Julio Rodríguez, un cantautor pinareño en Trinidad (Parte I)



Julio Rodríguez, como prefiere que lo llamen artísticamente, es un músico pinareño que se trasladó hasta Trinidad y ya está posicionado en el mundo underground como uno de los talentos más apreciados de la pintoresca ciudad. Hace aproximadamente un año lo entrevistamos para PMU en su natal Pinar del Río, pero en ese entonces no sospechaba cuánto iba a suceder en su trayectoria como músico independiente. Hoy, en esta entrevista, los ponemos al día de su quehacer en los últimos nueve meses.

PMU: ¿Con qué intención llegaste a Trinidad y qué hiciste en esos primeros meses?

Julio: Cuando llegué a Trinidad ya tenía un trabajo junto a unos amigos de Pinar del Río que hacíamos música tradicional cubana y teníamos un proyecto llamado Blanco y Negro. Allí siempre intentamos fusionar el son con el reggae o con la cumbia, estábamos haciendo un trabajo interesante con la música cubana. Después, ellos retornaron a Pinar y yo me quedé aquí en Trinidad, pues ya tenía la propuesta de trabajo de Alaguema.

PMU: Alaguema, tengo entendido, es un proyecto diferente que se presenta fundamentalmente en un restaurante particular. ¿Qué tipo de música trabajan?

Julio: Nosotros en Alaguema hacemos casi de todo. Somos cinco: guitarra eléctrica, bajo, percusión, guitarra acústica y voz. Somos también underground, pues la banda no está inscrita en el Centro de la Música y todos, excepto el director, somos aficionados. Casi todos los temas son temas propios del director y míos. También incluimos canciones de la novísima trova, de David Torrens, de Diana Fuentes, Carlos Varela, o de autores extranjeros como Fito Páez.

Alaguema ya existía hace unos tres años. La agrupación tiene un demo ya grabado de manera independiente que se titula así mismo, Alaguema, y que incluye ocho canciones. Casi todas creadas por el director porque yo llegué después de que se hiciera el disco. Entonces, lo que hemos hecho es remezclar las mismas canciones y hacer arreglos a las voces. Llevo ya nueve meses en este proyecto, casi desde que llegué a Trinidad.

PMU: Julio, ¿cómo encuentras tiempo para hacer tus propias canciones, esas que no cantas en Alaguema?

Julio: Los artistas underground de Trinidad no tenemos mucho tiempo para la creación o presentaciones propias. Incluso, como músico puede haber involución porque en muchas paladares particulares lo que se hace es básicamente tocar estándares conocidos de la música cubana. No obstante, siempre me las arreglo para componer. Tengo alrededor de 140 canciones, todas propias, muchas nacieron en el último año.

PMU: ¿Y la discografía cómo va?

Julio: Hasta ahora tengo un demo de solo cuatro canciones, pero ya estoy preparando un nuevo disco, que por supuesto, deberá grabarse en un estudio independiente. Pretendo que sea un disco a guitarra y voz, a la antigua, como los cantautores Pablo y Silvio. Es una manera de expresarse con más profundidad y la gente se concentra mucho más en el trabajo guitarrístico y vocal.

Quiero hacer canciones para escuchar, y quisiera que la gente se concentrara más en lo que voy a decir, en la lírica. Debo incluir el tema “Mariposa” que le hice a mi madre, y otros de reggae en los que vengo trabajando hace algún tiempo. También estarán algunos temas sociales porque estos siempre le interesan a los cantautores, y por ahí iría el trabajo.

PMU: Hablando de esos temas sociales, ¿cómo serían?, ¿contarías historias?, ¿cuáles o de qué manera prefieres hacerlo?

Julio: Me interesa hablar de cómo somos los cubanos, cómo se están viviendo los tiempos y cómo el cubano es capaz, incluso cuando la cosa está muy mala, de salir adelante con una gran sonrisa, de estar feliz y trasmitirle a los demás esa felicidad. Me gusta mucho contar cómo el cubano es capaz de compartir, incluso lo que no tiene, y cómo eso nos marca, nos hace ser únicos en el mundo. Esas son las cosas que me gusta tocar como cantautor. Con el ánimo de ver, más que todo, los puntos positivos de la sociedad cubana.

Observando críticamente su propio trabajo y la sociedad misma, Julio Rodríguez es un ejemplo del sacrificio que acompaña a muchos músicos cubanos. Hoy la emigración interna es un fenómeno presente y fundamental a tener en cuenta en el desarrollo de la cultura. Hacia La Habana, Santa Clara y Trinidad, se mueven artistas provenientes de todos los rincones de la isla. En la última de estas ciudades se ha hecho constante dicha afluencia. Hasta allí llegan artistas, sobre todo underground, que se trasladan en busca de mejoras económicas. Ocurre que esos cantantes y agrupaciones llevan consigo sus talentos y creaciones, nutriendo la identidad trinitaria y cubana.

Sobre otros interesantes temas y definiciones aportadas por Julio, versará la segunda parte de este trabajo que esperamos los hagan reflexionar acerca de las vicisitudes de los músicos underground que, pese a un medio hostil para el desarrollo profesional, siguen creciéndose.

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