Que no se apague la luz de PMU
5 de octubre de 2015
Desde muy niño, el amor a la música lo ha llevado latente. Su mayor inspiración siempre han sido Los Aldeanos, aunque no deja de repetir que a pesar de admirarlos, como compositor que es actualmente, le haría muchas variaciones a sus letras en aras de llegar a mucho más público y que la importancia de los mensajes se oigan de una forma mas armónica.
Su nombre es Lisandro Padrón y aunque su carrera oficial no tuvo que ver para nada con la música sino con la informática, no hay una semana que no saque al aire una nueva composición o ayude a sus amigos del lejano barrio Managua, a subir canciones a redes sociales, o traerles noticias del ámbito internacional, ya que su trabajo permite que tenga una conexión a Internet con mucho más ancho de banda de lo que tiene un cubano corriente. “Mi posibilidad de tener un Internet más decente que la mayoría de mis amistades, provoca que los pueda ayudar mucho a darle publicidad a sus proyectos, a buscarle información de lo que los artistas internacionales están haciendo en estos momentos, incluso, de los mismos cubanos que muchas veces no sabemos o no tenemos noticias de su trabajo”.
Más adelante, nos cuenta de su música. “Soy rapero de pura cepa, también toco la tumbadora y por un tiempo me dio por tocar guitarra. Pero a la larga me di cuenta que mi función como artista en sí, no tenía camino. Primero, porque no tengo el súper talento ni el dinero que hay que tener para triunfar, y segundo, el tiempo para hacerlo, pues para llegar lejos hay que dedicarle todo, preferiblemente dejando de hacer otras funciones que para mi vida eran imprescindibles. Entonces, me di cuenta que mi función radicaba más bien en escribir, en hacer ‘guiones’ por llamarlo de alguna manera, para que los que me rodeaban en ese momento pudieran salir adelante”.
¿Pero cómo se dio cuenta este joven compositor que su talento estaba en escribir y no cantar? “Eso fue complicado. Al principio no lo quería aceptar. Me gustan mucho los escenarios, cantar para un público, saber que soy reconocido, pero nada, mi primo me convenció que podía ser mucho más útil para todos sin en vez de salir a cantar, tratara de escribir para aquellos que sus letras tenían mala calidad, que me iba a ir mucho mejor y además, me iba a ahorrar mucho tiempo en mi vida para otras cosas necesarias en mí como mi carrera de informático en la CUJAE. Así que nada, opté por empezarlo a ayudar a él mismo con su grupo y de momento, sin yo mismo notarlo, todos los días aparecía alguien que quería que yo le escribiera sus canciones. La verdad, no sabía como reaccionar, fue un cambio drástico en mi vida”.
Sobre el tema económico que puede reportar este trabajo para sí mismo, nos comentó. “Eso es relativo. Quiero empezar por decir que lo hago porque me gusta y me siento bien cuando mis canciones son cantadas por otros y dicen mi nombre al final del concierto a modo de agradecimiento. Pero bueno, siempre hay un desconocido que toca la puerta de mi casa a las 12 de la noche y quiere un tema para el otro día, a ese le tengo que cobrar aunque sea un precio mínimo, sino acaban conmigo. (Se ríe) Eso sí, a mis amigos del barrio de toda la vida no les cobro un centavo, ni tampoco a los que llevan tiempo conmigo trabajando. Creo que soy un poco sentimental por ese lado, lo más que hago es decirles que compren algunas cervezas o una botellita de algo para celebrar todos juntos, aunque no haya una justificación clara para hacerlo”.
