Los susurros de un DJ
9 de noviembre de 2015
Whisper… Así se hace llamar Adriano López Pérez, un joven DJ cubano de casi 18 años, amante de la música electrónica, esa que ha puesto un toque especial a los ritmos actuales, al punto de que intérpretes famosos de casi todas las latitudes han reeditado versiones de sus éxitos con estas nuevas e inquietantes melodías.
No es una tarea fácil crear, mezclar y terminar un tema, hecho casi todo de música electrónica, que ahora es tan común, pero que no por eso deja de ser complicada y trabajosa, pues la cosa no es hacer lo mismo que los demás, sino intentar ser original y trascender, nos cuenta Whisper en su modesto “estudio”, que consiste en apenas una computadora, micrófonos y casi nada de acústica ideal.
Para alguien con inquietudes artísticas y deseos de incursionar en este género en particular, es muy difícil desarrollarse en Cuba, primero, porque comprar los equipos adecuados es impensable, pues no existen en el mercado y los astronómicos precios a los que se consiguen en el mercado negro son inaccesibles para un joven como yo que todavía no es capaz de costearse su vida y dependo todavía de lo que puedan aportar mis padres y mi familia, dice.
Sin embargo, la inventiva y los deseos de hacer caracterizan a los cubanos que hacemos algo con los objetos menos adecuados para cualquier tarea. Mi familia logró agenciárselas para adquirir una laptop y yo me hice dueño de ella al instante, aprendí solo, instalé el programa Fruity Loops y “cacharreando” he ido componiendo y dando forma a lo que se me ocurre, agrega con una mezcla de seriedad y resolución, indicando que la voluntad ha sido determinante en su faena.
Lo mismo me pasa con el resto de los requerimientos técnicos para hacer mi trabajo, tampoco cuento con los equipos de audio adecuados para seleccionar y hacer las mezclas y poder reproducirlas en vivo, lo cual minimiza a veces la emoción de sentir que estamos siendo testigos de algo nuevo y único, creado sólo en ese mismo instante, enfatiza.
El DJ debe poseer al menos, una mesa de mezclas, auriculares, sistemas emisores y amplificadores de audio, así como software y controladores digitales especiales que le permiten secuenciar, grabar y unir las melodías de su creación.
Adriano López Pérez, Whisper, sólo dispone de su computadora con algunos programas instalados y, sin ninguna orientación profesional, ha creado más de 40 canciones, demostrando cuánto puede impulsar a alguien el verdadero talento y la vocación.
Varios han sido los cantantes que han prestado su voz para acompañar a mis backgrounds, aunque la mayoría las hago yo solo, pues aprendí a hacer las mezclas y a grabarlas, pero en aras de aprender trato de resolver el problema de todos los que vienen a verme, pues solo montar la música puede valer unos cuantos cientos de pesos y no todos pueden costearse la necesidad de compartir su arte con los demás, explica.
Todo lo que hago es música electrónica, desde los 12 años me gusta este género y soñaba con la idea de hacer mis propias creaciones. Mi mayor inspiración es el DJ Martin Garrix y este tipo de música es la que mejor se me da, me gusta mucho, sueña en alta voz, tal vez viéndose un día animando uno de esos famosos festivales musicales que por el mundo han popularizado la imagen del DJ, sobre todo en las generaciones más jóvenes.
Este chico inquieto e idealista ha participado en varios proyectos musicales, como el Crazy Havana, y ha mostrado su música en distintos lugares para darse a conocer, pues para él no es suficiente la difusión que hace en las redes sociales, como Facebook, donde tiene su página con su nombre artístico, Whisper, en una página en ReverbNation, donde se pueden escuchar unas 8 canciones, y otra en SoundCloud, en ellas deja ver que su labor es incansable y que ama lo que hace.
Como ves, paradójicamente, he tenido que recurrir a las redes sociales para intentar divulgar lo que hago, en un país donde tener acceso a Internet cuesta un ojo de la cara y todavía es algo que los jóvenes como yo no podemos tener como un derecho, el acceso a las fuentes de información. Te digo que es contraproducente que como decimos los cubanos “en casa del herrero, cuchillo de palo”, porque ni en nuestra propia patria tenemos, ni se nos brinda la posibilidad de hacer lo que amamos, enfatiza.
Cuando trabaja en algún proyecto siempre lleva los temas digitales grabados en algún dispositivo externo y esto lo hace a regañadientes, pues sabe bien cuánto disfrutaría poder desempeñarse allí mismo en una mesa de DJ, tanto con un tema ya hecho, como con algo que de pronto le sople la musa al oído y quede inmortalizado en el gusto de quienes comparten con él ese increíble momento, sueño todavía inalcanzable.
Su mayor empeño es llegar a ser muy conocido en un futuro, tanto nacional como internacionalmente, y que todo tipo de público, sobre todo público joven, conozcan sus canciones, pero por ahora debe esperar, porque en los próximos meses tiene que vestir de soldado, en contra de su voluntad.
Elegí ser DJ porque me gusta poner mis reglas en la música, llevarla a un nivel diferente, donde en vez de que predominen las voces lo haga mi propio ritmo y llegue a tocar el corazón y la sensibilidad de los que me escuchan. Siendo DJ yo mando sobre mis canciones, apunta Adriano, casi irreverente, pero determinado a que el sonido de su voz interior traducido en acordes electrónicos, se convierta algún día en un grito potente, perenne, que deje una huella en su generación. Él quiere que sea un grito y no más un susurro de todos los jóvenes cubanos que como él, buscan su sitio dentro del universo cultural del país.
