Luz de Cuba llega a Cienfuegos a través de K’Bolá



El pasado martes 1ro de diciembre, el esperado espacio EndoJazz que desde hace algún tiempo comparten Collage y K’Bolá, se vistió de lujo con la mayor cantidad de invitados que hasta la fecha tuviera la peña. Álvaro DJ, La Fina, El Liberto, El Prófugo, Laura, Sandor de Estudiante sin Semilla, y Luz de Cuba llenaron la noche con los mejores colores de la música alternativa y underground cubana.

Aprovechamos la ocasión para hablar con Luz de Cuba, una de las artistas más vitales que se haya encontrado en la escena underground en los últimos tiempos. Lo primero que le pregunté fue ¿por qué Luz de Cuba?, y en lo adelante no fue necesario inquirir demasiado, pues su elocuencia y sencillez se encargó del resto de la entrevista que aquí reproducimos en lo fundamental.

“Yo me llamo Luz Cristina Despaigne Garrido, tengo 58 años y antiguamente se les ponía el nombre a las personas por la Iglesia Católica, debido a esa gran influencia del sincretismo religioso. Nací el día de Nuestra Señora de la Luz, un 29 de mayo, y por eso me pusieron Luz, Cristina fue por mi abuela. Ese nombre cuando era niña era algo problemático, porque como soy negra me decían luz apagada y yo tengo un carácter bien fuerte, te imaginas que siempre tenía problemas. Después, empecé a hacer poesía y quería llamarme Un Sorokan, que en el yoruba criollo significa Un Soró, una conversación de corazón. Y ese fue el primer proyecto que tuve, Un Sorokan.

Un día me encontré con Alexei, el de Obsesión, y me dijo: ¿por qué buscas un nombre artístico si tu nombre ya lo es?, y entonces dije: bueno, Luz es mi nombre, así que será Luz de Cuba, porque mi trabajo lleva mucha influencia de lo que son mis raíces, es muy autóctono, siempre lo estoy enriqueciendo con todo lo que significa Cuba, porque para mí, mi Isla y nuestra idiosincrasia es lo más lindo que tengo en la vida.

Yo hago spoken word, o poesía hablada, pero al final es más una poesía perfomática que surge en los años finales de los setentas o inicios de los ochentas en Estados Unidos. Es una poesía que tiene una pulsación, una especie de flow y nace dentro del Bronx, antes de aparecer la cultura hip hop. Aquí en Cuba tiene la particularidad de que aparece dentro del hip hop y yo lo conocí dentro de ese proceso.

En el año 2007, Amehel Incera, el director del Proyecto La Poesiconexión, me convocó a participar. Desde el primer ensayo le dije que me gustaba hacer poesía hablada y me explicó que si me gustaba, tenía que escribir. Al próximo ensayo fui con mi primera poesía que se llamó Egungun, que en yoruba es Egun o muerto, y que dediqué a mis ancestros. Fue la visión de cómo los cubanos vemos a Egun con toda la influencia católica, el lucumí, la influencia yoruba. Hay varias formas de ver Egun y yo quise escribir sobre eso. Esa fue mi primera poesía, así empecé a hacer mi trabajo, que he ido enriqueciendo poco a poco.

En el 2007 y en el 2008 participé en los festivales de poesía hablada y después, hice mi primer disco. Tuve mi primer premio en el Festival Puños Arriba en el 2014, y después fui premio Cuerda Viva de Poesía Hablada y a partir de ahí empecé a incorporar la música a mi trabajo.

Me gusta mucho bailar. Mi cuerpo se mueve con cualquier sonido, no importa si estoy en la calle, no me interesa quién me esté mirando, entonces quise que mi poesía tuviera música y empecé a trabajar en el disco propuesta, que incluía poesía y música electrónica.

Actualmente voy por el tercer sencillo de mi disco Poe Dance, donde incluí dubstep, y otros ritmos cubanos como el son, guaguancó, y otros cantos afrocubanos. Le incorporé a mi trabajo el shekere, pero en realidad el shekere es también un dios, yo lo recibí, y por eso no permito que nadie lo toque, porque más que un instrumento es una deidad, y también tengo un tema dedicado a eso.

Ya me habían hablado del proyecto y a K’Bolá de mí, pero cuando me invitaron, no sabían con exactitud lo que hacía. Solo cuando hice pruebas de sonido, Carlitos supo de qué trataba mi propuesta. Incluso me dijo: una cosa es oír por otros acerca de lo que tú haces y otra cosa es verte. No siempre hago lo mismo porque aunque sea el mismo tema, se trata de un performance y le doy al performance lo que siento. Hago muchos rezos yoruba y cuando estoy rezando no estoy haciendo poesía, estoy rogando, estoy pidiendo. es real lo que estoy haciendo, para mí lleva un respeto porque estoy implorando, estoy orando. No siempre doy la misma fuerza, no siempre lo digo de la misma forma y por otra parte, puedo sentir deseos de cantar una diana, pero la diana del guaguancó es algo que se improvisa, no es algo que esté estático. Improviso mucho en este sentido, pero con textos que ya escribí.

Tengo ya dos discos terminados, el primero titulado Propuesta y el segundo, Tinta y pentagrama. El último de estos es básicamente un disco de rap, en el que he tenido la oportunidad de hacer featuring con varios artistas de rap y del que me siento muy satisfecha”.

Apenas terminaba la frase, se acercó Carlos Infante, organizador de K’Bolá, anunciando la inminente presentación de Luz de Cuba ante el público cienfueguero e internacional, que colmaron la peña. Allí salió con su shekere, naturalidad y cubanía.

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