Esto es moña y Más…



A veces sueño con mayores oportunidades para la gente joven. De tanto soñar no me doy cuenta de que vivo en la realidad. No siempre hay suficientes oportunidades y menos para los proyectos más ambiciosos. Duele ver cómo se desperdicia el talento sin que los burócratas de la música muevan un dedo para ayudar a los más jóvenes. Esto le decía yo a Eduardo Más, cuando le realizaba esta entrevista. Él a su vez me contó su experiencia y así pude darme cuenta de que no era yo el único soñador (como le gustaba decir a Lennon). Soñar no cuesta nada, pero el mundo ideal no existe y más vale que ponga los pies en la tierra antes de caerme.

En San Miguel del Padrón, en una parte bien oscura y underground, pude dar con este muchacho de 33 años, alegre como él mismo, que le gusta hacer rap y le encanta la moña, que detesta encasillarse y está inventando siempre algo nuevo. Por eso mismo se hace llamar Más, así de simple. “Creo que eso es algo que me caracteriza. Siempre quiero más, cantar más, escribir más canciones, hacer más, conseguir más. Más que por mi apellido, me puse ese alias por lo que significa para mí la palabra más”.

Más es ambicioso en el buen sentido pues aunque autodidacta, sueña con llegar a ser reconocido por la calidad de lo que hace y también ser un buen ejemplo a seguir por los demás. Pero sobre todo, este muchacho de San Miguel ama lo que hace, y a nadie le hace una concesión porque desea seguir disfrutando la música que le gusta cantar, “y, claro está, tener fama, que la gente me conozca, pero por hacer bien las cosas”.

Asegura que lucha en solitario porque nunca ha pertenecido a un grupo, aunque pronto piensa estrenar unos cuantos números junto a la vocalista Alismey, dueña de una voz maravillosa. Con ella planea grabar los números, poniendo él la parte rapeada del tema y ella el estilo melódico. “Ahora tengo planificado hacer un disco con ella y en estos momentos estamos planeando cómo vamos a hacer las cosas. También tuve la suerte de reunir un dinerito para poder hacer mi primer video clip, que por cierto me encantó, quedó mejor de lo que había imaginado”.

Entre sus influencias musicales más importantes, Más reconoce a Eminem y 50 Cent, también reconoce que existen importantes ejemplos nacionales como Los Desiguales, Los Cuatro, La Charanga Habanera, Osmany García y Los Aldeanos. Cuenta que cuando era solo un muchacho de 13 años que escuchaba constantemente estos géneros, luego les hacía un arreglo personal a las mismas canciones que escuchaba, cambiando completamente el ritmo, para cantarlas en su casa o en las actividades de la escuela. “Al principio, las personas no creían que esos arreglos fueran míos. Al parecer sonaban muy bien y como yo nunca había estudiado en ninguna escuela de música, ni había dado clases de nada de esto, les llamaba la atención. Hasta que se dieron por vencidos y se percataron de que esos arreglos eran míos sin la ayuda de nadie”.

Lástima que las empresas no siempre estén dispuestas a brindarles las mejores oportunidades a estos jóvenes moñeros, no solo por considerar que su música es marginal, sino porque no entienden sus valores culturales. Más ha tenido que salir a la calle para actuar donde aparezca la primera oportunidad de presentación. Tal vez por eso los parques han sido su principal escenario, como el parque Trillo, el del Cristo o el de Cuatro Caminos en Belascoain y Monte. También ha cantado en algunas casas de cultura y algunos teatros como el Mariana Grajales. Pero ser invitado no es común, por eso cuando ocurre, aprovecha bien la oportunidad, pues en los amigos siempre se encuentra apoyo. “Le agradezco a las amistades que siempre han estado a mi lado, en los momentos buenos, y sobre todo en los momentos malos”.

Sus canciones hablan de amor y desamor, de sus propias experiencias personales, sus vivencias en el barrio, su vida. Así encontramos temas como “Háblame bajito”, “No quiero cuento” y “Yo soy un hombre”, que según dice de esta última, “trata sobre una pareja donde el hombre estaba dándose cuenta que la mujer estaba en alguna jugada”. Igualmente, le gusta escribir sobre cosas más alegres y en los últimos tiempos ha creado otros temas menos agresivos como “Mi lucecita”, “Tremenda noche” y “Esto es moña”. Porque nadie duda que la forma de vida influye a la hora de componer y por eso en este moñero, a pesar de la marginalidad del barrio, la alegría de su gente le da un toque especial a su lírica y al contenido de sus canciones. “Bueno, la parte de San Miguel donde yo vivo es ¡Candela!, pero sí te puedo decir que con los vecinos me llevo bien, son chéveres, gozadores, divertidos, al menos con nosotros”.

Lo que sí asegura es que sus temas jamás caen en la chabacanería, ni en las malas expresiones, que evita todo el tiempo la falta de respeto con el público, que es a quien se debe. “Lo que sí pienso es que deberían algunos cuidar más a la hora de expresar las letras de sus canciones, no hacerlas tan chabacanas”. Agrega que se pueden decir muchas cosas sin necesidad de ofender, aunque se trate de temas con cierta agresividad.

En varios puntos concordamos los dos, uno de ellos es que reconocemos la cantidad de géneros que están en la calle ahora mismo, pero el Más, aunque dice que no critica a los exponentes de otros géneros, tampoco le gusta que los metan a todos en el mismo saco. “No soy de los que se ponen a criticar cualquier tipo de música sin sentido, como por ejemplo, los que se oponen al reggaetón, que es un género muy escuchado, especialmente por los jóvenes, y de no ser así, ya se hubiera dejado de oír. Como podemos ver hoy en día son cada vez más las personas que se dedican a este género, porque dicen que es más fácil, lo que hacen es crear una letra hablando cualquier cosa y ya, y pagamos justos por pecadores”.

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