Cero en concepto: la variedad musical en percepción muy peculiar



En la habanera barriada de Lawton hay una humilde casa donde distintos ritmos marcan una amplia variedad musical que suena con fuerza los fines de semana, casi durante todas las horas, desde que el sol se despierta el sábado hasta tarde en la noche del domingo con la luna como testigo inequívoco de sus melodías. Aquí no se reproduce un único género musical, se tocan casi todos y como no tienen un concepto musical fijo, un grupo de jóvenes se hace llamar Cero en Concepto, y suman esfuerzos y diversidad a su quehacer artístico.

Juan Pablo Domínguez Zulueta, un artista multidimensional: pintor, compositor, arreglista, guitarrista y voz principal, es el carismático líder de esta agrupación por la que han pasado varios integrantes en sus cuatro años de existencia.

“Yo soy pintor, pero aprendí a tocar guitarra y me fui decidiendo por la música, es lo que más me gusta hacer, tocar y cantar”, explica Juan Pablo, quien ha convertido una habitación de su casa en improvisado estudio donde se reúnen, además de su grupo, otros jóvenes artistas independientes que no tienen un lugar donde ensayar, donde compartir ideas, creaciones, o simplemente intercambiar experiencias y sueños.

Los muebles están apartados, los cables de las guitarras y de los micrófonos se mezclan por el piso, la pianola y la batería ocupan bastante espacio, y en una esquina, el ingeniero de audio Leonardo Gamboa Trejo diseña y maneja los sonidos, regulando, manipulando, mezclando, para luego reproducirlos.

“Ya tenemos casi 100 canciones en inglés y español. Yo soy el principal compositor”, nos dice Juan Pablo, conocido también como el “Músico del barrio” quien, además, organiza y reparte el trabajo del resto de los integrantes de Cero en Concepto.

“Nuestra principal dificultad, como la de todos los que aquí se reúnen, -agrega- es que creamos y no tenemos cómo producir, pues la habitación que usamos no tiene todas las condiciones y no podemos grabar algo con la calidad suficiente para poderlo usar en la producción de algún disco y nunca nos alcanza el dinero para pagar un estudio aunque sea independiente”.

Leidys Claudia Sánchez Rodríguez, una de las chicas del grupo, disfruta mucho los días de ensayo y aún más las actuaciones. “Tuve la suerte de poder estudiar dirección coral y piano durante cinco años -dice-, pero al final no encontré empleo en ningún lado y como no era profesional, prácticamente me lo negaron. Sin embargo, descubrí a la gente de Cero en Concepto y aquí estoy junto a ellos labrando juntos nuestro futuro”.

La otra integrante del grupo es la joven de sólo 19 años, Eymi González Pérez, dueña de una estupenda voz, quien solo atina a decir: “soy la responsable de las locuras que cometemos, pero me asumen como la traviesa hermana menor y la pasamos siempre de lo mejor”.

Completan la nómina de Cero en Concepto: Rafael “El Chino” Wilson Manzanares, baterista; Bryan Frías Reyes, guitarrista, que toca el instrumento como si fuera un piano y por eso la apoya en un soporte; y Luis Enrique “Suny” González Espinosa, bajista. Todos estudian o trabajan para ganarse la vida y ninguno pasa de los 28 años, aunque no quisieron decir quién de todos era el más longevo, para no colgarle el sobrenombre de abuelo.

La casa de Juan Pablo se ha convertido en una especie de santuario para los jóvenes músicos alternativos de la capital y llegan allí desde todos los confines para vivir la experiencia de hacer su música con los instrumentos de Cero en Concepto, que están allí a disposición de todos. Para muchos de ellos esto es una verdadera suerte, ya que la mayoría de la música alternativa que se produce en Cuba es hecha de forma digital, con resonancias puramente electrónicas, y todos los géneros no requieren, o no se avienen, a este tipo de sonidos.

Según uno de los visitantes que solo se identificó como El Flaco Fide, en este caso es toda una rareza oír tocar el piano o la batería y ver cómo el ingeniero de sonido regula y afina los resultados, lo que es privilegio sólo de profesionales reconocidos, y es una realidad que hacer música a la antigua usanza suena diferente, lo tradicional es un detalle, a veces necesario, que casi ninguno de los nuevos creadores puede degustar.

El lugar respira creatividad y arte, las pinturas de Juan Pablo también son protagonistas del sitio y la acústica reúne momentos de verdadera inspiración trovadoresca.

Aunque oficialmente no son miembros de la banda, los padres de Juan Pablo son parte integrante honoris causa, ellos accedieron a dar la habitación mayor de la pequeña vivienda, cuidan de los instrumentos en ausencia de los muchachos, soportan las largas horas de ensayos, y nunca falta una merienda oportuna para que los jóvenes aspirantes a ganar un día el Grammy, recarguen las baterías para continuar su carga musical.

Cero en Concepto se ha presentado en el Bar Sarao, uno de los centros nocturnos mas frecuentados en estos tiempos por la juventud habanera. Igualmente, divulgan su música en el llamado Paquete Semanal, en las redes sociales, y entre los amigos que se pasan los pen drives y les hacen promoción gratis en sus escuelas y con otros amigos.

“Es todo lo que podemos hacer por ahora, -concluye Juan Pablo- cada día son menos las oportunidades que se presentan para actuar en algún lugar público o centro nocturno, y cuando las hay, los organizadores siempre quieren llevarse la mejor parte y prácticamente nos estafan, nosotros les resolvemos un problema y ellos no nos consideran artistas reales”.

En este caso, no es Cero el resultado de tanta entrega y esfuerzo, cada sábado la barriada de Lawton se llena de sonidos melodiosos, golpes de drum y acordes de guitarras. La música, en su sentido más variado, con el eco más tradicional, se adueña de este pedacito, donde el Concepto de armonía y amistad suma más.

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