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9 de noviembre de 2015
Whisper… Así se hace llamar Adriano López Pérez, un joven DJ cubano de casi 18 años, amante de la música electrónica, esa que ha puesto un toque especial a los ritmos actuales, al punto de que intérpretes famosos de casi todas las latitudes han reeditado versiones de sus éxitos con estas nuevas e inquietantes melodías.
No es una tarea fácil crear, mezclar y terminar un tema, hecho casi todo de música electrónica, que ahora es tan común, pero que no por eso deja de ser complicada y trabajosa, pues la cosa no es hacer lo mismo que los demás, sino intentar ser original y trascender, nos cuenta Whisper en su modesto “estudio”, que consiste en apenas una computadora, micrófonos y casi nada de acústica ideal.
Para alguien con inquietudes artísticas y deseos de incursionar en este género en particular, es muy difícil desarrollarse en Cuba, primero, porque comprar los equipos adecuados es impensable, pues no existen en el mercado y los astronómicos precios a los que se consiguen en el mercado negro son inaccesibles para un joven como yo que todavía no es capaz de costearse su vida y dependo todavía de lo que puedan aportar mis padres y mi familia, dice.
Sin embargo, la inventiva y los deseos de hacer caracterizan a los cubanos que hacemos algo con los objetos menos adecuados para cualquier tarea. Mi familia logró agenciárselas para adquirir una laptop y yo me hice dueño de ella al instante, aprendí solo, instalé el programa Fruity Loops y “cacharreando” he ido componiendo y dando forma a lo que se me ocurre, agrega con una mezcla de seriedad y resolución, indicando que la voluntad ha sido determinante en su faena.
Lo mismo me pasa con el resto de los requerimientos técnicos para hacer mi trabajo, tampoco cuento con los equipos de audio adecuados para seleccionar y hacer las mezclas y poder reproducirlas en vivo, lo cual minimiza a veces la emoción de sentir que estamos siendo testigos de algo nuevo y único, creado sólo en ese mismo instante, enfatiza.
El DJ debe poseer al menos, una mesa de mezclas, auriculares, sistemas emisores y amplificadores de audio, así como software y controladores digitales especiales que le permiten secuenciar, grabar y unir las melodías de su creación.
Adriano López Pérez, Whisper, sólo dispone de su computadora con algunos programas instalados y, sin ninguna orientación profesional, ha creado más de 40 canciones, demostrando cuánto puede impulsar a alguien el verdadero talento y la vocación.
Varios han sido los cantantes que han prestado su voz para acompañar a mis backgrounds, aunque la mayoría las hago yo solo, pues aprendí a hacer las mezclas y a grabarlas, pero en aras de aprender trato de resolver el problema de todos los que vienen a verme, pues solo montar la música puede valer unos cuantos cientos de pesos y no todos pueden costearse la necesidad de compartir su arte con los demás, explica.
Todo lo que hago es música electrónica, desde los 12 años me gusta este género y soñaba con la idea de hacer mis propias creaciones. Mi mayor inspiración es el DJ Martin Garrix y este tipo de música es la que mejor se me da, me gusta mucho, sueña en alta voz, tal vez viéndose un día animando uno de esos famosos festivales musicales que por el mundo han popularizado la imagen del DJ, sobre todo en las generaciones más jóvenes.
Este chico inquieto e idealista ha participado en varios proyectos musicales, como el Crazy Havana, y ha mostrado su música en distintos lugares para darse a conocer, pues para él no es suficiente la difusión que hace en las redes sociales, como Facebook, donde tiene su página con su nombre artístico, Whisper, en una página en ReverbNation, donde se pueden escuchar unas 8 canciones, y otra en SoundCloud, en ellas deja ver que su labor es incansable y que ama lo que hace.
Como ves, paradójicamente, he tenido que recurrir a las redes sociales para intentar divulgar lo que hago, en un país donde tener acceso a Internet cuesta un ojo de la cara y todavía es algo que los jóvenes como yo no podemos tener como un derecho, el acceso a las fuentes de información. Te digo que es contraproducente que como decimos los cubanos “en casa del herrero, cuchillo de palo”, porque ni en nuestra propia patria tenemos, ni se nos brinda la posibilidad de hacer lo que amamos, enfatiza.
Cuando trabaja en algún proyecto siempre lleva los temas digitales grabados en algún dispositivo externo y esto lo hace a regañadientes, pues sabe bien cuánto disfrutaría poder desempeñarse allí mismo en una mesa de DJ, tanto con un tema ya hecho, como con algo que de pronto le sople la musa al oído y quede inmortalizado en el gusto de quienes comparten con él ese increíble momento, sueño todavía inalcanzable.
Su mayor empeño es llegar a ser muy conocido en un futuro, tanto nacional como internacionalmente, y que todo tipo de público, sobre todo público joven, conozcan sus canciones, pero por ahora debe esperar, porque en los próximos meses tiene que vestir de soldado, en contra de su voluntad.
Elegí ser DJ porque me gusta poner mis reglas en la música, llevarla a un nivel diferente, donde en vez de que predominen las voces lo haga mi propio ritmo y llegue a tocar el corazón y la sensibilidad de los que me escuchan. Siendo DJ yo mando sobre mis canciones, apunta Adriano, casi irreverente, pero determinado a que el sonido de su voz interior traducido en acordes electrónicos, se convierta algún día en un grito potente, perenne, que deje una huella en su generación. Él quiere que sea un grito y no más un susurro de todos los jóvenes cubanos que como él, buscan su sitio dentro del universo cultural del país.
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