Ellos en el rap cantándole a ellas
18 de enero de 2016
Cuando El CduKtor, Juan Edilberto Sosa Torres, decidió escribir una canción dedicada a una mujer en uno de sus viejos discos Pa’ que me Censuren, allá por el año 2012, le puso como título al track 6 “Quiero hacerte el sexo como nunca”. No es melodía para enamorar, ni es una declaración de amor romántica. Se rapean cosas como estas, según él, en una onda light dedicada a los chamacones: “Hoy tengo más ganas que nunca por dormir contigo, por hacerte el amor, por fabricarte cuatro hijos, por hacer una orgía y llenarte de mermelada, pa’ que te pases una semana, oliendo a leche condensada”.
Como es de suponer, y casi me aseguro a afirmar con rotunda convicción, ninguna rapera cubana, ni siquiera la más imberbe y virgen, escribiría algo así o lo diría de esa manera. Y es lógico, lo apunta el sentido común, son géneros diferentes, varias maneras de asumir y ver la vida, o de apreciar los sentidos mundanos, y más aún, una sensibilidad que puede poner en extremos divergentes a un hombre y a una mujer dentro del rap cubano.
Detrás de todo eso hay más que psicologías y vivencias. Existe, o se comprueba, un sentido ético de las situaciones experimentadas, una manera de pertenecer a un arte como el musical, aunque todo esté bajo la cicatriz de lo underground, una postura que lamentablemente queda en los escenarios de acuerdo a quien use sea, las faldas o los pantalones.
¿Alguna vez han visto una pelea de gallos entre una rapera y un rapero? Casi siempre gana la mujer, o si no es la que más fuerte noquea. Su verbo es más agudo, más penetrante, más sibilino, aunque él puede ser el mejor MC del mundo, ella es la más avispada. El enfrentamiento tiene también algo de picardía y lucha sensual, porque él siempre quiere jugar a ser el dominante y ella la dominadora experimentada. Es como si la puesta en escena fuera un ring de boxeo verbal donde el árbitro es el consabido y cubanizado machismo en persona. No es una pelea de león para mono, quien la gana, repito, casi siempre es ella, y no por lástima, sino por la mejor y ocurrente verborrea, sumándole el consabido apoyo de un público mayoritariamente masculino que le encanta ver cómo una mujer le gana a un hombre. Ahí debería entrar Freud, pero creo que no es necesario.
Para mí, esa es la mejor imagen que podría representar el contenido del rap hecho por ellos y ellas. Si para algunos es cuestión de hormonas, para otros es asunto de géneros, masculinidades y femineidades. A mi entender, los puntos de contactos están bien distanciados, y ella pierde por minoría de representación y oportunidades.
En otro artículo decía que según mis observaciones, una rapera entra al movimiento casi siempre como espectadora, después tiene una relación sentimental con un rapero, como pareja o como amigo, y más adelante se decide por unirse a otros o ser independiente. Las que toman este último camino, saben que cuando se suban a un escenario, en el antes y después de las presentaciones, sus canciones van a marcar una extrema diferencia. ¡Qué duro es ese camino!.
Veamos dos muestras, que no son concluyentes, ya que para poder contraponer el contenido de las letras entre una rapero y una rapera, hace falta más de un artículo, que con agrado haremos.
Por una parte regresa El CduKtor, -y no se trata de una obstinada selección, que conste-, y por el otro los guantanameros Rolando Navarrete Preval, AKA Papi2, y Richard León, AKA C-10, de La Qeva, con su tema “Quiero hacerte el amor” (Feat. Andy Melody), de su demo del 2014: Homicidio de Rimas. Aquí expongo la letra de los dos temas.
No hay posibilidad de equivocación, cuando ellos quieren, hacen de nosotras un rosario de bendiciones, o todo lo contrario, y hasta una muñeca sexual a su antojo. Defensas…, sí, las hay, súper defensas muy pocas, y lo que es más preocupante, vacíos que dejan de decir lo mucho que una mujer ha hecho por la simiente de un hombre.
Vayámonos lejos de la imagen más vendida de una mujer en el hip hop, el papel que le corresponde al de la madre, y veamos entonces con más astucia, el que les toca a sus compañeras de carrera underground. Sigue siendo el que lleva a un sendero sexista donde lo más recurrente es esta descripción de un macho con su pura libido, tal y como grafica El CduKtor: “Empieza la furia, tú me dices, porque tanto desespero, porque hay que echar quince y vamos por el tercero. Es muy probable que mañana no camines…”.
¡Lástima de tanto lápiz y de tan poco cerebro!.
