¿Sabe lo que es rap comedy? 1... 2... 3... Probando... (I Parte)



No vengo a hablarle sobre los orígenes y desarrollo del rap comedy o comedy hip hop, o hip hop cómico. Eso bien usted podría googlearlo. Quiero hablarle de la particular propuesta de Tito Corona: 1… 2… 3… Probando… que, lamentablemente, no podría encontrar en Internet antes de hoy. Este disco es tan denso que sirve de escuela a todos. Es una propuesta democratizadora del uso de la palabra. Es crítico, transgresor y humorístico. Más impactante aún, en su calidad de independiente no solo del sistema, sino de casi cualquier categoría que se pueda imaginar, incluso de la propia cultura hip hop. Tito es un analista, sabe tomar distancia, pero se autoafirma. Engancha al sensible a la emoción musical por encima de todo como al entendido de la técnica pura.

Mi invitación es a escucharlo, pues le aseguro que no se puede aprehender con discursos.

Primero que todo, este es un disco con todas las de ley, es un excelente disco, en el cual sobresalen los siguientes aspectos: Existencia de un concepto estético más allá de la música; es un material con dramaturgia, elementos sonoros interesantes, empleo de efectos no muy rebuscados, ciertamente sencillos, pero interesantes, que denotan el interés del Artista (con letra mayúscula) por plasmar algo más que temas, textos y backgrounds al azar. Acá todo está justificado, desde los momentos climáticos hasta los instantes de tranquilidad. Parece un disco hecho para cine, al escucharlo, puedes sentir que estás viendo una película. ¡Qué viva la sinestesia!.

Tiene una evidente preocupación por la forma más allá del contenido, muy buen trabajo gráfico y visual en sentido general. Es un disco independiente que presenta un excelente trabajo de arte final, muy a tono con los códigos del hip hop cubano old school.

Gana su variedad de flow. Tito sabe jugar con la intensión del flow, con los estilos, con el equilibrio entre un tema y otro, con la movilidad de los textos, y esto hace que el disco no sea aburrido, que el oyente cuando cree haberse acostumbrado a un estilo, se sorprende al encontrarse en el próximo tema con otro flow.

Variedad, riqueza musical de los backgrounds, influencias evidentes del rap comedy, de la música cubana y caribeña, lo que exuda una sensación muy fresca y sobre todo creativa, preocupada por los detalles, prueba de ello es el trabajo a conciencia con samplers de sonidos incidentales de la vida cotidiana y el scratch, lo que denota, a mi entender, una preocupación por homenajear al hip hop más tradicional, más old school. Incluso, pudiéramos decir que manifiesta conocimiento de la cultura dentro de la que se desarrolla el género que cultiva. No obstante, no son los backgrounds el punto más fuerte del disco. En este sentido, la música está bien, correcta, trabajada, aunque pudiera ser un poco más elaborada, más rica, más rebuscada. Estoy segura que este artista lo logrará.

Los textos son excelentes, creativos, presentados con ese excelente flow, son una fiel expresión de la vida, del tiempo de Tito, cual crónicas de un cubano (¿de a pie?), de un santaclareño. Es muy interesante la variedad de temas, de preocupaciones que bullen en la mente de este hombre, pero lo que más me gusta es el “sentido” de disco que tiene en su cabeza.

Muy bien escogidos los invitados. Cada uno aporta un estilo diferente, de veras y, por supuesto, un color diferente al disco.

Este artista es muy inteligente y es por ello que emplea como recurso para cuestionarse la realidad, con sus clichés, estereotipos y representaciones simbólicas. El uso del rap comedy es un acierto que hace tan refrescante su propuesta, tan jocosa, en muchos casos. Sobre todo para entendidos en hip hop, el objetivo se cumple, la reflexión llega y, lo más interesante, el oyente no se cansa ni se satura.

Está claro que es hip hop santaclareño, sin miedo, sin vergüenza, con orgullo. Quizás el hecho de estar lejos de la capital ha hecho que este hombre parezca como si saliera de una cápsula de cristal que lo ha mantenido fuera de toda posible contaminación, de todo lo que está pasando en Cuba, y, entonces, el encontrarse con la realidad, le da lo suficiente para sonar desde el 2010 todavía en 2015.

