Sin envidia al más pegado



Es solo un niño, apenas cuenta con 16 años, pero ya tiene dos años de experiencia en el ámbito de la música callejera. De carácter intranquilo y muy conversador es este músico que se llama Weimar Hernández, que refleja más allá de sus pupilas, la ilusión de ser alguien en la música, porque su sueño, como el de muchos jóvenes cubanos, es llenar escenarios a topes, aunque con su talento es muy probable que ese sueño no esté muy lejano de realizar.

La primera pregunta que le hice es sobre su música, los géneros que cultiva y su quehacer artístico, y respondió sin vacilar: “A mí me gusta hacer de todo: reggaetón, house, fusión, romántico… lo que venga, para mí está bien, siempre y cuando suene bien.

Mi música la hago en casa de Dachay, un DJ que pincha aquí en La Lisa, que para mí trabajaba bien duro y sabe lo que hace. Para mí, es uno de los mejores. La inspiración mía es cualquier cosa, mientras que me estimule, canto y no paro”.

Weimar me confiesa que no tiene mucha preferencia por los artistas del patio, porque no le encuentra la gracia a sus canciones, aunque en el ámbito internacional, su opinión es otra. “De los artistas extranjeros, me gusta mucho J.Alvarez y Prince Royce, pero de aquí de Cuba, no sé qué decir, creo que nadie, para qué mentir…”.

Weimar es un chico muy optimista y con muchas aspiraciones en su vida. “Bueno, dentro de poco me voy a vivir junto a mis padres, que están en Estados Unidos, y pienso seguir cantando por allá y promocionar un demo nuevo que tengo, que pienso estrenarlo en cuanto termine un par de temas que faltan todavía, y estoy seguro de que va a tener gran aceptación por las personas”.

Pero debido a su escasa edad, este muchacho no mantiene el canto como su única responsabilidad en la vida. “Estudio contabilidad en Ciudad Libertad, que es el complejo escolar que está por Marianao, al frente del Obelisco. Pienso terminar mis estudios allá, pues los estudios y la cultura general debe ser indispensable en la vida de todos, sean o no artistas”.

Por su corta edad, y el enorme compromiso que implica ser artista y a la vez, estudiar una carrera profesional ajena al arte, no puede faltar esta pregunta: ¿Cómo ha sido el apoyo de familiares y amigos en tu camino del canto? “Mi familia me apoya en todo, tanto económicamente o como sea, por esa parte sí puedo decir que tengo suerte, porque sé bien que a otras personas, en ese sentido, no les va tan bien que digamos. También mis amistades me ayudan mucho, hasta me dan canciones para que las cante y eso me hace sentir muy orgullo”.

Todos los cantantes sean novatos o más experimentados, tienen obstáculos y dificultades en su carrera artística, y Weimar no es la excepción. “Bueno, yo creo que uno de los obstáculos más grandes que se me presentan es mi edad, porque con 16 años casi no puedes cantar en ningún lugar nocturno o para mayores de edad, lo cual me tiene de manos atadas y no puedo hacer nada más que esperar”.

También conversamos sobre la música cubana y sus ritmos actuales, y Weimar tiene su opinión muy particular al respecto. “Yo creo que la música cubana ha cambiado una buena parte de sus ritmos y eso es muy bueno, porque así se crea la diversidad necesaria para que el público elija lo que quiere escuchar y no está obligado a una o dos propuestas. Yo en lo particular, no sigo a ningún grupo o artista, pero no dejo de reconocer que existen personas con talento haciendo música muy buena”.

Pero a Weimar no solo le interesa la música, a pesar de ser casi un niño, opina muy elocuentemente sobre el restablecimiento de las relaciones con el vecino del norte. “Es un paso de avance en la mentalidad de los gobernantes, pero no creo en absoluto que para los artistas mejorase la situación, ni por ello se van a pegar en las listas más rápido, ni mucho menos. Solo podrán hacer viajes más seguidos, pero igual eso es un sueño falso, porque está bien, vamos a suponer que te permitan viajar, pero no te van a pagar el pasaje. Entonces, para mí son buenos, pero no nos beneficiaran a nosotros”.

Otro de los temas comentados fue que cada día salen al mercado letras de canciones que ofenden y degradan a la mujer, con estilos chabacanos y sin lógica. “Las canciones deberían tener una letra que contenga una historia con la cual alguien se sienta identificado. Esto que te digo me lo enseñó un amigo mío y tiene mucha razón. Porque por ejemplo, si tu novia te deja y te ponen una canción que hable de algo parecido, enseguida quieres escuchar la canción porque sientes que están contando tú historia, y eso hace que te veas identificado en ella…”.

A pesar de su juventud, ya tiene un público pequeño que lo sigue en cada presentación. “Para mi público es esencial darlo todo por ellos. Mi objetivo es salir a dar en el escenario lo que ellos esperan de mí, sin dejar de ser yo, para así ser original y regalarles un espectáculo como se merecen todos los que puedan escucharme”.

No podía faltar contarme sobre su mayor experiencia. “La mayor experiencia que he tenido hasta ahora, yo creo que ha sido la filmación de mi primer video musical que lo pueden encontrar en YouTube, titulado Que siga la fiesta. Allí compartí con un gran director del audiovisual como lo es Wicho, y con mis amistades y familia que lo son todo para mí. Pienso que con ellos todo será muy fácil”.

Pero la canción no es lo único importante para Weimar, también lo son sus padres. “Los extraño mucho y además, también extraño a mis hermanos que viven junto con ellos. Con ellos cerca creo que mi deseo de triunfar sería mayor. Ellos están lejos y me ayudan económicamente, pero en realidad preferiría que estuvieran aquí conmigo, aunque tuviéramos más necesidades”.

Para terminar, le pregunté: ¿Qué le quisieras decir a otros jóvenes cantantes del género urbano? “Que no se cansen, que esto absorbe mucho tiempo y energía. Olvídense si fulanito está pegado y no es mejor que yo, solamente enfóquense en mejorar día a día para ser mejor intérprete”.

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