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18 de enero de 2016
Cuando El CduKtor, Juan Edilberto Sosa Torres, decidió escribir una canción dedicada a una mujer en uno de sus viejos discos Pa’ que me Censuren, allá por el año 2012, le puso como título al track 6 “Quiero hacerte el sexo como nunca”. No es melodía para enamorar, ni es una declaración de amor romántica. Se rapean cosas como estas, según él, en una onda light dedicada a los chamacones: “Hoy tengo más ganas que nunca por dormir contigo, por hacerte el amor, por fabricarte cuatro hijos, por hacer una orgía y llenarte de mermelada, pa’ que te pases una semana, oliendo a leche condensada”.
Como es de suponer, y casi me aseguro a afirmar con rotunda convicción, ninguna rapera cubana, ni siquiera la más imberbe y virgen, escribiría algo así o lo diría de esa manera. Y es lógico, lo apunta el sentido común, son géneros diferentes, varias maneras de asumir y ver la vida, o de apreciar los sentidos mundanos, y más aún, una sensibilidad que puede poner en extremos divergentes a un hombre y a una mujer dentro del rap cubano.
Detrás de todo eso hay más que psicologías y vivencias. Existe, o se comprueba, un sentido ético de las situaciones experimentadas, una manera de pertenecer a un arte como el musical, aunque todo esté bajo la cicatriz de lo underground, una postura que lamentablemente queda en los escenarios de acuerdo a quien use sea, las faldas o los pantalones.
¿Alguna vez han visto una pelea de gallos entre una rapera y un rapero? Casi siempre gana la mujer, o si no es la que más fuerte noquea. Su verbo es más agudo, más penetrante, más sibilino, aunque él puede ser el mejor MC del mundo, ella es la más avispada. El enfrentamiento tiene también algo de picardía y lucha sensual, porque él siempre quiere jugar a ser el dominante y ella la dominadora experimentada. Es como si la puesta en escena fuera un ring de boxeo verbal donde el árbitro es el consabido y cubanizado machismo en persona. No es una pelea de león para mono, quien la gana, repito, casi siempre es ella, y no por lástima, sino por la mejor y ocurrente verborrea, sumándole el consabido apoyo de un público mayoritariamente masculino que le encanta ver cómo una mujer le gana a un hombre. Ahí debería entrar Freud, pero creo que no es necesario.
Para mí, esa es la mejor imagen que podría representar el contenido del rap hecho por ellos y ellas. Si para algunos es cuestión de hormonas, para otros es asunto de géneros, masculinidades y femineidades. A mi entender, los puntos de contactos están bien distanciados, y ella pierde por minoría de representación y oportunidades.
En otro artículo decía que según mis observaciones, una rapera entra al movimiento casi siempre como espectadora, después tiene una relación sentimental con un rapero, como pareja o como amigo, y más adelante se decide por unirse a otros o ser independiente. Las que toman este último camino, saben que cuando se suban a un escenario, en el antes y después de las presentaciones, sus canciones van a marcar una extrema diferencia. ¡Qué duro es ese camino!.
Veamos dos muestras, que no son concluyentes, ya que para poder contraponer el contenido de las letras entre una rapero y una rapera, hace falta más de un artículo, que con agrado haremos.
Por una parte regresa El CduKtor, -y no se trata de una obstinada selección, que conste-, y por el otro los guantanameros Rolando Navarrete Preval, AKA Papi2, y Richard León, AKA C-10, de La Qeva, con su tema “Quiero hacerte el amor” (Feat. Andy Melody), de su demo del 2014: Homicidio de Rimas. Aquí expongo la letra de los dos temas.
1 Cerraré las puertas del cuarto Pa’ que nadie nos moleste, Pa’ que no tengas pena Y puedas gritar muy fuerte. No tengas miedo ninguno, No va a ver equivocaciones Para que te sientas segura Compré medio saco de condones |
2 Quiero verte en mi cama el deseo, tu pelo tu cuerpo, tu boca me llama ya no quiero más trama. Quiero hacerte el amor a color se derrama tu piel me tiene hipnotizado. Yo sigo emocionado, quiero estar a tu lado. |
No hay posibilidad de equivocación, cuando ellos quieren, hacen de nosotras un rosario de bendiciones, o todo lo contrario, y hasta una muñeca sexual a su antojo. Defensas…, sí, las hay, súper defensas muy pocas, y lo que es más preocupante, vacíos que dejan de decir lo mucho que una mujer ha hecho por la simiente de un hombre.
Vayámonos lejos de la imagen más vendida de una mujer en el hip hop, el papel que le corresponde al de la madre, y veamos entonces con más astucia, el que les toca a sus compañeras de carrera underground. Sigue siendo el que lleva a un sendero sexista donde lo más recurrente es esta descripción de un macho con su pura libido, tal y como grafica El CduKtor: “Empieza la furia, tú me dices, porque tanto desespero, porque hay que echar quince y vamos por el tercero. Es muy probable que mañana no camines…”.
¡Lástima de tanto lápiz y de tan poco cerebro!.
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