Cómo hombres y mujeres manejan los temas sociales en el mundo underground cubano
25 de enero de 2016
En la historia del underground cubano es normal encontrarnos con un discurso femenino que discrepe total, y en ocasiones parcialmente, con el discurso masculino. Debido al machismo imperante desde 1895, las mujeres han quedado relegadas a jugar roles que les han sido adjudicados por los dominios masculinos, lo cual les ha limitado su crecimiento profesional y personal en todos o casi todos los sectores sociales.
Por varias razones expuestas en el artículo “Antecedentes que marcan las diferencias en el discurso sobre temas sociales en el mundo underground cubano”, publicado en la edición del lunes 18 de enero de 2016 de PMU, el hombre se siente con el derecho verbal y corporal de disponer de la mujer, y esta a su vez, asume su posición de pertenencia al hombre en calidad de propiedad privada. Estas diferencias han provocado que dentro del universo underground cubano también se presenten la marginalidad y la violencia como ámbitos y conductas sociales representadas desde los estereotipos sexistas y prejuicios racistas. Mujeres y hombres del mundo del hip hop parten de un discurso y de una identidad racial invisibilizada, de experiencias y valores dejados al margen de los cánones existentes, que construyen y proyectan su propia significación del mundo, que en este caso es su cultura.
Dentro de este género musical se adopta una postura de denuncia y elaboran un discurso colectivo que parte de historias contadas desde una visión individual, ya sea como testigos, denunciantes y/o sujetos de la realidad. Existe una mayor cantidad de intérpretes de hip hop cubano de color negro que blanco, lo que constituye una mayor elaboración de un discurso crítico sobre la racialidad en la isla.
Este sentimiento de discriminación racial hegemónica es compartido por ambos sexos con respecto a la sociedad, pero curiosa y paradójicamente, también entre los mismos negros que pertenecen al mundo musical existe una cierta y en escasas situaciones, una solapada discriminación. Recuerdo una canción de los años 90s cuyo intérprete no era de hip hop pero sí negro, que decía: “negrita cabeza de clavo tu pelo me hinca…”, un estribillo en forma de sátira que ridiculizaba y menospreciaba totalmente a la negra cubana de pelo grueso, o “pelo malo”, terminología popular que le han adjudicado al pelo de raza negra.
En este sentido, y en parte, el discurso de mujeres y hombres dentro del universo hip hop underground se establece sobre las mismas pautas, y hasta pudiéramos pensar que existe una relación musical completamente equilibrada. Y lo fuese de no existir las marcadas diferencias entre hombres y mujeres.
Sin embargo, el discurso de los hombres comienza a diferenciarse del de las mujeres y a convertirse en machista cuando se distingue por su supremacía heterosexual de macho alfa. En muchas de las canciones del repertorio de los intérpretes masculinos se hace alusión al dominio del hombre sobre la mujer. El marcado machismo cubano existente e imperante por más medio siglo ha tributado a que los músicos se nutran de dichos códigos y dicharachos populares, por supuesto machistas, y los reproduzcan en sus composiciones como un discurso que se basa en temáticas que interpretan la realidad. La burla o alabanza de su figura física, la “incapacidad para realizar determinadas actividades”, la venta de su cuerpo físico por remuneración monetaria, sus maneras de caminar y danzar como musa que inspira, la evocación a su existencia como bruja, infiel y manipuladora, son las connotaciones adjudicadas más recurrentes.
Estas cuestiones cotidianas de la sociedad, más otros roles adjudicados a las féminas como el de súper madre y buena esposa, son plasmadas por muchos de los intérpretes masculinos cubanos y se transmite nuevamente a la población de manera más lírica, pero igual de sexista, violenta y discriminatoria.
En defensa y en respuesta conflictual a esta agresión verbal de poder y de discriminación, las mujeres se enfrentan a la sociedad machista desde la elaboración de un discurso que tributa a todos los tipos de violencia que se ejercen sobre ellas, al feminismo y a la reinserción social.
Las féminas cubanas se han hecho notar por la fuerza con que tratan los temas sociales tales como la discriminación racial, la opresión en el entorno familiar en todas sus formas de expresión, el auto rechazo, la invisibilidad, entre otras temáticas.
Todas estas problemáticas sociales que imposibilitan el desarrollo personal y profesional lo sufren todas las mujeres y los hombres del universo underground. Ambos son el producto de una sociedad corroída por un modelo de conducta contraproducente para el desarrollo igualitario de los sexos en toda la Isla.
En la actualidad se aprecia un cambio con respecto a dichas cuestiones. Muchas son las organizaciones que abogan por un cambio de esta triste realidad, muchos son los y las intérpretes que han tributado a la igualdad de género, pero aun continúan los discursos diferenciados y sexistas en Cuba. Confiemos en que en un futuro no muy lejano, el universo underground tenga absoluta equidad de género.
