Antecedentes que marcan las diferencias en el discurso sobre temas sociales en el mundo underground cubano
18 de enero de 2016
Cuba y los cubanos hemos sido presas de un patriarcado que se ha extendido por más de un siglo. Esto ha repercutido notable y perjudicialmente en la relación equitativa en el discurso entre hombres y mujeres dentro del universo underground cubano. Estas diferencias vienen marcadas desde los tiempos de la Cuba independiente, desde los tiempos de Gertrudis Gómez de Avellaneda y otras grandes feministas que demostraron que es posible la unión del hombre y la mujer en defensa de su Patria, así como el papel de las féminas en la guerra de independencia y el quehacer cultural de la población, en sentido general, para fortalecer los sentimientos de pertenencia a una comunidad y la identidad personal.
Es un hecho que, como en otros movimientos culturales cubanos, a las mujeres intérpretes y compositoras les ha costado ser reconocidas dentro de la cultura hip hop, la salsa y la electrónica fundamentalmente, pues en otros géneros como la trova, son aceptadas sin cuestionamientos. Estos clichés y tabúes han funcionado durante décadas como un bucle discriminatorio donde un tipo de discriminación conlleva a la otra. Por un lado, la exclusión es por el género musical, es latente la desventaja que existe dentro del rap y otras manifestaciones de esa cultura respecto a otras vertientes musicales, y por otro lado, se discrimina en virtud del género sexual femenino, mayormente en desventaja.
La normalidad es que muchas personas manifiesten como excusa el paradigma de masculinidad dentro del movimiento de hip hop que, a pesar de ser contestatario, reproduce en cierto sentido patrones relacionados con la supremacía de un grupo (ellos) sobre otro (ellas).
Las mujeres que participan del movimiento de hip hop en Cuba han enfrentado ambas exclusiones. La razón puede, y creo se debe al acoso que ha sufrido la mujer durante varias décadas. Un ejemplo muy claro lo constituyen los piropos a veces simpáticos, otras veces obscenos. Esto pudiera parecer una exageración, pero si ponemos interés y analizamos esos piropos, nos daremos cuenta de que siempre vienen del hombre hacia la mujer y no viceversa.
Por otro lado, nos podremos percatar de que dichos piropos siempre marcan la supremacía de los hombres sobre las mujeres. Muchas mujeres contribuyen al machismo imperante en Cuba por permitir estas discriminaciones. Desde tempranas edades, los varones son educados de manera diferente, desde la perspectiva de dominación y supremacía. La madre les transmite los valores sexistas tal cual los ha adquirido desde su infancia: lavar, cocinar, planchar, etc., que son las labores domésticas que le han adjudicado solamente a las mujeres.
Las frases más comunes son: “los hombres son de la calle”, “las muñecas son para las mujeres y los carros para los hombres”, “los niños visten de azul y las niñas de rosa”, “que jueguen pelota, tiren piedras y aprendan a dar palos”. Cuando ya entran en la adolescencia, algunas madres ven como un comportamiento normal que sus hijos varones utilicen a las chicas como objetos sexuales. Los padres en muchas ocasiones, remuneran a chicas prostitutas para quitarles la virginidad a sus hijos varones en representación de la masculinidad y la “hombría”. Esto repercute de manera negativa durante el crecimiento y desarrollo equitativo de los mismos, pues se convierten en verdaderos y visibles machistas donde en una relación de pareja, quien manda y tiene el absoluto poder, es el hombre. Estas “simples” cuestiones, que para muchos pudieran parecer banales y sin basamento alguno, son algunas de las que han influido en el comportamiento machista asumido y representado por los hombres cubanos, ejercidos sobre las mujeres durante muchas décadas.
El universo underground es uno de los escenarios donde mejor se pueden apreciar estas diferencias entre los hombres y mujeres cubanos, estas cuestiones han sido el elemento negativo base que ha mantenido la práctica del machismo en toda la Isla y por ende, más marcado dentro del universo musical underground.
A pesar del avance por lograr una posición equitativa entre ambos sexos, Cuba continúa siendo un país totalmente patriarcal, incluso defendido por una gran mayoría de mujeres. Es cierto que con el proceso revolucionario se han instaurado varios estatutos de igualdad para hombres y mujeres, pero la realidad es que continúan las diferencias entre ambos y la invisibilidad de las mujeres dentro de los escenarios principalmente de hip hop y electrónico.
Si enriquecemos los programas dedicados a completar la formación académica, laboral e investigativa con los estudios realizados de lo más representativo de la localidad y/o comunidades cubanas, entonces comenzaríamos a tributar a la equidad entre los géneros, poco aplicada dentro del universo underground cubano.
