Beat 32: un espacio para la música electrónica underground en Camagüey
21 de diciembre de 2015
Camagüey se convirtió por espacio de dos días en el pasado mes de noviembre, en la capital cubana de la música electrónica underground. Capital en el sentido menos ortodoxo del término, pues no llegaron todos los DJ esperados a acompañar a los del patio, ni se disertó sobre el género, ni se bailó sin descanso en masas multitudinarias en cuanta plaza o club nocturno hubiesen deseado sus protagonistas y a la vez organizadores. Pero sí capital por la importancia de lo que anticipó la Jornada de Música Electrónica Beat 32: el surgimiento de un pequeño, pero prolífero núcleo, que intenta rescatar sonoridades de ese género menos escuchadas o favorecidas por la preferencia de los públicos masivos.
La Jornada constituyó un espacio de lanzamiento, o de reencuentro en el caso de algunos, de los jóvenes DJ camagüeyanos que “mezclan” o “pinchan” géneros más profundos, por describirlos de manera coloquial, que aquellos más privilegiados en los canales comerciales de la industria cultural. Para el público reunido en las presentaciones nocturnas realizadas en plena calle, fue de gran agrado volver a ver juntos detrás de los sintetizadores, laptops y proyectores, a Rafael Miranda, DJ Áfrika, y Alberto Santos, y VJ S@nt, quienes hace unos años formaron parte de un proyecto que sentó pauta en la escena de la electrónica en Camagüey: el Proyecto Play, de Armando Fuentes, DJ Míster.
Todavía el público camagüeyano recuerda la impronta de sus geniales espectáculos, donde la música, el audiovisual y el mapping se unían para regalar exquisitas experiencias, nunca antes experimentadas en esta ciudad mediterránea, pues quedó en su catálogo la proeza de realizar aquí el primer concierto de música electrónica denominado Ahora Play, en 2012.
Respetando ese legado, otros se suman ahora para revitalizar el género, y mostrar que, a pesar de prejuicios que pudiesen existir sobre la cultura dance, proyección sociológica de la electrónica más allá de los sintetizadores, al menos en Camagüey sus cultores son promotores de paz, solidaridad, amor y respeto por cualquier tipo de diversidad.
Sobre esos principios giró toda la concepción del evento y así lo confirmó su organizador, DJ Áfrika, quien declaró a PMU: “El movimiento de la electrónica surgió inspirado en los valores que en su momento promovió la cultura hippie, valores de profundo respeto hacia el prójimo, hacia la humanidad, contra la guerra, los prejuicios raciales, la homofobia. Esos valores son los que deseamos transmitir nosotros con nuestro arte y además, fundar espacios alternativos a la hegemonía que la pseudo mercadotecnia estatal ha impuesto sobre el consumo cultural”.
Beat 32 pretende ser la génesis de una alternativa al gusto musical homogéneo imperante, y reabrir poco a poco, sobre todo en la mente de los públicos, otros espacios de esparcimiento y diversión que hace una o dos décadas atrás, eran terrenos fértiles de la electrónica, disco o dance. Pero para lograrlo, primero lo primero: los artistas, tanto los DJ con la música, y los VJ con el audiovisual, tienen que ser reconocidos por las instituciones del país como artistas en toda la extensión de la palabra.
Las sesiones de la tarde y la noche, o after hours dentro del evento, fueron el momento para sacar bafles y sintetizadores a la calle, en plena Carretera Central, justo al frente del Casino Campestre, en una zona de afluencia de muchas personas a todas horas en esta ciudad, de manera que nadie pudo pasar por alto las sonoridades de Beat 32.
El trance melódico y nostálgico que prefiere Dusniel Vega Fernández, DJ Resident, o el deep house y tech house más enérgicos de Yuchtel Rabassa, DJ Joker, junto a DJ Áfrika, hicieron marcar compases a más de uno mientras esperaban un ómnibus o caminaban de vuelta de escuelas o trabajos.