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25 de enero de 2016
En la historia del underground cubano es normal encontrarnos con un discurso femenino que discrepe total, y en ocasiones parcialmente, con el discurso masculino. Debido al machismo imperante desde 1895, las mujeres han quedado relegadas a jugar roles que les han sido adjudicados por los dominios masculinos, lo cual les ha limitado su crecimiento profesional y personal en todos o casi todos los sectores sociales.
Por varias razones expuestas en el artículo “Antecedentes que marcan las diferencias en el discurso sobre temas sociales en el mundo underground cubano”, publicado en la edición del lunes 18 de enero de 2016 de PMU, el hombre se siente con el derecho verbal y corporal de disponer de la mujer, y esta a su vez, asume su posición de pertenencia al hombre en calidad de propiedad privada. Estas diferencias han provocado que dentro del universo underground cubano también se presenten la marginalidad y la violencia como ámbitos y conductas sociales representadas desde los estereotipos sexistas y prejuicios racistas. Mujeres y hombres del mundo del hip hop parten de un discurso y de una identidad racial invisibilizada, de experiencias y valores dejados al margen de los cánones existentes, que construyen y proyectan su propia significación del mundo, que en este caso es su cultura.
Dentro de este género musical se adopta una postura de denuncia y elaboran un discurso colectivo que parte de historias contadas desde una visión individual, ya sea como testigos, denunciantes y/o sujetos de la realidad. Existe una mayor cantidad de intérpretes de hip hop cubano de color negro que blanco, lo que constituye una mayor elaboración de un discurso crítico sobre la racialidad en la isla.
Este sentimiento de discriminación racial hegemónica es compartido por ambos sexos con respecto a la sociedad, pero curiosa y paradójicamente, también entre los mismos negros que pertenecen al mundo musical existe una cierta y en escasas situaciones, una solapada discriminación. Recuerdo una canción de los años 90s cuyo intérprete no era de hip hop pero sí negro, que decía: “negrita cabeza de clavo tu pelo me hinca…”, un estribillo en forma de sátira que ridiculizaba y menospreciaba totalmente a la negra cubana de pelo grueso, o “pelo malo”, terminología popular que le han adjudicado al pelo de raza negra.
En este sentido, y en parte, el discurso de mujeres y hombres dentro del universo hip hop underground se establece sobre las mismas pautas, y hasta pudiéramos pensar que existe una relación musical completamente equilibrada. Y lo fuese de no existir las marcadas diferencias entre hombres y mujeres.
Sin embargo, el discurso de los hombres comienza a diferenciarse del de las mujeres y a convertirse en machista cuando se distingue por su supremacía heterosexual de macho alfa. En muchas de las canciones del repertorio de los intérpretes masculinos se hace alusión al dominio del hombre sobre la mujer. El marcado machismo cubano existente e imperante por más medio siglo ha tributado a que los músicos se nutran de dichos códigos y dicharachos populares, por supuesto machistas, y los reproduzcan en sus composiciones como un discurso que se basa en temáticas que interpretan la realidad. La burla o alabanza de su figura física, la “incapacidad para realizar determinadas actividades”, la venta de su cuerpo físico por remuneración monetaria, sus maneras de caminar y danzar como musa que inspira, la evocación a su existencia como bruja, infiel y manipuladora, son las connotaciones adjudicadas más recurrentes.
Estas cuestiones cotidianas de la sociedad, más otros roles adjudicados a las féminas como el de súper madre y buena esposa, son plasmadas por muchos de los intérpretes masculinos cubanos y se transmite nuevamente a la población de manera más lírica, pero igual de sexista, violenta y discriminatoria.
En defensa y en respuesta conflictual a esta agresión verbal de poder y de discriminación, las mujeres se enfrentan a la sociedad machista desde la elaboración de un discurso que tributa a todos los tipos de violencia que se ejercen sobre ellas, al feminismo y a la reinserción social.
Las féminas cubanas se han hecho notar por la fuerza con que tratan los temas sociales tales como la discriminación racial, la opresión en el entorno familiar en todas sus formas de expresión, el auto rechazo, la invisibilidad, entre otras temáticas.
Todas estas problemáticas sociales que imposibilitan el desarrollo personal y profesional lo sufren todas las mujeres y los hombres del universo underground. Ambos son el producto de una sociedad corroída por un modelo de conducta contraproducente para el desarrollo igualitario de los sexos en toda la Isla.
En la actualidad se aprecia un cambio con respecto a dichas cuestiones. Muchas son las organizaciones que abogan por un cambio de esta triste realidad, muchos son los y las intérpretes que han tributado a la igualdad de género, pero aun continúan los discursos diferenciados y sexistas en Cuba. Confiemos en que en un futuro no muy lejano, el universo underground tenga absoluta equidad de género.
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