Un cometa pasa por La Habana
25 de enero de 2016
No importa que en estos días la lluvia y las nubes hagan de La Habana un lugar gris y poco luminoso, aquí las estrellas asoman y hacen de la música un instrumento poderoso para llegar un día a brillar como debe ser.
“Cuando pensé en escoger mi nombre artístico quería que fuera algo que me llegara al corazón. Llamarme El Cometa me inspira a intentar cada día convertirme en una gran estrella y a seguir mi camino sin cansarme”, nos explica Alejandro Guilleuma, más conocido por Tal2 El Cometa, uno de los jóvenes músicos cubanos underground que empeñan diariamente su esfuerzo y escasos recursos para alcanzar la fama y el merecido reconocimiento.
“Siempre me ha gustado la música y aprender cómo hacerla, desde los 18 años sueño con mostrar lo que puedo hacer y llegar a la gente, sobre todo a los jóvenes”, dice Tal2, quien tiene ya escritas más de 40 canciones, y ahora mismo está preparando un demo de 5, en las que incluye varios géneros.
El productor de este chico se hace llamar Copérnico y hace la producción de muchos jóvenes músicos en este momento, aunque Tal2 aún no tiene representante, él mismo se hace promoción en las redes sociales y divulga su obra pagando la inclusión en el llamado Paquete Semanal con Abdel La Esencia, que circula por la Isla subrepticiamente.
Inspirado por la labor de reconocidos músicos como Chris Brown, Lil Wayne, los ritmos del reggaetón boricua y alguna que otra composición romántica, El Cometa ha unido su voz a otros cantantes cubanos aficionados tales como Maykel La Melodía y Romeo la 8va. Maravilla, y se ha presentado en el centro nocturno Plaza del Mar, en el Vedado.
Los lugares donde ensayar escasean, así como también los recursos necesarios para componer y grabar, y ni hablar de la instrumentación, que casi toda es digital, hecha por computadora, pero ha tenido la suerte de contar con amigos que le han prestado su modesto estudio y han puesto a su disposición sus herramientas, como ha hecho Maykel La Melodía, quien lo apoya prestándole los equipos para que grabe y ensaye.
“Yo sé que la música todavía no es lo que me ayuda a avanzar y crecer económicamente, y tal vez, teniendo en cuenta los problemas a los que se enfrentan en Cuba los músicos underground, demore en hacer grandes logros en ese ámbito, por eso estudio Informática en Redes Sociales y así me preparo para hacer otras cosas, siempre sin dejar de amasar mi sueño de ser cantante y triunfar”, afirma con una pose un tanto filosófica, este chico delgado y sencillo, que tiene muy claro que para llegar a donde quiere a veces tendrá que cantar gratis en algún lugar o acompañar a alguien con su voz.
“No he estudiado música, es muy difícil entrar en las escuelas de esa especialidad después de cierta edad, si no empezaste desde chiquito, no te permiten incorporarte. Tendría que acudir a los particulares y eso cuesta un dinero que no tengo”, dice ahora calmadamente, pero sus ojos se encienden cuando nos mira y agrega, “los que hacemos música underground en Cuba, no importa el género, estamos acostumbrados a esos avatares de la vida, pero no cejamos en el empeño de avanzar y alcanzar nuestras metas, cueste lo que cueste, aunque a veces no tengamos ni para pagarnos un buen sueño, lo importantes es seguir adelante, venciendo obstáculos”.
“A veces me pregunto, -enfatiza- qué falta para estar más unidos en torno a nuestras ideas y hacer frente a la barrera de la burocracia cultural y el acceso a los medios. Aquí es necesario cambiar los mecanismos de la difusión y que la calidad sea la única llave para abrir esas puertas. Ahora la competencia es muy desleal y solo se pueden comprar las oportunidades. Los artistas underground cubanos deben agruparse y luchar por lo que desean, y en este sentido toda ayuda es bienvenida”.
