Veamos aquí lo que piensa el Temba, uno de los integrantes de Cuentas Claras, de la Vieja Escuela (los que lo han visto todo) y otro de los signatarios de la Carta del 25 de mayo al Ministro de Cultura Julián González Toledo. Parece ser que son motivos (valores) económicos los que han determinado la selección de las agrupaciones en la Agencia Cubana del Rap: si no aportas, no te “representamos”, lo que equivale a no podrás presentarte profesionalmente en ningún lugar. No somos ajenos a que este es un Estado pobre, pero ¿en nombre de la productividad, vamos a sacrificar la cultura? ¿Las nuevas orientaciones hacia una economía más efectiva, más discrecional, con más rendimientos, socavará lo que se edificó en tantos años? Parece que la moral de la resignación y el sacrificio están en crisis y ahora estamos en la etapa de la negociación, entonces unos talleres de economía de la cultura no vendrían mal. El camino que señala posible para la moderna sociedad es de una sociedad espiritualizada (para la inclusión de todos). El paradigma está cambiando, ¿vamos a atentar contra el espíritu del pueblo, de la calle, del que más necesita este bien/don (la cultura hip hop como forma de expresión crítica y autogestiva)? ¿Es una época de cambios o un cambio de época?

El Temba de Cuentas Claras: “Sé que no todos firmaron y no sé por qué. El problema fue que si no reportamos en 6 meses, te sacan de la Agencia. Es una ley que sacaron para todas las empresas, pero los raperos tenemos muchas dificultades, grandes dificultades para los ingresos. Los raperos aportamos mucho socialmente: a nosotros nos llaman mucho de las prisiones a contarnos sus problemas y a veces a pedirnos consejos. Nos dicen: asere, ustedes son gente inteligente, gente que entienden la calle, ¿qué bola’? ¿Qué hago?

En Cuba el rap tiene el carácter del tipo que está en la calle y ha sobrevivido con inteligencia a la calle y no anda metido en negocios turbios, ni en violencia, ni en nada de eso, es como un ‘caballero de la calle’. El tipo que puede hablar de la forma más marginal del mundo, pero también puede ser culto aunque mantenga su esencia de la calle. No entra en negocios sucios y da buenos consejos a la gente de la calle, a los jóvenes: no se violen, no golpeen mujeres, salgan de la violencia, y aun así se mantiene la esencia callejera.

Hay mucho desconocimiento sobre el rap. Se piensa que son esos que salen en las películas, pero aquí en Cuba son todo lo contrario. En el año 1993 o 94 que fue cuando empezó el rap aquí en Cuba, vinieron la gente de Agosto Negro, Harry Belafonte, familias de Tupac Amaru Shakur nos hablaron de su enfoque y es ese que le damos en Cuba, un enfoque de conciencia social como lo que nos enseñaron. Yo soy de la ‘vieja escuela del rap’ y he podido ver la evolución del rap. Yo era de los que al principio hacía gangsta rap, con guapería porque yo nací en el Cerro y todas mis canciones eran de guapería. El rap aquí cogió fuerza en una etapa muy convulsa, en el Período Especial y todos éramos adolescentes. Salvó a muchos de nosotros y salvó a gente que nos oía. Empezamos diciendo lo que veíamos en el barrio, estábamos muy estresados y había mucha violencia, y todas mis canciones eran de ‘si te cojo y te hago y…’, pero gracias a todas estas personas que vinieron y nos enseñaron, y a que uno va evolucionando.

Yo soy psicólogo y productor artístico, pudiera dejar el rap y dedicarme a otra cosa, pero no se trata solo de lo económico. Aunque no se puede vivir del rap, se ganan redes, hermandad, valores, se sacan demonios de adentro. ¿Sabes? Sí creo que se pudiera vivir de rap. Ahora mismo el rap cubano pudiera venderse en casi toda Latinoamérica. Ahora vengo de una gira por Italia muy exitosa. El rap cubano funciona en el mundo, donde único no funciona es aquí, es increíble. Aquí no lo entienden, lo marginan, le tienen miedo.

La única generación, antes de nosotros, que protestó y criticó fue la de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, que lo hizo de una forma más metafórica, pero nadie en Cuba tenía la experiencia del discurso que da el rap. Igual hay metáfora, pero es más chocante, más clara. No respondieron, pero yo estoy acostumbrado y sigo haciendo lo mío. Y, sí, es una pena, pero ya hay un momento que uno pasa de molestarse a acostumbrarse. No hicieron nada, es más de lo mismo. En algún momento entenderán. ¡No vamos a parar, eso está desechado!”

Creo que es un momento para todos aprender, para intentar de nuevo el camino sin máscaras, confrontando lo irreductibilidad del otro (precisamente porque es expansión, plenitud, abundancia). Puede haber un artista sin empresario y puede haber un empresario sin artista, pero ¿no está mejor cuando colaboran el empresario y el artista? Cuando no se tiene miedo de aceptar la diversidad del otro junto con el respeto a la nuestra propia, se encuentran más recursos y geografía, y posibilidades y perspectivas, y finitudes e infinidades... Ahora de lo que se trata no es de decir lo que no se puede hacer sin dar opciones, hay que decir cómo se puede hacer de la mejor manera. Ante un reclamo debe haber una respuesta. Cuando se mira el mundo como un lugar de dominados y dominadores nos conduce a la tentación de pensar que en el lugar del poder no hay nadie (al menos no yo), entonces: “no hay nadie que pueda hablar con este Nadie ni protestar ante él”. Siempre hay alguien (al menos tú) y estás (estamos) lleno(s) de poder, de dignidad. No te permitas olvidarlo.

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