¿Generación perdida?



“En Cuba, los trovadores
son cavernícolas senadores
que no piden la palabra
y siempre se burlan de sus mayores”.

Cuántas veces hemos escuchado decir a algún familiar, amigo o simplemente a alguien que describe una generación ajena a la suya: ¡La juventud está perdida! Esta frase se repite y se repite, y no solo para criticar aptitudes y/o actitudes de los más jóvenes en el escenario de la vida, los artistas no están excusados de este tipo de comentarios, de hecho, para muchos es algo con lo que han tenido que vivir siempre. Lo triste es darse cuenta que muchos de los decisores, los directivos que rigen las políticas culturales, no recuerdan que alguna vez la juventud y la inexperiencia acompañaron su talento creativo. Ser contestatario, irreverente portador de un lenguaje nuevo y diferente al establecido ha sido lo habitual en las nuevas generaciones.

Este colaborador no pretende justificar acciones que degradan cuestiones éticas o morales, aquellas que no tienen que ver en modo alguno con los legados que dejan tras de sí los artistas e intelectuales que desarrollan sus acciones creativas en pos del mejoramiento de las multitudes. No todo lo contestatario, diferente o atrevido es correcto. No todos los “artistas” merecen una atención seria. El pensamiento y su desarrollo necesitan de un constante ejercicio del estudio y el análisis del artista en su entorno, los principales problemas sociales y sus causas, ese, es el único modo de ser un verdadero artista underground.

“En Cuba, los trovadores
a veces pares, a veces nones,
se paran sobre el abismo de sus canciones.
Por eso yo te aconsejo que no te pares
donde se paran los trovadores”.

Alguien me comentó alguna vez: “ser joven y artista es una tarea difícil, una sociedad llena de prejuicios éticos y morales es un medio engorroso para alcanzar reconocimiento por la obra artística”. Realmente, para nadie ha sido fácil, particularmente no conozco ninguna historia donde algún músico, por citar algún ejemplo, haya encontrado la fama de la noche a la mañana. El camino siempre es largo y difícil, sobre todo para aquellos que se alejan de los lenguajes populares y oficialistas, apartándose muchas veces del método comercial, unos por decisión propia y los más, porque no tienen acceso a ninguna plataforma de promoción y distribución.

“En Cuba, los trovadores
son como noticieros cantores
que tienen mucho más filo
que la cuchilla de los censores”.

Decir por decir nunca es la verdadera opción, la inteligencia y las palabras correctas deben formar parte del discurso del novel artista, ya sea trovador, rapero o rockero. Los escenarios deben convertirse en bastión de la verdad. Realmente, la historia está llena de anécdotas de sucesos que han cambiado el mundo, los protagonistas, mayoritariamente jóvenes. Esta generación no está perdida, ni la anterior, ni la de nuestros abuelos. Las equivocaciones son propias de la inexperiencia, el crecimiento intelectual llega con los años.

“En Cuba, los trovadores
a veces reman, a veces riman
a veces son lacerantes y te lastiman.
Por eso yo te aconsejo que nunca vayas
donde te invitan los trovadores”.

El texto que acompaña las palabras, reflexiones o como quieran llamar a esta suerte de disertación personal, es de la autoría de uno de esos trovadores, artista cubano que mantiene una línea estética propia de un movimiento alternativo, que no se adhiere a estatutos o lineamientos culturales preestablecidos. Frank Delgado, no solo para mí, es paradigma para muchos que asisten a los espacios a los que acceden los músicos underground cubanos. En esas estrofas se resume el pensamiento de muchos, entre los que se encuentran los marginados culturalmente.

Definitivamente, la diferencia generacional es real, pero las motivaciones, y presupuestos artísticos seguirán siendo los mismos, generación tras generación. Males sociales, sentimientos humanos, entre otros, seguirán siendo los principales temas a tratar en los discursos de los artistas, no por eso toda una generación se puede tildar de perdida.

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