Llevar el canto por dentro



En la Casa de la Cultura de Alamar conocimos a Lorenzo de la Fuente García. Con sus apenas 19 años, nos impresionó el potencial de su voz grave y la proyección de una personalidad que lo hacen parecer mayor de la edad que realmente tiene. Con una línea musical en la cual predomina una bien equilibrada melodía, este joven habanero lleva en su repertorio: baladas, boleros y música romántica, aunque confiesa que está abierto a todo tipo de género musical.

PMU: ¿Cuándo descubriste tu afición al canto?

Lorenzo: En realidad, comencé a interesarme por el canto a los 17 años. Como todo niño y joven, la música me atraía, pero jamás soñé con cantar en público. Mi tío tocaba la guitarra por afición y pienso que bajo su influencia y el ambiente musical en que se desenvolvía, fue cuando comencé a pensar seriamente en el canto, pues aunque yo no quise creérmelo, muchos insistían que mi voz y mi entonación eran buenas para el canto.

PMU: ¿Qué sucedió después?

Lorenzo: En constante pelea contra mi timidez, al terminar el preuniversitario ya estaba decidido que solo quería cantar, no me interesaba ninguna otra carrera que, además, no me reportaría ningún salario que fuera medianamente aceptable. Prefería ejercer algún trabajo particular y buscarme el sustento de otro modo. En ese sentido, pude contar con el apoyo total de mi familia.

Comencé a estudiar canto con una profesora particular en el barrio de la Virgen del Camino. Más adelante, una amiga de mi mamá me presentó al profesor Juanito Espinosa, con quién estudié durante un tiempo hasta que, desgraciadamente, éste falleció.

En una de las academias particulares donde estudié, me sucedió algo que me marcó, pero no me desanimó, al contrario, me impulsó a seguir adelante con más bríos. Le cuento. Terminada una de mis presentaciones, mi profesor en aquel entonces, se burló de mí por no saber moverme bien en el baile, me dijo que parecía un muñequito, algo así como un “tente en pie” que se mueve monótonamente de un lado hacia otro. Aquello me golpeó y me di a la tarea de bailar día y noche. Lo hacía con mi mamá, con una hermana, con mi novia, hasta solo. Mañana, tarde y noche. Tres semanas después, no era un Ricky Martín o un Chayanne, pero logré bailar dignamente y hasta el mismo profesor me felicitó.

PMU: ¿Cómo ves el presente para los jóvenes que como tú desean permanecer dentro del canto?

Lorenzo: Algo incierto, pero estoy decidido a continuar cantando donde se me permita. Solo puedo contratarme en negocios particulares, pues no soy graduado de ninguna escuela oficial. Dígame, ¿qué cosa existe que no cueste trabajo en esta vida y en este mundo? Después de la muerte del profesor Juanito Espinosa, no encontraba el camino, no veía la luz. Me vi atrapado en una nebulosa, en la cual comencé a tener dudas sobre mi permanencia dentro del canto, al menos públicamente. Pero, a Dios gracias, existen proyectos comunitarios en los cuales me he presentado, por supuesto, sin cobrar nada, los cuales me han permitido ganar experiencia y mantenerme en contacto con diferentes públicos.

Al cantar trato de poner el mayor sentimiento posible en mis interpretaciones. Soy uno fuera de escena y otro cuando me enfrento al público. Mi forma de ser natural es extremadamente introvertida y tímida, pero cuando me llaman al escenario todo cambia en mí. Me planto firme y trato de actuar lo mejor que sea posible.

PMU: ¿Te has presentado en la radio o en la televisión? ¿Algún disco o video clip?

Lorenzo: Recientemente he oído hablar de un programa de televisión que se llama Sonando en Cuba, para el cual se hace casting, pero por mucho que he indagado, desconozco los requisitos que exigen para presentarse, ni cuando son las convocatorias para estas audiciones. Eso te da la medida de lo deficiente de la promoción, o que simplemente esos candidatos ya tienen nombres y apellidos.

Me gustaría grabar un disco o un video, pero no poseo recursos para ello. Ya hasta en los estudios privados los precios están por las nubes. Pienso que cualquier recurso es válido para que el artista explote su potencial artístico, aunque para ello se haga algún sacrificio financiero. Solo importa que tu arte llegue al público por cualquier vía y sentir esa satisfacción personal de ofrecerlo.

PMU: ¿Qué te falta y qué te sobra para llegar a ser un mejor cantante?

Lorenzo: Bueno, empecemos por lo segundo. Me sobra mucha pasión y muchas ganas, muchos deseos de llegar pese a los obstáculos que enfrento y que no dejaré de enfrentar. Y acerca de lo que me falta, le diré que quemar etapas y mantenerme dentro de una constante superación profesional. Me falta también ser más autocrítico, sin dejar de avivar mi autoestima, adentrarme en los secretos del canto y aprender de los grandes.

PMU: ¿Cómo te imaginas dentro de diez años?

Lorenzo: Buena pregunta. Si se pudiese, habría que preguntarle a este país cómo estará dentro de diez años. Muchas veces le oí citar al profesor Juanito Espinosa, un pensamiento de un filósofo cuyo nombre no recuerdo: “el hombre es él y sus circunstancias”. Por eso le digo que no tengo la mínima idea de qué seré y qué haré dentro de diez años, porque mi suerte corre paralela a la de este país. Lo que sí puedo decirle es que dentro de ese tiempo yo seguiré viviendo aquí, cualesquiera sean las circunstancias que imperen, pero ojalá que sean las mejores para todos, que así como nuestra música es única, los cubanos sepamos hacer un país único. Para nada cuestiono a los que decidieron y decidan radicarse en otras partes, pero, mi amiga, yo no quiero añorar a mi país desde afuera, yo quiero vivirlo desde adentro, que casi es igual a vivir a la música y el canto desde lo más profundo de mí.

PMU: ¿Algo más?

Lorenzo: Que nos veamos dentro de diez años y me vuelva hacer esta última pregunta.

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