El Padrino y su peña, ¿O la peña y El Padrino?



“El Padrino tiene una peña volá. ¿Tú nunca has ido?” Estas son las palabras de Didier, rapero y compositor originario del reparto Arroyo Arenas, allá por La Lisa, municipio capitalino. Y en efecto, todos los segundos jueves de cada mes, El Padrino abre las puertas de la Casa de la Cultura Sindo Garay, con su proyecto a favor de jóvenes talentos del rap que se encuentran dispersos por toda La Habana.

Un breve encuentro sostenido con el propio Padrino, nos hace ver las razones por las cuales hace esta peña. “En primera instancia te tengo que decir que mi objetivo fundamental es superarla cada día más, que a pesar de lo que hemos logrado… sí, porque todo no se resume a mí, hay mucha gente poniendo su mejor esfuerzo… tenemos que lograr que cada día vengan más personas, que se conozca más el proyecto y que sirva de ejemplo para otros municipios de la capital. Además, nuestro otro objetivo es que cada vez que alguien coja el micrófono, diga lo que siente sin censura, que no se quede callado, que grite si lo tiene que hacer… Eso es lo importante en esta peña”.

¿Has pasado por muchas dificultades para mantener esta peña activa? “Chico, la verdad que hasta ahora no. La única dificultad que se muestra y no es tanto, es con el tiempo de la misma, ¿me entiendes? La peña tiene un horario como tal, a las ocho de la noche debe empezar, pero casi siempre empezamos más tarde, debido a que hay grupos que vienen desde lejísimo como del municipio Arroyo Naranjo, también vienen gente de Lawton, vienen gente de Guanabacoa, vienen gente de Luyanó, que llegan muy tarde porque esto aquí atrás es de madre, es muy difícil llegar. Pero lo importante es que llegan. Y bueno, a la peña le autorizan dos horitas nada más. Estamos prácticamente obligados a terminar a las diez de la noche y eso nos complica bastante. Pero por lo demás viento en popa”.

Un pitido en el micrófono y un saludo del animador, que después me entere que su nombre artístico era El Prófugo, interrumpió el dialogo con El Padrino, a lo cual el reaccionó de inmediato: “Puro, después seguimos hablando, tengo que velar porque todo salga como Dios manda”.

La actividad siguió como se esperaba, muchos jóvenes talentos y otros con menos talento, subieron al escenario. En el ambiente se olía un aire increíble de libertad de expresión. Pero la vanguardia en este aspecto la llevo a cabo un joven llamado Roilan, que gracias a una grabación que hice con el celular pude más tarde transcribir uno de sus versos.

“Quieres que te hable de deseos, cuando yo deseo tanto
Pidiendo mis deseos no voy a causar espanto,
Ahora mismo yo deseo pararme en este banco,
Y cantar para ese público que me ha estado apoyando,
Que se enfermen de encanto, que no lloren por amor;
Que cada peso en el banco se cambie por uno de amor;
Que se encuentre salvación pa’ la fuckin' hipocresía;
Ya que los quema por dentro y deja el alma vacía;
Que todo aquel que ansía en este país prosperar
No se vea forzado a tener que emigrar.
Si los que dicen ayudar a esta triste juventud
Nos enseñan el camino, pero no apaguen la luz
Que la amistad no sea un bayú, y no se pire para el carajo;
Que los hombres no se cojan la confianza para el relajo”.

Y así siguió entonado hasta un punto donde creí que podía haber alguna intervención de las autoridades del local, ya que sus palabras subieron de tono.

“Que los policías hagan bien su trabajo;
Que no pidan más sobornos y se dejen de tanto descaro
Que la gente hace negocio para vivir del diario
En esta puta prisión nadie va a hacerse millonario”.

Por suerte y para terminar la actividad en paz, no hubo problemas ni intervenciones. Al contrario, todo corrió de maravillas y la gente aplaudía cada texto de cada artista presente en el recinto.

Quiero destacar también, que entre tantas personas se encontraba una mujer que se veía muy contenta y nos comentó que esa noche había visto a su hijo rapear por primera vez, por lo cual estaba muy orgullosa de lo que su criatura hacía y que a partir de ese momento lo iba a apoyar en todo lo que estuviera a su alcance, porque antes de verlo actuar, confesó que su apoyo no había sido el más ideal.

Terminada la peña, por casualidad me presentaron al DJ del evento, con quien tuve unas breves palabras sobre su procedencia y labor. Según me han dicho, eres de Guanabacoa, ¿Por qué vienes desde tan lejos? “Es que por mi barrio no hay nada que se le parezca. Además, aunque la hubiera, te soy honesto, la peña de El Padrino siempre me ha cuadrado. Desde que esto empezó, vengo cada jueves. Si he faltado un jueves o dos, es demasiado, y sí, como bien tú dices, vengo desde bastante lejos hacia acá a apoyar el evento”, me contestó, y seguimos conversando.

Hace un rato oí que mencionaron sobre otra actividad que no solo sería de rap, sino que también la mezclarías con otros géneros. Sin embargo, al pronunciar reguetón, pusiste cara de pocos amigos, ¿Por qué? “Bueno, para ser honesto, el reguetón no es mi fuerte, pero tampoco es una cosa que tenga nada contra ese ritmo, simplemente tengo que aceptarlo porque forma parte ya de la cultura de nuestro país y mi trabajo es ponerle al público la música que le guste. Así que nada, todo lo que se pueda hacer, lo haremos en favor de que el público disfrute de la mayor calidad posible”, concluyó.

Terminada la peña y sacando conclusiones, puedo resumir desde un punto de vista crítico, que en el lugar se respira buen ambiente y una aceptable calidad musical. Además, agrego que finalmente la casa de la cultura le da una mano al género urbano, no solo cediéndole lugar y horario, sino prestando su audio para que se pueda efectuar dicho evento, sin contratiempos ni censura. Así que en lo personal, solo me queda invitarlos cada segundo jueves del mes, a pasarse un rato por la Peña El Padrino, donde todos disfrutan del buen rap underground.

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