Todos los días salen nuevos talentos a cantar y Lisandro es uno de los exponentes claros que ayudan a estos muchachos a salir adelante, pero ¿cree este joven compositor que las letras actuales de los músicos conocidos o desconocidos van por buen camino? “¿La verdad?, van por pésimo camino a modo general. Casi todo es: ‘Mami, bájate el blúmer que llegó Papi’, o raperos que quieren decir tantas cosas que no dicen nada, o que lo dicen con una agresividad que lo que hacen es marcarse con una cruz la cual le va a pesar el resto de su carrera. Según mi punto de vista, lo primero en una canción decente es el ritmo de la misma. Uno como compositor debe escuchar la melodía y a partir de ahí, decidir si es factible sacarle una letra o no. Aquí vienen muchos jovencitos con ritmitos hechos en computadora que yo los he virado para atrás y les he dicho que si no vienen con algo decente, yo no les saco una palabra. Entonces, después que hallas un ritmo, mentalizas qué puede o no decir esa canción, es decir, la idea esencial. En mi caso, se la propones al artista y si le interesa y llegas a un acuerdo con él, empieza el trabajo. Pero ese proceso a veces puede durar una semana o más, si quieres algo realmente con calidad. Y ahí precisamente está el fallo de muchos compositores, que con tal de coger más y más trabajo, quieren hacer tres o cuatro composiciones en un día, lo que provoca que las canciones cubanas tengan letras tan degradadas”.
Lisandro no quería culminar la entrevista sin antes agradecer al proyecto PMU por su labor con estos jóvenes cubanos que no cesan en sus ansias de salir adelante en la música. “Simplemente, quería dar las gracias, no por mí, yo realmente no necesito promoción, solo quería plasmar mis opiniones. Lo digo más bien por ellos, por los que no tienen un espacio, una salida. Creo que este proyecto les va a hacer ver la luz de alguna forma. Para serte sincero, no sabía que tenía tanta fuerza, yo lo conocía solo de referencia, pues había visto varias personas con las camisetas por las calles, pero ahora que entro a su Web, veo los eventos que se hacen, los artículos… la verdad, he quedado impresionado. Solo espero que no sea un proyecto a corto ni a mediado plazo, pues esto daría al traste que la luz se apagara para muchos que la necesitan para encontrar su camino”.
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5 de octubre de 2015
Desde muy niño, el amor a la música lo ha llevado latente. Su mayor inspiración siempre han sido Los Aldeanos, aunque no deja de repetir que a pesar de admirarlos, como compositor que es actualmente, le haría muchas variaciones a sus letras en aras de llegar a mucho más público y que la importancia de los mensajes se oigan de una forma mas armónica.
Su nombre es Lisandro Padrón y aunque su carrera oficial no tuvo que ver para nada con la música sino con la informática, no hay una semana que no saque al aire una nueva composición o ayude a sus amigos del lejano barrio Managua, a subir canciones a redes sociales, o traerles noticias del ámbito internacional, ya que su trabajo permite que tenga una conexión a Internet con mucho más ancho de banda de lo que tiene un cubano corriente. “Mi posibilidad de tener un Internet más decente que la mayoría de mis amistades, provoca que los pueda ayudar mucho a darle publicidad a sus proyectos, a buscarle información de lo que los artistas internacionales están haciendo en estos momentos, incluso, de los mismos cubanos que muchas veces no sabemos o no tenemos noticias de su trabajo”.
Más adelante, nos cuenta de su música. “Soy rapero de pura cepa, también toco la tumbadora y por un tiempo me dio por tocar guitarra. Pero a la larga me di cuenta que mi función como artista en sí, no tenía camino. Primero, porque no tengo el súper talento ni el dinero que hay que tener para triunfar, y segundo, el tiempo para hacerlo, pues para llegar lejos hay que dedicarle todo, preferiblemente dejando de hacer otras funciones que para mi vida eran imprescindibles. Entonces, me di cuenta que mi función radicaba más bien en escribir, en hacer ‘guiones’ por llamarlo de alguna manera, para que los que me rodeaban en ese momento pudieran salir adelante”.
