Freddy, más de 20 años en el centro de la escena
16 de noviembre de 2015
La historia de Freddy es conocida por muchos en Las Tunas, la anécdota de cómo llegó entre cartones en un camión a la ciudad, la manera casi mágica en que quedó atrapado para siempre en el Balcón del Oriente, se repite en cada conversación que entabla con algún amigo, o simplemente, algún joven músico que se deja llevar por su característica personalidad.
Son más de dos decenios ya de vida artística para un trovador que está siempre en la preferencia de los oídos más aguzados, a todos aquellos que gustan de la canción inteligente, metafórica, pero a la vez directa, fácil de consumir.
Freddy, de nacimiento holguinero, pero tunero de corazón, hoy forma parte de lo más autóctono y significativo de la cultura tunera.
Su historia, sus logros, fueron motivos para celebrar en el espacio más importante ya para la trova de la ciudad, el sitio donde se reúne lo mejor del patio y del país, El Patio de Pepe, detrás de la Plaza Martiana, Freddy y sus amigos recapitularon su historia musical. Múltiples colores y cadencias hicieron suyos los temas que han conquistado durante dos décadas, con letras oportunas y sentidas que se identifican con la realidad sentimental y social de este pedazo de tierra, y que a su vez, se multiplica en cada persona con el privilegio del primer acercamiento.
Anfitrión por derecho propio, promotor de los jóvenes valores del patio, Freddy llamó Cien metros de canciones, a la peña que dio inicio al evento más importante que se celebra en Las Tunas durante el mes de noviembre, para aglutinar durante algunos días lo mejor de la música nacional. Todas las tardes circularon por su escenario, los músicos que defienden la música inteligente, juglares de su época que mediante la trova o la música fusión, narran las historias y preocupaciones de su generación.
Al final del encuentro, la voz del homenajeado se encontró en un mano a mano con el poeta y narrador Argel Fernández, quién intensificó y multiplicó la sensibilidad en una tarde que amenazaba ser lluviosa. El hecho, sin dudas, fijó mejor el calor de letras siempre inteligentes y que cobijan al público sin importar la edad o el sitio compartido. “Aparte de que es una sorpresa, porque en cierto modo parece que me conocen y lo prepararon medio en secreto, no puedo negar que es una gran alegría por disímiles razones”, acotó el artista ante nuestra insistencia.
Para Freddy, el agasajo es un premio a la generación, que según sus propias palabras, es digna representante de sus esfuerzos por preservar un género musical que cada vez se diluye más, cada vez es menos puro, y pierde su esencia contestataria y crítica. Un preámbulo a lo que sería todo un desfile de excelentes exponentes, durante las cuatro tardes sucesivas que duró el encuentro de los juglares en Las Tunas. Nombres del patio como Carlos Dragoní, Iraida Wiliams, Daniel Velázquez, Richard Gómez, Andrés Borrero, afinaron sus guitarras para demostrar el hecho de que la trova tunera se mantienen fiel a sus preceptos. El público asistió como es costumbre en esta tierra oriental, para apoyar y disfrutar la música de sus artistas de vanguardia.
Una vez más, El Patio de Pepe se reafirma como un puntal cultural de confluencia e intercambio musical durante el mes de noviembre, acogiendo la tradicional descarga trovadoresca de artistas del patio con sus invitados de otras latitudes nacionales como Ariel Barreiro, Pedro, Noel, Jorge Barret, entre otros, que desde horas tempranas de la tarde hasta entrada la noche, hacen emanar de sus voces e instrumentos, las emociones profundas de sus creaciones.
La singularidad del primer encuentro, con el homenaje a Freddy Laffita, dio paso a características especiales en cada uno de los encuentros que le sucedieron. Espacios para hip hop, rock, fusión con grupos como Reverso, Metástasis, Las Klidas, D’Mente, Klase A, llenaron los espacios musicales de la ciudad durante toda la semana. Sin dudas, un buen sabor ha quedado en los asistentes a las peñas y conciertos que ocuparon toda la vida cultural del territorio. Se reafirma que la nueva generación de músicos tuneros y cubanos son el sustento cultural de nuestro país.
