Cuando Okulary suena



“¡Puño arriba Maxim!”, así se presentó Sofía Guilarte ante el público presente en la sala habanera Maxim Rock, uno de los escasos reductos que frecuentan los amantes del rock and roll. La hermosa alamareña lidera la banda Okulary, un piquete de amigos, como ella misma define, que tenía necesidad de expresarse a través de la música.

Desde marzo de 2013 decidieron comenzar una carrera que ha pasado por altos y bajos, pero nunca han traicionado los principios fundacionales: decir lo que sienten y liberar sus inquietudes en géneros y melodías. “Nunca hemos querido jugar con la música, queremos hacerla en serio”, dijo Guilarte, además guitarrista y vocal de la agrupación.

Okulary cultiva el art rock o rock experimental, una vertiente cuasi sinfónica de entender el género. “Al principio no teníamos baterista, luego, sumamos otros instrumentos, hasta le hicimos algunos arreglos a un clarinete”, refirió la joven de 19 años, quien no estudió música académica, pero su formación empírica le basta para componer y sacar los acordes necesarios.

“La mayoría de los que tocan rock and roll no saben leer música, y esto dificulta la producción. En mi banda ocurre, solo la tecladista y el guitarrista conocen algo de esto, pero hasta cierto punto puede traer beneficios esta situación, porque solo tenemos para tocar el corazón y lo que sentimos”, añadió.

Se refirió además, a lo difícil de conseguir buenos instrumentos y los avatares de poder grabar algún tema. “Tenemos un demo de producción independiente. Incluye siete temas y se llama The Way. Lo hicimos con Estudio Zero en el año 2013”, señaló la directora, quien consume la música de Evanescence, Linkin Park, Avril Lavigne, entre otros cultores del género.

Okulary está integrada por Sofía como guitarrista, vocal y directora musical; Edisley Moreno en los teclados y el clarinete; Ramsés Limonte en la guitarra líder; Miguel Moreno en el bajo; y José Alfredo Mena en la batería.

“Tenemos varios temas en fase de producción, entre ellos el que más me ha marcado, ‘The Sound of Music’, aunque también se incluye ‘Mirrow’. Las primeras composiciones fueron en inglés, pero ahora preparamos un nuevo demo con canciones en español. Me inspira el ser humano y sus muchas facetas. Lo que siente, lo que sufre, lo que es capaz de hacer”, argumentó la directora al preguntarle sobre las canciones interpretadas por ellos.

Por su parte, Ramsés dijo que se sumó a la banda un año después de su fundación, y que se enganchó con la manera de mezclar los tipos de música, lo que es entendido como mix metal. “Creo que nuestra onda experimental tiene mucho de underground. No queremos ser populares, queremos sonar bien, pero no ser un producto de mercado. Respondemos a nuestra apreciación y gustos personales. No llevamos un cartel que diga ‘Se vende’. Eso nos define”.

Asimismo, el bajista Miguel, alguien que conocí hace algún tiempo como trabajador de una brigada de mantenimiento de una residencia estudiantil universitaria, sin imaginar siquiera su afición por el rock and roll, aportó que mezclar las distintas formas del género es mezclar sentimientos. “No importa la escuela cuando eres capaz de expresar lo que sientes, eso es más importante incluso, que la afinación. Al final, la gente se lleva lo que transmites en materia de emoción”.

Para el instrumentista empírico todo comenzó cuando creó una banda de rock melódico que se llamaba The Search, en la que fungía como vocal. Después, asumió el bajo con las experiencias del pasado, y ahora no hay quien le quite ese instrumento de las manos. “Soy fundador de Okulary y he tenido la oportunidad de disfrutar del crecimiento melódico, de los experimentos más locos, y de los mejores momentos. Sabemos que aún nos falta camino por recorrer, pero ahí vamos”.

En la Maxim Rock, el grupo regaló algunos temas de su demo, así como también varias de las nuevas propuestas. Aunque a veces faltó acierto en el ataque a algunos acordes y giros, la escena sirvió para que los presentes sintiéramos que existe la madera necesaria para imponerse. Su art rock, que absorbe inobjetablemente del rock progresivo y del black metal, es una muestra genuina del poder de este tipo de producciones para definir cuestiones existenciales en la batalla del ser humano por encontrar el verdadero camino de la redención.

Algunos temas como “The Way to Our Hopes” y “The Other Face” ejemplifican toda la dinámica de Okulary, que se repiensa en el escenario y propone un disfrute, que si no repleta, al menos brinda luces de lo que puede llegar a ser.

En un reporte de prensa, alguien plasmó que la música del grupo se asemeja a la banda sonora de un reino postindustrial con paisajes opresivos en los que el ser humano lucha a brazo partido por sobrevivir, por mantener la esperanza y no sucumbir, pese a la oscuridad, a la crisis de fe. Y precisamente en este sentido, Sofía y su piquete están llamados a defender su esencia y conectar con el público, como aquella noche en la habanera sala Maxim Rock.

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