Richard: el C-10 de Guantánamo



Richard León se hace llamar C-10 en el mundo del hip hop y además de su amor por su tierra, Guantánamo, lucha con todo su corazón desde La Qeva, un dúo que comparte con Rolando Navarrete Preval, a.k.a Papi2. Hoy nos deja conocer los entresijos de esa entrega a través de PMU.

PMU: ¿Desde cuándo comenzaste a cantar rap?, cuéntame...

Richard C-10: Con 14 añitos, desde la Secundaria, cuando un compañero mío me dijo: me gusta la onda del rap, y yo le dije: a mí también me cuadra…, vamos a hacer un tema de rap… Fue una onda loca, nosotros éramos muchachos, no teníamos una base como tal de la historia. Y la gente se sorprendió al vernos rapear con un background ahí, hecho con tambores, no fue un background americano, bongó y platillos. Después, no lo hice más hasta que llegue al Preuniversitario, pero nuevamente lo quería dejar, porque estaba en la cuestión de los estudios y otras cosas... No fue hasta el Servicio Militar Activo, que por el tiempo que se me daba yo tenía una libreta que se llamaba “Rima y poesía” y ahí yo plasmaba ideas del rap que me salían.

PMU: Fue algo así como comenzar a estudiar el rap, a aprender, ¿no?

Richard C-10: Sí, me fui vinculando con la historia del hip hop, comencé a ver videos, yo no tenía en mi casa ni videos ni reproductor de DVD, en mi casa lo que había era un televisor en blanco y negro. Yo me nutría, la gente me invitaba, iba aprendiendo. Encontré que había madurado en la redacción de la prosa, de los versos, de las canciones.

PMU: Ahí apareció Rolando, ¿verdad?

Richard C-10: Yo le comenté que era rapero, que me gustaba el rap, él me dijo que tenía temas grabados en la casa. Todo fue interacción. Y un día, en cumplimiento de la guardia militar, él en una unidad y yo en otra, por teléfono…

PMU: ¡¿Por teléfono?!

Richard C-10: Sí, por teléfono, las unidades estaban al lado, y comenzamos a rapear: “¿Qué te pareció mi bloque?”… “No, escucha el mío cotorreando…”, “¡Aaaaah, qué bueno!”. Y entre los dos cuadramos formar un grupo cuando termináramos, cuando nos licenciaran.

PMU: Los inicios de un grupo de hip hop en un lugar sin condiciones, traen historias. Me imagino que La Qeva también tiene mucho que contar.

Richard C-10: Mi papá conoció a alguien que nos resolvió grabar en un estudio donde hacen un noticiero de televisión, con un micrófono que estaba altísimo y uno tenía que cantar para el espacio, ¿tú me entiendes? Y después grabarlo en un casete, digitalizarlo, pegarlo a ciegas en un background americano… no nos gustó como tal, no fue como pensábamos.

Andábamos con cincuenta pesos y nos fuimos para un estudio donde la computadora era lenta, y grabamos el primer tema que se llama “El degollador”. Cuando salió el producto nos sentimos súper que contentos, se veía la madurez del trabajo, el resultado de las noches escribiendo en la guardia y limando todo lo que hicimos. Imagínate tú como me sentía, ¡ya tenía un disco de rap!

PMU: ¿Y cómo vino lo de Campamento Subterráneo?

Richard C-10: Yo conocía la peña que se hacía aquí, pero nunca tuve el coraje de acercarme. Entonces, Rolando me presentó a los integrantes, estaba El Ciudadano, Solda2 Raso, ya sabía del proyecto Mundo Loco, los había visto en la Plaza en un concierto, siempre estuve al tanto de la cultura hip hop aquí en Guantánamo. Con el tiempo pasaron los años y seguíamos en el mismo estudio con las mismas condiciones, las grabaciones salían con tremendo churre, pero nosotros nos vinculamos a la peña Campamento Subterráneo. Al principio no éramos parte de ella, pero se vio la madurez, hubo un reconocimiento y nos fuimos conociendo mejor con El Ciudadano, Solda2 Raso, El Poeta Urano, El Aliado. Fuimos aportando y cuando nos dejan cantar, lo hacemos.

PMU: Ya conversé con Rolando, Papi2, sobre los planes de La Qeva, ahora quiero que me digas, ¿qué es La Qeva?

Richard C-10: La Qeva es un cuartico, lleno de grafitis, pinturas, borrotones, una computadora vieja, muy vieja, un cuarto regado con bastantes libros y libretas, y un equipo de música. El cuarto donde nos reunimos por la mañana hasta por la noche. Hay veces que dan las dos de la mañana produciendo, haciendo los proyectos de rap, ensayando, escribiendo y escuchando música. Ahí también estudiábamos Contabilidad y Finanzas, que ya nos graduamos.

PMU: ¿En qué te inspiras cuando compones?

Richard C-10: En lo social, en la violencia que se vive hoy en día aquí, mucha, mucha violencia. He sido testigo de cómo cogen a un joven de 15 años y le llenan un brazo de cortadas y no pasa nada. Y al otro día, ese del brazo lleno de cortadas, le mete una puñalada al otro. Vivo en un lugar que le cambiaron el nombre por “Polvo en el viento”. Sigo viendo hermanos míos del barrio que van para la cárcel porque vino otro de otro barrio y le metió una bofetada y tuvo que meterle un machetazo, y están cumpliendo. Es una lástima. Ese tema y el de rescatar los valores, eso está más que dicho aquí, están perdidos. La gente ya no conversa, la gente simplemente empieza a parlotear, y se van para los puños y sacan una bronca. Nos mantenemos siempre en esa base de rescatar y decirles a las personas que esa no es la mejor opción.

PMU: ¿Tú te sientes a veces muy discriminado como rapero?

Richard C-10: Yo sí me siento discriminado. Yo lo más que pido para mi cultura es respeto, y yo siento que aquí hay personas que la respetan, pero la mayoría no saben el nivel que tiene esto aquí en Guantánamo. Y los logros que ha dado la provincia.

Rolando y yo éramos los que cuando nos decían hay audiciones en tal lugar, íbamos, no para tener un currículo para ser profesional, sino para tener oportunidades, darnos a conocer y que la gente interactúen con el arte de nosotros. Es buena la diversidad, consumir el arte alternativo. Íbamos a los lugares, por ejemplo, a una presentación que se hizo en el Pedagógico, e hicimos un tema que se llama “Sí, sí hay amor”, es un tema a conciencia, porque se sabe que hoy en día gran parte de la juventud ha perdido el significado de la palabra amor. Y al público le gustó, pero al jurado no, ni al que ponía los background, al punto que nos llegó a sabotear. Y sí, el rap tiene su protesta, tiene sus cosas, pero eso es lo que hace que la gente lo escuche y lo entienda, y sepa el mensaje y el concepto que tiene de la sociedad cubana. No me gustaría hacerme profesional cantando reguetón, por mí no haría ningún proceso, me quedaría como ahora. Yo voy a seguir siendo lo que soy y donde quiera que me pare voy a cantar rap.

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