Veamos cada tema. ¡Lo vale!

Intro” es el primer tema, donde el artista se presenta a lo “aquí estoy yo; este soy yo y esto es lo que sé hacer”: “Tito el cantante al micrófono otra vez, uno dos tres uno dos tres, y pon el nuevo flow tú ves”. Algo interesante en este tema es el empleo de sonidos onomatopéyicos, cual efectos, para lograr rimas perfectas y creativas, aspecto este significativo y que pocos raperos del patio dominan y emplean como Tito. Se trata de saber jugar con las palabras, con los significados, con el doble sentido y por encima de todo, con el ritmo y la cadencia, necesarios para que el flow de un rapero tome peso, color. Es un tema acertado para comenzar un disco, perfecto flow, perfecta energía para un punto de arranque, excelentes textos.

Onda flow pachanga” es hip hop cubano 100%, old school. Me recuerda a Pablo Herrera y al hip hop de otros tiempos. Excelentes textos, empleo de sonidos interesantes, efectos para lograr excelentes rimas. Es un tema que habla de la vida de este hombre, de su subjetividad, de quién es él, de qué piensa con cierta dosis de prepotencia que a veces si se emplea bien, se agradece, y suele parecer hasta necesaria. “Llegó el que la puso buena, en la escena, una vez más Tito Timbale con los guantes puestos/ llegó el que la puso buena, en la escena, dando golpes maestros, diestros, siniestros”, ese es el coro, y sí que lleva razón, sus golpes son maestros. Este artista, tiene mucho que enseñarles a los artistas de estos tiempos. Es un relato desenfadado que exalta la calidad de la autocrítica- autoburla- autocomplacencia en clave de juez y parte.

“Popular” es un homenaje al hip hop más auténtico y más viejo. Se presentan los primeros invitados del disco. Me recuerda a Explosión Suprema, Etian Brebaje Man y los tiempos de La Chusmita, el Anfiteatro de Alamar y del Festival de Rap Cubano. El invitado, Q-kito, con su flow a lo dancehall, o reggae en español (o inglés jamaicano), te hace vibrar, te recuerda que la buena música existe. El contenido es excelente, un juego con lo que se necesita para ser popular, o lo que significa ser popular. Una relectura de lo popular que hace la diferencia entre el kitsch y lo vernáculo, lo autóctono, lo adaptado. Vale la pena escucharlo, muestra todo un análisis de la realidad, y demuestra los pies tan bien puestos en la tierra de este artista. Hasta cierto punto, es un tema que cuestiona los entramados sucios de la industria musical, incluso de Cuba. Este tema dice todo y no dice nada: “nada, nada de nada, como en estos cuatro versos en que no digo nada”. Quienes trabajan tras bambalinas, sabemos de lo que este Tito, “el mejor lapicero desechable de la República” (ridiculización al dicharacho del Insurrecto), habla. Sin mucho esfuerzo se descubrirán a quienes encarnan sus “metáforas”. Sin dudas, artistas como estos, llegan a ser “más populares, que los cigarros populares”. Agudos (casi inocentes), mensajes políticos.

“Solo divisa”, ya el título implica una ambigüedad, tan apreciado recurso en la lírica. Muy bien pensado el trabajo con sonidos incidentales de la calle cubana santaclareña. Ahora Tito es el crítico economista y sociólogo, que tiene ojos para ver cómo estamos cambiando, sin mostrar un aire marginal, sino una visión realista e interesante. Musicalmente, es un tema de relleno, “la sociedad te exige estos estilos de vida”. Este tema prueba que aunque acusen al arte de irresponsable, éste también viene de un artista que está dialogando con su tiempo y su historia, que tiene una visión libre (de paradigmas, de compromisos, de miedos, de prejuicios, de nacionalismos, de moralismos, de maniqueísmos) que aportar.

Y hasta aquí llegamos, en la segunda parte seguiremos analizando 1… 2… 3… Probando…, de Tito Corona.

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