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16 de noviembre de 2015
La historia de Freddy es conocida por muchos en Las Tunas, la anécdota de cómo llegó entre cartones en un camión a la ciudad, la manera casi mágica en que quedó atrapado para siempre en el Balcón del Oriente, se repite en cada conversación que entabla con algún amigo, o simplemente, algún joven músico que se deja llevar por su característica personalidad.
Son más de dos decenios ya de vida artística para un trovador que está siempre en la preferencia de los oídos más aguzados, a todos aquellos que gustan de la canción inteligente, metafórica, pero a la vez directa, fácil de consumir.
Freddy, de nacimiento holguinero, pero tunero de corazón, hoy forma parte de lo más autóctono y significativo de la cultura tunera.
Su historia, sus logros, fueron motivos para celebrar en el espacio más importante ya para la trova de la ciudad, el sitio donde se reúne lo mejor del patio y del país, El Patio de Pepe, detrás de la Plaza Martiana, Freddy y sus amigos recapitularon su historia musical. Múltiples colores y cadencias hicieron suyos los temas que han conquistado durante dos décadas, con letras oportunas y sentidas que se identifican con la realidad sentimental y social de este pedazo de tierra, y que a su vez, se multiplica en cada persona con el privilegio del primer acercamiento.
Anfitrión por derecho propio, promotor de los jóvenes valores del patio, Freddy llamó Cien metros de canciones, a la peña que dio inicio al evento más importante que se celebra en Las Tunas durante el mes de noviembre, para aglutinar durante algunos días lo mejor de la música nacional. Todas las tardes circularon por su escenario, los músicos que defienden la música inteligente, juglares de su época que mediante la trova o la música fusión, narran las historias y preocupaciones de su generación.
Al final del encuentro, la voz del homenajeado se encontró en un mano a mano con el poeta y narrador Argel Fernández, quién intensificó y multiplicó la sensibilidad en una tarde que amenazaba ser lluviosa. El hecho, sin dudas, fijó mejor el calor de letras siempre inteligentes y que cobijan al público sin importar la edad o el sitio compartido. “Aparte de que es una sorpresa, porque en cierto modo parece que me conocen y lo prepararon medio en secreto, no puedo negar que es una gran alegría por disímiles razones”, acotó el artista ante nuestra insistencia.
Para Freddy, el agasajo es un premio a la generación, que según sus propias palabras, es digna representante de sus esfuerzos por preservar un género musical que cada vez se diluye más, cada vez es menos puro, y pierde su esencia contestataria y crítica. Un preámbulo a lo que sería todo un desfile de excelentes exponentes, durante las cuatro tardes sucesivas que duró el encuentro de los juglares en Las Tunas. Nombres del patio como Carlos Dragoní, Iraida Wiliams, Daniel Velázquez, Richard Gómez, Andrés Borrero, afinaron sus guitarras para demostrar el hecho de que la trova tunera se mantienen fiel a sus preceptos. El público asistió como es costumbre en esta tierra oriental, para apoyar y disfrutar la música de sus artistas de vanguardia.
Una vez más, El Patio de Pepe se reafirma como un puntal cultural de confluencia e intercambio musical durante el mes de noviembre, acogiendo la tradicional descarga trovadoresca de artistas del patio con sus invitados de otras latitudes nacionales como Ariel Barreiro, Pedro, Noel, Jorge Barret, entre otros, que desde horas tempranas de la tarde hasta entrada la noche, hacen emanar de sus voces e instrumentos, las emociones profundas de sus creaciones.
La singularidad del primer encuentro, con el homenaje a Freddy Laffita, dio paso a características especiales en cada uno de los encuentros que le sucedieron. Espacios para hip hop, rock, fusión con grupos como Reverso, Metástasis, Las Klidas, D’Mente, Klase A, llenaron los espacios musicales de la ciudad durante toda la semana. Sin dudas, un buen sabor ha quedado en los asistentes a las peñas y conciertos que ocuparon toda la vida cultural del territorio. Se reafirma que la nueva generación de músicos tuneros y cubanos son el sustento cultural de nuestro país.
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