Amed... con mente positiva



Para lograr el éxito, son muchos los factores que debe tener en cuenta todo joven artista que se inicie en los quehaceres de la composición musical. Primero, saber que habrá dificultades, máxime si no es egresado de la enseñanza artística, porque serlo es prácticamente un sello de garantía para comenzar con el pie derecho en el universo musical. Los profesionales suelen gozar de mayores beneficios para ser aceptados legalmente en la mayoría de los espacios. Pero existe una realidad innegable frente a la cual se sitúan todos los artistas emergentes, en mayor o menor medida, el peso indiscutible del dinero y los intereses personales que median entre el talento y las buenas oportunidades.

Por otra parte, no hay que olvidar las dificultades que enfrentan diariamente los jóvenes del mundo underground para poder validar su trabajo en centros nocturnos, recreativos e incluso, en instituciones culturales “sin fines de lucro”. Inclusive, para poder presentarse en algún espacio, muchos han tenido que verse obligados a pagar. Difícil de creer, pero a menudo sucede y es una injusticia que está a la orden del día.

Aun así, por las calles de esta ciudad no faltan muchachos que quieren tomar las riendas de su propio destino. Para ellos, hacer música es una lucha cotidiana que asumen sin temor, reconociendo las desventajas que tienen con respecto a otros. Y este es el caso de Amed Martínez de la Paz. Este joven de 21 años vive en la Habana Vieja y tiene una apariencia física bastante particular, ya que muchos lo confunden con el célebre cantante mexicano Kalimba. A pesar de eso, Amed está en busca de su propia voz, sin abandonar las influencias externas. Entre ellas, cuentan con el popular estilo de Leoni Torres, por la parte cubana, pero reconociendo la importancia de grupos y figuras como Camila, Sin Bandera, Luis Fonsi y Bruno Mars.

A pesar de las adversidades, Amed se crece, pues está acostumbrado a mirar las cosas con optimismo, sin que los problemas afecten su carrera. “Soy una persona a la que le gusta estar en constante movimiento espiritual, pensar en cosas positivas para que todo se me dé, dejar siempre lo negativo a un lado, porque no ayudan para nada en el objetivo de cada persona”.

Por lo demás, es un muchacho común y corriente. Agradece la amistad segura y detesta las personas que poco le aportan espiritualmente. En cuanto a la música que escucha, tiene un gusto bien amplio donde no entra el reggaetón, porque se siente atraído por toda la música que enamora el alma y tal vez por eso, ha trabajado tanto la balada. No obstante, su más reciente interés se ha girado hacia el hip hop, el rhythm & blues y el soul, sin despreciar todos aquellos géneros que pueden ser espirituales sin ser demasiado melosos o kitsch. “El pueblo cubano está acostumbrado a bailar, no estoy diciendo que la música bailable sea mala, pero es lo que abunda. A nosotros que hacemos música menos bailable, nos resulta difícil la aceptación. (…) Por eso he tenido que hacer un poco de esos ritmos para irme ganando a ese público que le gusta moverse sin necesidad de sudar tanto. (…) Ahora estoy empezando un proyecto (aún sin nombre definido) con dos muchachos más, en el que sí vamos a empezar a hacer baladas, que es lo que más me gusta”.

Amed asegura que para componer ese tipo de canciones, tengan la sonoridad que tengan, encuentra siempre el mejor momento, porque como a los verdaderos poetas, la inspiración le viene en forma de musa. “Mi música la trato de sacar del único lugar que yo sé que existe dentro de mí, y casi siempre, no sé por qué, esa inspiración me viene por la madrugada”.

Si hubo algo que me sorprendió de la personalidad de Amed durante los minutos que me concedió, fue la asombrosa claridad de sus ideas y la sinceridad con que se expresa libremente. De este modo, ambiciona lo justo y no quiere más de lo que se puede ganar por su propio esfuerzo. Por eso como proyecciones esenciales para el futuro de su carrera, desea ser escuchado primero en su propio país y luego, brindar su talento al mundo entero.

Sus aspiraciones personales como cantautor son sencillas: “Nunca dejar de ser yo y siempre tratar con humildad, de ser el mejor en lo que hago”. Esto habla muy claramente de una voluntad constante por encontrar un estilo propio, sin caer en la tentación de la copia o falta de originalidad.

Actualmente se cree menos en el talento innato del artista y, por tanto, las instituciones no hacen mucho para apoyarlo. Así piensa Amed de la situación de la música en la Cuba de hoy. Al parecer, las jóvenes figuras que dan alas a su música deben pagar el precio de la honestidad creativa, como si les estuviera prohibido mostrar su verdadero Yo. Y es que el mercado de la música está prácticamente monopolizado por otros intereses que responden innegablemente al bolsillo. Del poder económico vendrá inevitablemente, el poder de convocatoria. Lamentablemente, así funciona en el mundo para los que ostentan las mejores oportunidades. “Hay que tener muchas cosas además de talento, como por ejemplo, ser, como se dice, ‘hijo de papá y mamá’, que es lo mismo que tener buenas relaciones, buena posición, ser graduado. Puedes ser el peor cantante del mundo, pero si saliste de una escuela de arte, si tienes dinero o buenas relaciones, llegas más rápido que aquel que tiene talento, desgraciadamente es así, no solo aquí, sino en todas partes del mundo”.

En los últimos tiempos, Amed ha cosechado ya varios temas que no piensa por el momento dar a conocer hasta poder inscribirlos. No son raros los casos de músicos de experiencia que, a pesar de su fama, no dudan en plagiar las obras de cantautores inexpertos. Además, “ya varias personas han escuchado algunos de los temas, y nos han dicho que están fuertes, o sea, que podemos lograr mucho con ellos”. Y esperemos que así sea, por eso le deseamos muchos éxitos a Amed en su camino musical.

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