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18 de enero de 2016
Cuba y los cubanos hemos sido presas de un patriarcado que se ha extendido por más de un siglo. Esto ha repercutido notable y perjudicialmente en la relación equitativa en el discurso entre hombres y mujeres dentro del universo underground cubano. Estas diferencias vienen marcadas desde los tiempos de la Cuba independiente, desde los tiempos de Gertrudis Gómez de Avellaneda y otras grandes feministas que demostraron que es posible la unión del hombre y la mujer en defensa de su Patria, así como el papel de las féminas en la guerra de independencia y el quehacer cultural de la población, en sentido general, para fortalecer los sentimientos de pertenencia a una comunidad y la identidad personal.
Es un hecho que, como en otros movimientos culturales cubanos, a las mujeres intérpretes y compositoras les ha costado ser reconocidas dentro de la cultura hip hop, la salsa y la electrónica fundamentalmente, pues en otros géneros como la trova, son aceptadas sin cuestionamientos. Estos clichés y tabúes han funcionado durante décadas como un bucle discriminatorio donde un tipo de discriminación conlleva a la otra. Por un lado, la exclusión es por el género musical, es latente la desventaja que existe dentro del rap y otras manifestaciones de esa cultura respecto a otras vertientes musicales, y por otro lado, se discrimina en virtud del género sexual femenino, mayormente en desventaja.
La normalidad es que muchas personas manifiesten como excusa el paradigma de masculinidad dentro del movimiento de hip hop que, a pesar de ser contestatario, reproduce en cierto sentido patrones relacionados con la supremacía de un grupo (ellos) sobre otro (ellas).
Las mujeres que participan del movimiento de hip hop en Cuba han enfrentado ambas exclusiones. La razón puede, y creo se debe al acoso que ha sufrido la mujer durante varias décadas. Un ejemplo muy claro lo constituyen los piropos a veces simpáticos, otras veces obscenos. Esto pudiera parecer una exageración, pero si ponemos interés y analizamos esos piropos, nos daremos cuenta de que siempre vienen del hombre hacia la mujer y no viceversa.
Por otro lado, nos podremos percatar de que dichos piropos siempre marcan la supremacía de los hombres sobre las mujeres. Muchas mujeres contribuyen al machismo imperante en Cuba por permitir estas discriminaciones. Desde tempranas edades, los varones son educados de manera diferente, desde la perspectiva de dominación y supremacía. La madre les transmite los valores sexistas tal cual los ha adquirido desde su infancia: lavar, cocinar, planchar, etc., que son las labores domésticas que le han adjudicado solamente a las mujeres.
Las frases más comunes son: “los hombres son de la calle”, “las muñecas son para las mujeres y los carros para los hombres”, “los niños visten de azul y las niñas de rosa”, “que jueguen pelota, tiren piedras y aprendan a dar palos”. Cuando ya entran en la adolescencia, algunas madres ven como un comportamiento normal que sus hijos varones utilicen a las chicas como objetos sexuales. Los padres en muchas ocasiones, remuneran a chicas prostitutas para quitarles la virginidad a sus hijos varones en representación de la masculinidad y la “hombría”. Esto repercute de manera negativa durante el crecimiento y desarrollo equitativo de los mismos, pues se convierten en verdaderos y visibles machistas donde en una relación de pareja, quien manda y tiene el absoluto poder, es el hombre. Estas “simples” cuestiones, que para muchos pudieran parecer banales y sin basamento alguno, son algunas de las que han influido en el comportamiento machista asumido y representado por los hombres cubanos, ejercidos sobre las mujeres durante muchas décadas.
El universo underground es uno de los escenarios donde mejor se pueden apreciar estas diferencias entre los hombres y mujeres cubanos, estas cuestiones han sido el elemento negativo base que ha mantenido la práctica del machismo en toda la Isla y por ende, más marcado dentro del universo musical underground.
A pesar del avance por lograr una posición equitativa entre ambos sexos, Cuba continúa siendo un país totalmente patriarcal, incluso defendido por una gran mayoría de mujeres. Es cierto que con el proceso revolucionario se han instaurado varios estatutos de igualdad para hombres y mujeres, pero la realidad es que continúan las diferencias entre ambos y la invisibilidad de las mujeres dentro de los escenarios principalmente de hip hop y electrónico.
Si enriquecemos los programas dedicados a completar la formación académica, laboral e investigativa con los estudios realizados de lo más representativo de la localidad y/o comunidades cubanas, entonces comenzaríamos a tributar a la equidad entre los géneros, poco aplicada dentro del universo underground cubano.
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