Cuando lo underground se roba el show



Alrededor de veinte grupos rockanroleros rindieron homenaje a la emblemática banda inglesa Rolling Stones, que por más de 50 años ha deleitado a varias generaciones en todo el mundo. ¿Lo curioso? Que en un espectáculo diseñado para que brillaran músicos consagrados, fueron los exponentes más underground quienes se robaron el show.

En la música, como en cualquier otro espacio, los consagrados no suelen dejar sitio para los noveles. Más allá de apadrinados o algunos “hijos de papá” con suerte, la mayoría de los artistas que emprenden el camino de la creación encuentran más obstáculos que apoyo. Pero si el talento es legítimo, sucede algo parecido a lo que aconteció el domingo 23 de agosto, en el Teatro Karl Marx, durante el concierto “El regreso de los dioses”, en el cual las agrupaciones con un trabajo silenciado en los medios de comunicación merecieron los aplausos más intensos.

La mayoría de los grupos estaban integrados por jóvenes que no habían nacido en la etapa de esplendor de la inmortal banda británica fundada en 1962. No obstante, son capaces de defender un legado cultural que no ha creído en fronteras o censuras, como la que aconteció en Cuba con Rolling Stones, Los Beatles y todos los exponentes de la música anglosajona hace unas décadas. Cabe señalar que en el pasado diversas personas sufrieron incomprensiones, maltrato y hasta fueron expulsados de sus centros de estudios y trabajo simplemente por su gusto musical. Aún hoy este tipo de música no recibe apoyo de las instituciones culturales que lo ven con malos ojos, como algo ajeno que proviene del “enemigo”.

Esa noche, entre los noveles artistas underground sobresalieron Aire Libre, Coverland y Miel con Limón, estos últimos con un particular estilo que mezcla la intensidad en cada pieza y a su vez una imagen que escapa del estereotipo rockanrolero de mostrarse inquietos sobre el escenario. Miel con Limón posee además, un dúo de cantantes, hombre y mujer, con una fuerza interpretativa que emociona y nos traslada hacia los orígenes del punk, con melodías sencillas, pero capaces de atrapar al público. A ello agregan un singular sonido con la inclusión de tumbadoras.

Challenger fue otra banda que sonó bien en la velada homenaje a los “dinosaurios del rock”, con una interesante versión de “It's Only Rock 'n Roll”, canción estrenada en 1974 e incluida en un disco homónimo ese propio año.

Backspace, con camino recorrido en la música, pero con escasos espacios para la promoción de su trabajo, impactó también en el Karl Marx. Impresionan sus dos vocalistas mujeres, sobre todo una de ellas con una voz lírica que, salvando distancias, recuerda a Amy Lee, de Evanescence.

Pese a los problemas con el sonido antes de su presentación y la extensa interrupción del espectáculo, los muchachos de AKDA 1 lucieron bien. Esta es otra banda que ante la ausencia del drums acude a la utilización del cajón flamenco. AKDA1 es de esos “piquetes” que da la impresión de tener más años de creado. Pero no es así, los muchachos nacidos en Bauta, provincia Artemisa, apenas llevan cuatro años y medio de carrera, en los que han sido poco promocionados en los medios de comunicación.

La noche se hizo breve para los amantes del buen rock, quienes corearon canciones como “Shine a Light”, “We Love You”, “(I Can't Get No) Satisfaction”, “Start Me Up” y “Angie”. Los tracks demostraron la variedad de géneros que han recorrido los Rolling Stones en sus 53 años de historia. Los autores de la frase “sexo, drogas y rock and roll” han transitado por el blues rock, hard rock, rhythm and blues, country, rock psicodélico, punk, reggae y música electrónica, entre otros estilos musicales.

De vuelta al concierto en la mayor sala habanera, hubo dos grupos que lograron conectar como pocos con el público. La Vieja Escuela, surgidos en 2012 tras la desintegración forzosa de Sociedad Havana Blues, no dejó una garganta en silencio cuando interpretaron “Last Time”. El piquete liderado por el “temba” Virgilio Torres Domínguez, vocalista y director, cautivó a personas de todas las edades.

La otra guinda del pastel la puso Sweet Lizzy Proyect, quienes pusieron intensidad al concierto con “Wild Horses”. La banda dirigida por Miguel Comas, llama la atención, sobre todo, por la cálida voz de Lisset Díaz Guevara, Lizzy, graduada en Ingeniería Bioquímica.

Pocos dudarían afirmar que las bandas menos conocidas, representantes del panorama underground cubano, se robaron la atención de los presentes en un show disfrutado por el público pese a los fallos técnicos, la mala sincronización entre el final de un grupo y el inicio de otro, así como un guión en el que no se dio protagonismo a los noveles.

Sí fue positiva la proyección de audiovisuales con flashazos sobre la carrera artística de los Rolling Stones, con énfasis en su surgimiento, etapa de esplendor en los años sesenta, y su exaltación en el Salón de la Fama del Rock and Roll desde 1989. Además, resaltaron su inclusión en la lista de los 100 artistas más grandes de todos los tiempos, confeccionada por la revista estadounidense que lleva su mismo nombre.

En los asistentes al espectáculo quedó una sensación agridulce por el disfrute actual y la evocación de aquellos años cuando increíblemente se prohibía escuchar música anglosajona en Cuba. “Pensar que me tuve que poner vieja para gozar con lo que me gusta desde jovencita”, dijo a la salida del teatro una mujer de unos 50 años.

Por suerte corren otros tiempos donde son más los atrevidos que intentan hacer carrera defendiendo el rock and roll desde una perspectiva underground e independiente.

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