El extraño caso de Mr. Watson



Una cualidad bastante poco explorada por la crítica actual es la capacidad de la música para hablar sobre sí misma. Sin embargo, en los últimos tiempos, varios artistas de la escena underground cubana se han comenzado a interesar por el lado crítico de la obra que hacen, sumando a su repertorio temas que reflejan su propia experiencia enfrentados a lo que significa vivir y crear en este país. A propósito, en nuestro espacio diversos artículos han destacado la valía de los músicos emergentes ante las adversidades y tropiezos que se encuentran a su paso. Ahora bien, ¿qué sucede cuando esos mismos conflictos forman parte también de los motivos que ellos defienden en sus letras?.

Para empezar, no todos lo logran de la manera más feliz. Muchos sufren, por ejemplo, los embates de la burocracia y la hipocresía del “mundillo”, pero no todo el mundo está apto para tejer esas vivencias de manera coherente en un tema musical que sea capaz de atrapar al público, sin el peligro de llegar a aburrirlo con una lírica demasiado enrevesada. El secreto parece haberlo encontrado Anthony Watson Pérez quien, a la temprana edad de 20 años es hoy un joven músico interesado en darle un giro de 180 grados al género urbano, conservando la frescura del reggaetón, el merengue, la bachata, el pop, el house y el hip hop.

Es conocido musicalmente como Mr. Watson Super Dangerous “porque he tratado de llevar mi música a un estilo de guerra tratando de salvar al mismo tiempo la música urbana en el mundo”. Original del municipio de Plaza de la Revolución, en la capital cubana, continúa desarrollando allí su manera de sentir y pensar la música a partir de la incursión en temas que le conciernen como joven creador de esta isla. Le interesa hablar particularmente de las diferencias de clase en la sociedad cubana actual y sobre los conflictos resultantes. Entre ellos, le merecen especial mención los avatares de los artistas enfrentados a las instituciones culturales y a su relación con la sociedad en su conjunto. “Mi inspiración para hacer música son las mismas cosas que pasan en mi vida. Todo para mí es una razón para crear”.

Desde muy pequeño, este joven delgado y atlético deseó siempre cultivar varias manifestaciones artísticas. Además de la música, se destacó en el baile y la actuación. Con siete años vio frustrada su carrera de instrumentista cuando la fractura de sus dos muñecas le impidió ingresar al Conservatorio Manuel Saumell. Sin embargo, volvió a la carga y lo hizo con mayor decisión a partir de 2006 junto a un amigo llamado Yanle, su DJ y compañero desde entonces. A su notable creatividad en el canto se suma su maestría en la percusión cubana y más específicamente, con la tumbadora.

“Mis aspiraciones son muy grandes y mis expectativas superan aún más a mis aspiraciones”. Su voluntad de ser famoso va acompañada de un deseo inmenso de ayudar a todos aquellos que como él no siempre encontraron una mano amiga en los peores momentos, tal vez porque conoce de cerca las vicisitudes de ser un músico underground. Su talento se forjó al calor de grandes influencias nacionales y extranjeras, pero reconoce en cada caso dos referentes imprescindibles: Chris Brown y Gente de Zona, respectivamente.

No pertenece Mr. Watson a ninguna disquera ni empresa musical. Y hasta cierto punto es algo positivo, pues si bien le resulta difícil promocionarse, en otro sentido goza de una mayor libertad expresiva. “Solamente pertenezco a la disquera de mi corazón. Yo mismo soy mi propio representante, mi propio jefe, mi propia institución. Soy un todo, mi propio estudio, mis canciones… soy un show a la hora de producir y soy un show en el escenario”.

En la actualidad está intentando sacar a la luz su primer álbum con temas de su autoría, entre los que se encuentra “Mi realidad”, que da título al fonograma. En él, Mr. Watson asegura haber plasmado “la historia de mi vida en cuatro minutos”. Es una especie de diario íntimo donde se narran los momentos difíciles de su corta existencia en una constante lucha por concretar su vocación artística, un recuento de anécdotas vividas junto a las personas que le han ayudado a salir adelante, los consejos de su madre y las zancadillas de sus enemigos. Entre otros temas destacan “Morbo telefónico”, “En secreto”, “Convéncela”, “No me acuerdo de ti” y “Muriéndome de ganas”.

Además de actuar en solitario, en 2008 creó un proyecto que denominó Monster Music. No solo producen sus propios videos y los editan, sino que también fusionan diversas sonoridades teniendo como base la salsa. En este grupo se desempeña musicalmente como solista y voz prima. Ya sea solo o en colectivo, Anthony Watson se presenta en disímiles espacios como el bar La Figura, el club Johnny, el Parque Metropolitano Almendares y el Liceo de Regla, además de haber sido invitado a la Facultad de Ciencias Médicas Manuel Fajardo.

Este joven activo y talentoso agradece la constancia de toda su familia en apoyarlo para realizar su sueño profesional. Sin embargo, otra cosa bien diferente es la que ocurre en la calle. Aunque ha intentado buscar un norte entre otros colegas músicos, percibe cierta indolencia: “nadie es capaz de ayudar sin recibir nada a cambio. En Cuba, la gente ayuda por la cantidad de dinero que tengas o por los intereses que les puedas reportar”. Y en cuanto a los patrocinadores es evidente que “tratan de hacer el negocio más simple para ganar dinero”. Es raro encontrar un productor al que le agrade el género urbano como música y no como negocio.

Por otra parte, Watson lucha contra la idea de encerrar el estilo en un solo tipo de música, error en el que incurren la mayoría de las instituciones de renombre en nuestro país. “No todos usamos la banalidad en las letras. (…) Yo me rijo por la calidad, por el buen mundo del espectáculo”. Mientras el mundo siga así, continuarán existiendo tropiezos para los jóvenes músicos y, claro está, seguirán apareciendo estos temas en las canciones de Mr. Watson.

Atrás


Comentarios   Dejar un comentario
No hay comentarios en este momento.