Un trovador errante



Para Sergio Aldama la vida es constante movimiento, estar mucho tiempo en un lugar o con un mismo estilo, según sus dichos, hace que te quedes estancado en un pozo sin fin. Es originario de Manzanillo, allá por la provincia Granma, tierra de grandes compositores, pero lleva unos 10 años en La Habana, después de haber vivido algún tiempo en Camagüey y Matanzas, respectivamente.

¿Crees que tu ciclo en la Habana se está cumpliendo? Ya que según lo que me dices, no te gusta estar en un mismo lugar mucho tiempo. “Realmente creo que sí y al mismo tiempo no. Tengo una hija pequeña de 8 años y aún no es el momento de dejarla hacer su propio camino, pero musicalmente si me siento estancado.

La Habana no es lo que parece y lo que todos creen. Es verdad que es el centro del comercio y la diversidad en el país, pero también es el centro de problemas y de dolores de cabeza. Aquí nadie es feliz. Todos se matan por cuatro pesos y nadie disfruta la vida con lo poco que tiene, porque todos quieren tener más”.

¿Y tú específicamente que quieres tener? ¿Eres así de conformista realmente? “Bueno, depende de cómo lo mires. Si hablas de la economía, me da igual tener menos o tener más. Solo lo necesario para mantener a los míos, sobre todo a mi pequeña hija que es la que más me preocupa. Si hablas de la música, soy el hombre más ambicioso del planeta, o mas bien perfeccionista, creo que es la palabra que es adecuada para mí”.

Háblame de tu música y de tus proyectos inmediatos. “¿Qué te puedo decir?, soy trovador. Con eso creo que lo resumo todo. A ver, te voy a ser más directo, soy un loco. Sí, porque para ser trovador hoy en día hay que ser simplemente, un loco. Pero soy un loco feliz, y eso me hace sentir satisfecho.

Proyectos inmediatos no tengo ninguno, no soy de planificarme. Cuando tenía 16 años, decidí que me iba para Camagüey pues me había enamorado. Un tiempo después dejé de amar a esa mujer y me mudé para Matanzas, y ahora estoy aquí en La Habana. Eso sí, no te puedo prometer que mañana no esté en Pinar o en Panamá. Simplemente soy un alma errante y toco donde me coge la noche”.

¿Tus letras tienen algo en especial? “¿La vida tiene algo en especial? Lo especial es relativo. Para mí lo son, para mi hija lo son, incluso para mis padres, pero por ejemplo, para discográficas cubanas no lo son. Me he presentado varias veces con mis dos discos hechos por mí y he sido rechazado categóricamente, o simplemente no me dan una respuesta clara, todo queda en una nebulosa”.

¿Crees que la trova en Cuba ha ido mermando? “¿Mermando? ¿La trova? ¿Qué trova? La trova está en terapia intensiva. Aquí nadie oye eso ya. La tendencia es el reguetón, después el reguetón y para terminar, el reguetón. Hasta la salsa está muriendo. Es increíble, cada vez que sale un ritmo nuevo es peor que el otro. El rock and roll aplastó al bolero, la Década Prodigiosa aplastó al rock and roll, Pimpinela y sus baladas en los ochenta aplastaron a la Década Prodigiosa, después, vino la fiebre de la salsa ‘mala’. La gente no dejaba de criticar a los ‘reparteros’, después, ellos fueron aplastados por el rap, el hip hop, y ahora llegó lo peor: el reguetón, ¿Qué nos espera en 5 años? La verdad tengo miedo”.

¿Crees que haya rescate para lo trova en nuestro país? “Por supuesto que no, eso no lo rescata ni el Espíritu Santo si baja a la tierra. Pero la verdad, a mí me da igual, yo soy trovador y me muero trovador. Me conformo con que el 1% de la población aun sienta algo de respeto por la calidad musical.

Muchos me comparan con la canción de Silvio Rodríguez, ‘El necio’. ¿Pero qué voy a hacer? Nací en otra época, tenía mis ideales revolucionarios como todo joven de los ochenta, creía ciegamente en un sistema igualitario donde los ‘malos’ imperialistas querían aplastarnos y mi deber era defender a la patria con mi canción.

Hoy en día todo es diferente para mí, aunque no hago campañas políticas con mi música, tampoco creo en ellos. Me mantengo ateo y así seguiré por el momento. Pero volviendo al punto inicial, la trova no la rescata nadie”.

Entonces, si no hablas de política en tus letras, ¿De qué hablas? “En un momento dado de mi vida sí hablé de política. Ya te lo dije, allá por los ochenta, pero en estos momentos lo que hago en esencia es contar historias. Historias de personas necesitadas, de personas ricas, de personas que le importa todo o de otras que no les importa nada, pero al final, todas son seres humanos, todas aman, todas sufren, todas tienen alegrías, en fin, todas viven y sus vidas necesitan ser escuchadas, necesitan ser relatadas, ese es mi objetivo como músico o por lo menos así lo creo.

Eso sí, nunca más pienso ser manipulado por ideales ajenos. Para mí, hoy en día todos los gobiernos son un asco y lo único que hacen es manipular a personas débiles de mente que estén un nivel por debajo de ellos. Por eso es que no pienso volver a entrar en su juego, pero no lo digo por Cuba, lo digo por cualquier lugar donde vaya o esté. Para mí, los políticos no se merecen una lágrima, una sonrisa y mucho menos se merecen la esperanza de la gente.

En cambio, la gente ve en la música un consuelo, una verdad aunque sea equivocada. Es increíble como hoy en día las personas confían más en los reguetoneros que en los políticos, buscan consuelo en el deporte, en la religión o en lo que sea. ahí es donde ves la carencia que tienen muchos y la falsedad de esos pocos que están en el poder.

Ojala eso no sea así por siempre, pero yo al menos perdí la esperanza”.

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