¿Pero cómo se dio cuenta este joven compositor que su talento estaba en escribir y no cantar? “Eso fue complicado. Al principio no lo quería aceptar. Me gustan mucho los escenarios, cantar para un público, saber que soy reconocido, pero nada, mi primo me convenció que podía ser mucho más útil para todos sin en vez de salir a cantar, tratara de escribir para aquellos que sus letras tenían mala calidad, que me iba a ir mucho mejor y además, me iba a ahorrar mucho tiempo en mi vida para otras cosas necesarias en mí como mi carrera de informático en la CUJAE. Así que nada, opté por empezarlo a ayudar a él mismo con su grupo y de momento, sin yo mismo notarlo, todos los días aparecía alguien que quería que yo le escribiera sus canciones. La verdad, no sabía como reaccionar, fue un cambio drástico en mi vida”.
Sobre el tema económico que puede reportar este trabajo para sí mismo, nos comentó. “Eso es relativo. Quiero empezar por decir que lo hago porque me gusta y me siento bien cuando mis canciones son cantadas por otros y dicen mi nombre al final del concierto a modo de agradecimiento. Pero bueno, siempre hay un desconocido que toca la puerta de mi casa a las 12 de la noche y quiere un tema para el otro día, a ese le tengo que cobrar aunque sea un precio mínimo, sino acaban conmigo. (Se ríe) Eso sí, a mis amigos del barrio de toda la vida no les cobro un centavo, ni tampoco a los que llevan tiempo conmigo trabajando. Creo que soy un poco sentimental por ese lado, lo más que hago es decirles que compren algunas cervezas o una botellita de algo para celebrar todos juntos, aunque no haya una justificación clara para hacerlo”.
Todos los días salen nuevos talentos a cantar y Lisandro es uno de los exponentes claros que ayudan a estos muchachos a salir adelante, pero ¿cree este joven compositor que las letras actuales de los músicos conocidos o desconocidos van por buen camino? “¿La verdad?, van por pésimo camino a modo general. Casi todo es: ‘Mami, bájate el blúmer que llegó Papi’, o raperos que quieren decir tantas cosas que no dicen nada, o que lo dicen con una agresividad que lo que hacen es marcarse con una cruz la cual le va a pesar el resto de su carrera. Según mi punto de vista, lo primero en una canción decente es el ritmo de la misma. Uno como compositor debe escuchar la melodía y a partir de ahí, decidir si es factible sacarle una letra o no. Aquí vienen muchos jovencitos con ritmitos hechos en computadora que yo los he virado para atrás y les he dicho que si no vienen con algo decente, yo no les saco una palabra. Entonces, después que hallas un ritmo, mentalizas qué puede o no decir esa canción, es decir, la idea esencial. En mi caso, se la propones al artista y si le interesa y llegas a un acuerdo con él, empieza el trabajo. Pero ese proceso a veces puede durar una semana o más, si quieres algo realmente con calidad. Y ahí precisamente está el fallo de muchos compositores, que con tal de coger más y más trabajo, quieren hacer tres o cuatro composiciones en un día, lo que provoca que las canciones cubanas tengan letras tan degradadas”.
Lisandro no quería culminar la entrevista sin antes agradecer al proyecto PMU por su labor con estos jóvenes cubanos que no cesan en sus ansias de salir adelante en la música. “Simplemente, quería dar las gracias, no por mí, yo realmente no necesito promoción, solo quería plasmar mis opiniones. Lo digo más bien por ellos, por los que no tienen un espacio, una salida. Creo que este proyecto les va a hacer ver la luz de alguna forma. Para serte sincero, no sabía que tenía tanta fuerza, yo lo conocía solo de referencia, pues había visto varias personas con las camisetas por las calles, pero ahora que entro a su Web, veo los eventos que se hacen, los artículos… la verdad, he quedado impresionado. Solo espero que no sea un proyecto a corto ni a mediado plazo, pues esto daría al traste que la luz se apagara para muchos que la necesitan para encontrar su camino”.
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