“Este es el momento preciso para que Camagüey se abra a la música electrónica”, dijo DJ Áfrika, mientras observaba la reacción de los paseantes. “Con la apertura a las nuevas tecnologías de la información que está sucediendo en Cuba, no podemos dejar que el público conozca antes lo que se hace fuera sin saber que aquí también se está trabajando muy bien para impulsar el género y la cultura dance”, agregó.
Su preocupación es genuina, pues ha sucedido con manifestaciones diversas, y no solo del arte, por aquel fenómeno insular que nos hace considerar a los nativos, como diría la escritora Dazra Novak en su columna de la revista Cuba Contemporánea, que “todo lo de afuera es mejor”.
Puede que los DJ cubanos sufran desventajas en el acceso a la tecnología de punta imprescindible para el género, con respecto a los foráneos, pero no cabe duda de que cuando se lo proponen seriamente, son capaces de llevar las esencias musicales latinas a los ritmos electrónicos, y crear o mezclar deliciosas piezas, novedosas y auténticas.
En las dos noches dedicadas al evento, la música cedió un poco de protagonismo a la visualidad generada por Juan Carlos Gil Palomino, VJ 2D, y VJ S@nt. El primero muy identificado con la estética del anime japonés, el segundo más inclinado a la figura humana y otros motivos universales, pero los dos verdaderos artistas del color y el movimiento que completaron, en una perfecta comunión, el producto artístico que quiso ser Beat 32, con muy buenos resultados desde el punto de vista estético.
“DJ y VJ conforman una unidad orgánica que nunca debiera separarse, pues el segundo elabora un concepto visual de lo que el primero ‘pincha’ musicalmente, y sobre todo en este tipo de jornadas es muy importante esa interacción, pues el público se acostumbra a vernos como un todo”, opinó VJ 2D.
Esta primera experiencia en tiempo de festival no fue más que una antesala, pues ya se preparan para efectuar el próximo año la I Jornada de Música Electrónica, con una convocatoria más amplia e inclusiva. Será ese un momento perfecto para aunar voluntades y concederle al género un lugar más justo en el panorama multicultural de esta isla, musical por antonomasia.
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21 de diciembre de 2015
Camagüey se convirtió por espacio de dos días en el pasado mes de noviembre, en la capital cubana de la música electrónica underground. Capital en el sentido menos ortodoxo del término, pues no llegaron todos los DJ esperados a acompañar a los del patio, ni se disertó sobre el género, ni se bailó sin descanso en masas multitudinarias en cuanta plaza o club nocturno hubiesen deseado sus protagonistas y a la vez organizadores. Pero sí capital por la importancia de lo que anticipó la Jornada de Música Electrónica Beat 32: el surgimiento de un pequeño, pero prolífero núcleo, que intenta rescatar sonoridades de ese género menos escuchadas o favorecidas por la preferencia de los públicos masivos.
La Jornada constituyó un espacio de lanzamiento, o de reencuentro en el caso de algunos, de los jóvenes DJ camagüeyanos que “mezclan” o “pinchan” géneros más profundos, por describirlos de manera coloquial, que aquellos más privilegiados en los canales comerciales de la industria cultural. Para el público reunido en las presentaciones nocturnas realizadas en plena calle, fue de gran agrado volver a ver juntos detrás de los sintetizadores, laptops y proyectores, a Rafael Miranda, DJ Áfrika, y Alberto Santos, y VJ S@nt, quienes hace unos años formaron parte de un proyecto que sentó pauta en la escena de la electrónica en Camagüey: el Proyecto Play, de Armando Fuentes, DJ Míster.
Todavía el público camagüeyano recuerda la impronta de sus geniales espectáculos, donde la música, el audiovisual y el mapping se unían para regalar exquisitas experiencias, nunca antes experimentadas en esta ciudad mediterránea, pues quedó en su catálogo la proeza de realizar aquí el primer concierto de música electrónica denominado Ahora Play, en 2012.
Respetando ese legado, otros se suman ahora para revitalizar el género, y mostrar que, a pesar de prejuicios que pudiesen existir sobre la cultura dance, proyección sociológica de la electrónica más allá de los sintetizadores, al menos en Camagüey sus cultores son promotores de paz, solidaridad, amor y respeto por cualquier tipo de diversidad.
