Ponle empeño y lo logras



Me encontraba merendando en una cafetería con un colaborador de la revista y mientras comíamos, comentábamos sobre el proyecto de PMU y los nuevos músicos surgidos en el panorama underground a quienes queríamos entrevistar. Para nuestra sorpresa, la merienda fue interrumpida por un muchacho delgado y algo tímido que había estado oyendo la conversación, al acercarse nos dijo que era rapero y que le interesaba mucho ser uno de los entrevistados para la revista.

Inmediatamente lo acribillamos a preguntas y nos contó que a sus escasos 19 años aunque trabajaba en dicha cafetería horneando pizzas, ya tenía una larga experiencia en el mundo de la música, pues desde la secundaria no hacia otra cosa que componer y rapear en sus tiempos libres. Su nombre es Carlos Ibáñez Sierra, y según nos dijo, el canto para él es una diversión, una necesidad y por ende, su vida gira en torno a la música desde que se inició con la música a una temprana edad.

“Bueno, yo inicio en sí cuando salgo de la secundaria. En ese entonces tenía 16 años y fue cuando grabé mi primer tema. Para ser honesto, ese día tenía tremendo nervio al entrar al estudio. Imagínate, que cuando empecé a rapear todo me salía mal hasta que bueno, le cogí la vuelta, me relajé y me dije: ¿Qué pasa?, si esto es lo único que hago bien. Entonces, la sangre empezó a fluirme y todo comenzó a salir mejor”.

Carlos también nos comentó sobre sus inspiraciones. “Haciendo música me relajo acere, y me siento bien conmigo mismo. Hago rap y reggaetón, y lo hago como cualquier otro lo hace. No tengo nada en especial por encima de los demás. Mi denominador común es simplemente afrontar las dificultades y ponerle corazón a la hora de “escupir” el micrófono. Es decir, enfrentar los miedos y decir lo que uno quiere expresar para que la gente pueda escuchar lo que hago.

Mi inspiración está dada por cualquier cosa que pase en mi vida, o cualquier cosa que vea por el medio en que me desenvuelvo. Por ejemplo, historias de personas del barrio o eventos que pasan a diario en mi propio trabajo”.

Como todo joven músico, la influencia de artistas de nacionales e internacionales ha marcado su corta carrera para bien o para mal. “Aquí en Cuba mi influencia principal han sido Chocolate, Al2 y Yomil, y afuera Chris Brown, que para mí es un paradigma hecho talento. Pero bueno, volviendo al patio, al que más yo le descargo es a Al2, acere, porque el tipo tiene un flow que está “soplao” y compone de madre. No por gusto es uno de los mejores del rap cubano, para no decir el mejor”.

Para este joven, las presentaciones han sido bien escasas y refiere que en la actualidad no cuenta con algún tipo de ayuda. “Yo me he presentado en algunas peñas que han hecho por ahí, que me han dejado cantar y eso. Hasta ahora, nunca me he presentado en ningún lugar reconocido ni nada de eso. Aunque no te puedo engañar, en un futuro sí quisiera hacerlo. Pero bueno, en la actualidad me presento donde puedo y me permiten, porque yo sí no tengo palanca, ni nadie que me consiga nada. Yo si tengo que luchar por mí”.

En el mismo tono nos habla del apoyo de sus familiares y amigos. “Mi familia y mis amistades siempre me han apoyado para cantar, aunque ninguno tiene money, pero siempre me dicen que disfrute de lo que hago, que aunque nunca llegue a ningún lado, siempre me quedará el recuerdo de lo que hice y podré decir que yo al menos lo intenté”.

Acercándonos un poco a la realidad del artista urbano de la isla y hablando sobre las trabas y dificultades que se les presentan a casi todos en el camino, Carlos añadió: “La primera traba que se aparece en mi camino es el dinero, porque sin eso, prácticamente no se puede hacer nada, y lamentablemente no soy un tipo con muchas balas, aunque me digan El Bala…La otra dificultad que tengo es que no tengo papeles para cantar en ningún lado, así que tengo que “morderla” bien duro y es pesado, porque no los tengo no por voluntad propia, sino es que cuando tú vas a la casa de cultura para empezar a categorizar y dices que eres rapero, ya te ponen una cara que para qué intentar. Mejor me quedo como estoy”.

Cambiando el tema, nos añade que la mejor experiencia que tuvo en su carrera fue una presentación de hace ya algunos años. “Fue cuando la “eché” allá en La Lisa hace ya unos años, en una peña que le decían La Peña de Falide. Mi hermano, tú quisieras ver eso, estaba “partío” de gente y como se puso el público cuando eché un temita ahí con un socio de mi zona, pusimos aquello a gozar. Para mí, esa fue la mejor noche de todas”.

Como todo joven de hoy en día, Carlos tiene sus aspiraciones que lo impulsan a seguir adelante. “Bueno, yo espero triunfar en mi música y seguir duro hacia adelante sin mirar para atrás, y sobre todas las cosas, sin hacerle caso a la gente que dice que el rapero no es un artista… ¿Tú sabes cuál es mi mayor deseo? Poder callarle la boca a todo el que dice que lo que hacen la gente como yo no sirve para nada”.

Aunque este joven rapero no tiene la posibilidad de desarrollar su carrera artística con la calidad necesaria, al menos aún sigue luchando por seguir adelante, por eso aprovecha y le ofrece un consejo a los raperos de Cuba. “Caballero, sigan tratando, yo sé que soy un chama de solo 19 años y que no tengo la experiencia suficiente para aconsejar a nadie, pero solo les digo de corazón, que no es imposible. Solo hay que poner empeño y se logra. La vida está llena de tropiezos, quizás para ello vivimos, para tropezar, volvernos a levantar y así hacernos más fuertes, pero estoy seguro de que se logra. Si realmente quieres algo con empeño, repito, se logra”.

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