La Fina: un no rotundo a los estereotipos



Yamay Mejías Hernández no quiso vestirse como hombre cuando comenzó a rapear. Para ella no era una condición sine qua non adoptar una estética ajena a su esencia femenina para pertenecer al movimiento del hip hop en Cuba. Aunque observaba que muchas mujeres sí lo hacían, quizás por ser aceptadas o no desentonar dentro de una mayoría masculina, quizás por comodidad, ella lo consideraba un estereotipo del cual quiso alejarse y así marcó una diferencia en la imagen femenina dentro del género en la Isla.

Pudiera parecer intrascendente, pero en la cultura hip hop, como en casi todas, lo que se lleva por fuera dice mucho de lo que saldrá de adentro, al menos si el artista es consecuente con su pensamiento y acción. Con esa premisa como estandarte, Yamay dejó su nombre atrás para convertirse en La Fina, sobrenombre que acuñaron sus propios amigos para destacar su delicadeza y feminidad cuando ella decidió no “bajarse” de los tacones para cantar rap.

“Llevo 14 años en el movimiento de hip hop cubano y recuerdo que cuando comencé a asistir a conciertos y peñas me llamaba mucho la atención la forma de vestir de las chicas, con camisetas y pantalones anchos, tenis o sandalias, un estilo que no tiene nada que ver con la mujer cubana, y yo no entendía aquello. Tal vez como eran tan poquitas y luchaban por ser aceptadas en un entorno de predominio masculino, esa era su arma para ganarse el respeto dentro del medio. Sin embargo, yo siempre he defendido de que si eres mujer y te identificas con tu estética femenina, no tienes por qué asumir una imagen si no te representa”, señaló la artista de 30 años, nacida en La Habana, y organizadora de la I Jornada Itinerante de Hip Hop Femenino Cubano “Somos mucho más”, que se celebró en la ciudad de Camagüey.

El hip hop es una cultura que defiende la libertad, la transgresión y el cambio, sin embargo, resulta contraproducente cómo su desarrollo en Cuba ha estado marcado por la incorporación de los propios patrones machistas que aún subsisten en la sociedad, y La Fina igualmente debió enfrentar las incomodidades que genera en una comunidad determinada la ruptura de un canon previamente establecido.

“Yo siempre he cantado con tacones, vestidos cortos o largos, sayas cortas o largas, peinada y maquillada, y al principio me criticaban mucho las mujeres, pensaban que era una manera de sonsacar a los hombres, y de atraer público masculino que asistía no por oírme cantar, sino esperando que se me viera un seno o una nalga. Pero lo cierto es que me siguen, están ahí, pues siempre he tenido mi público, y escuchan mis textos y logro transmitir un mensaje, lo cual es muy importante para mí”, destacó La Fina.

Ella incluso ha ejercido una positiva influencia en su entorno, que se pudo apreciar entre las participantes de la Jornada Itinerante, entre el 25 y el 27 de septiembre, donde las mujeres se veían bellas y cómodas consigo mismas en su diversidad, pues según coincidieron todas, no hace falta ser rudas, si no lo deseas, para transmitir la fuerza de las verdades que ellas defienden.

La Fina no hubiera llegado tan lejos como hasta ahora si fuera todo forma y nada de contenido. Por eso la delicadeza de su imagen funciona como catalizador de un discurso áspero, que busca incomodar a las mujeres contra todo lo que las ate, las someta y las maltrate; contra todo lo que las aleje del camino hacia la realización plena. La rapera les advierte que los hombres no tienen derecho a violentarlas física o psicológicamente por ningún motivo, ni por ser el padre de los hijos, el sostén económico, o el dueño de la casa; les pide que abran los ojos como debió hacerlo ella también.

Lamentablemente, Yamay fue una mujer muy violentada, física y sexualmente. Es un dolor que guarda muy adentro y no se nota, a no ser que ella quiera contarlo. Por suerte, esas vivencias -lejos de transformarse en odios o rencores- se convirtieron en sabiduría, y por eso la lírica de La Fina es un reclamo a las féminas a dejar de ser objetos para ejercer como sujetos de su propio tiempo de vida, constructoras de su destino. “No aguantes más”, es su lema y el título de uno de los temas de su único disco hasta ahora, “Llegó La Fina”.

“Después de esos malos sucesos, que ocurrieron uno detrás del otro, el hip hop salvó mi vida. Ya yo estaba dentro del movimiento, pero era muy nuevecita, entonces empecé a escribir mis vivencias y los textos salían solos, sin música, pues en ese momento no tenía ningún productor o manager que me guiara, hasta que empecé en el estudio de Rebelde Malcoms, un lugar que me ha parido como artista y donde estaré hasta el final, porque les debo todo. Con ese sello sacaré Estoy en eso, mi segundo disco ahora en preparación”, refirió La Fina, quien, además del machismo y la violencia contra la mujer, fustiga en sus textos a la homofobia, el racismo y el abuso infantil.

Sobre la presencia femenina en el hip hop cubano, sabe que todavía hay un velo de invisibilidad sobre el trabajo de estas y ella se ha empeñado en romperlo, en homenaje a grandes raperas que constituyen un referente para las generaciones actuales, como Las Krudas Cubensi, nombre de un dúo que fue evocado en varias oportunidades durante la celebración del evento.

La Fina lleva varios años impulsando el lanzamiento de nuevos talentos femeninos escondidos en barrios, comunidades y provincias de toda la geografía cubana, con su proyecto “Somos mucho más”. La consolidación de la Jornada Itinerante de Hip Hop Femenino Cubano, de la cual es líder indiscutible, sería el cumplimiento del viejo anhelo de tener un espacio sólido, estable y regular para el intercambio entre esas artistas.

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