Sobre esos principios giró toda la concepción del evento y así lo confirmó su organizador, DJ Áfrika, quien declaró a PMU: “El movimiento de la electrónica surgió inspirado en los valores que en su momento promovió la cultura hippie, valores de profundo respeto hacia el prójimo, hacia la humanidad, contra la guerra, los prejuicios raciales, la homofobia. Esos valores son los que deseamos transmitir nosotros con nuestro arte y además, fundar espacios alternativos a la hegemonía que la pseudo mercadotecnia estatal ha impuesto sobre el consumo cultural”.
Beat 32 pretende ser la génesis de una alternativa al gusto musical homogéneo imperante, y reabrir poco a poco, sobre todo en la mente de los públicos, otros espacios de esparcimiento y diversión que hace una o dos décadas atrás, eran terrenos fértiles de la electrónica, disco o dance. Pero para lograrlo, primero lo primero: los artistas, tanto los DJ con la música, y los VJ con el audiovisual, tienen que ser reconocidos por las instituciones del país como artistas en toda la extensión de la palabra.
Las sesiones de la tarde y la noche, o after hours dentro del evento, fueron el momento para sacar bafles y sintetizadores a la calle, en plena Carretera Central, justo al frente del Casino Campestre, en una zona de afluencia de muchas personas a todas horas en esta ciudad, de manera que nadie pudo pasar por alto las sonoridades de Beat 32.
El trance melódico y nostálgico que prefiere Dusniel Vega Fernández, DJ Resident, o el deep house y tech house más enérgicos de Yuchtel Rabassa, DJ Joker, junto a DJ Áfrika, hicieron marcar compases a más de uno mientras esperaban un ómnibus o caminaban de vuelta de escuelas o trabajos.
“Este es el momento preciso para que Camagüey se abra a la música electrónica”, dijo DJ Áfrika, mientras observaba la reacción de los paseantes. “Con la apertura a las nuevas tecnologías de la información que está sucediendo en Cuba, no podemos dejar que el público conozca antes lo que se hace fuera sin saber que aquí también se está trabajando muy bien para impulsar el género y la cultura dance”, agregó.
Su preocupación es genuina, pues ha sucedido con manifestaciones diversas, y no solo del arte, por aquel fenómeno insular que nos hace considerar a los nativos, como diría la escritora Dazra Novak en su columna de la revista Cuba Contemporánea, que “todo lo de afuera es mejor”.
Puede que los DJ cubanos sufran desventajas en el acceso a la tecnología de punta imprescindible para el género, con respecto a los foráneos, pero no cabe duda de que cuando se lo proponen seriamente, son capaces de llevar las esencias musicales latinas a los ritmos electrónicos, y crear o mezclar deliciosas piezas, novedosas y auténticas.
En las dos noches dedicadas al evento, la música cedió un poco de protagonismo a la visualidad generada por Juan Carlos Gil Palomino, VJ 2D, y VJ S@nt. El primero muy identificado con la estética del anime japonés, el segundo más inclinado a la figura humana y otros motivos universales, pero los dos verdaderos artistas del color y el movimiento que completaron, en una perfecta comunión, el producto artístico que quiso ser Beat 32, con muy buenos resultados desde el punto de vista estético.
“DJ y VJ conforman una unidad orgánica que nunca debiera separarse, pues el segundo elabora un concepto visual de lo que el primero ‘pincha’ musicalmente, y sobre todo en este tipo de jornadas es muy importante esa interacción, pues el público se acostumbra a vernos como un todo”, opinó VJ 2D.
Esta primera experiencia en tiempo de festival no fue más que una antesala, pues ya se preparan para efectuar el próximo año la I Jornada de Música Electrónica, con una convocatoria más amplia e inclusiva. Será ese un momento perfecto para aunar voluntades y concederle al género un lugar más justo en el panorama multicultural de esta isla, musical por antonomasia.
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