En el caso de todos estos artistas aficionados es importante que desarrollen un oído musical impecable porque es lo que los guiará y ayudará después a encontrar los correctos acordes, la melodía que los hará diferentes en medio de tanta competencia.
Casi ninguno ha estudiado música y ni remotamente tienen acceso a instrumentos musicales, ni a recursos de aprendizaje. Los conservatorios de música son extremadamente selectivos y es común que las matrículas tengan muchos descendientes de músicos y cantantes, los cuales son priorizados. También estas escuelas hay que apoyarlas con estudios particulares que siempre son excesivamente caros para la media y empezar esto desde muy temprana edad. Los instrumentos, material de estudio y demás se venden en el mercado negro o son traídos del extranjero a precios exorbitantes. Es por esto que la tecnología digital se impone, aunque no siempre su resultado sea el ideal para el género del principiante. Alguien que les presta una computadora o que se la alquile por horas, les permite a estos aficionados componer sus melodías y comenzar a incursionar en este mundo cada vez más competitivo.
Los estudios de música y el aprendizaje con instrumentos no es común entre los músicos underground cubanos, su formación es usualmente autodidacta y muy limitada, y esto no les permite enriquecer ni su acervo cultural, ni sus conocimientos sobre el tema.
Hasta ahora, El Cometa no ha recibido apoyo de su familia, él solo ha enfrentado la búsqueda de su quimera. “Yo escribo mis propias canciones, no me canso, aspiro a subirme un día a un escenario frente a mucha gente ansiosa por oírme cantar, mis intenciones son las de seguir, perseguir y realizar mi sueño. Quiero brillar, ser una estrella, un cometa deja una larga estela de luz cuando pasa, eso lograré yo algún día”.
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25 de enero de 2016
No importa que en estos días la lluvia y las nubes hagan de La Habana un lugar gris y poco luminoso, aquí las estrellas asoman y hacen de la música un instrumento poderoso para llegar un día a brillar como debe ser.
“Cuando pensé en escoger mi nombre artístico quería que fuera algo que me llegara al corazón. Llamarme El Cometa me inspira a intentar cada día convertirme en una gran estrella y a seguir mi camino sin cansarme”, nos explica Alejandro Guilleuma, más conocido por Tal2 El Cometa, uno de los jóvenes músicos cubanos underground que empeñan diariamente su esfuerzo y escasos recursos para alcanzar la fama y el merecido reconocimiento.
“Siempre me ha gustado la música y aprender cómo hacerla, desde los 18 años sueño con mostrar lo que puedo hacer y llegar a la gente, sobre todo a los jóvenes”, dice Tal2, quien tiene ya escritas más de 40 canciones, y ahora mismo está preparando un demo de 5, en las que incluye varios géneros.
El productor de este chico se hace llamar Copérnico y hace la producción de muchos jóvenes músicos en este momento, aunque Tal2 aún no tiene representante, él mismo se hace promoción en las redes sociales y divulga su obra pagando la inclusión en el llamado Paquete Semanal con Abdel La Esencia, que circula por la Isla subrepticiamente.
Inspirado por la labor de reconocidos músicos como Chris Brown, Lil Wayne, los ritmos del reggaetón boricua y alguna que otra composición romántica, El Cometa ha unido su voz a otros cantantes cubanos aficionados tales como Maykel La Melodía y Romeo la 8va. Maravilla, y se ha presentado en el centro nocturno Plaza del Mar, en el Vedado.
Los lugares donde ensayar escasean, así como también los recursos necesarios para componer y grabar, y ni hablar de la instrumentación, que casi toda es digital, hecha por computadora, pero ha tenido la suerte de contar con amigos que le han prestado su modesto estudio y han puesto a su disposición sus herramientas, como ha hecho Maykel La Melodía, quien lo apoya prestándole los equipos para que grabe y ensaye.
“Yo sé que la música todavía no es lo que me ayuda a avanzar y crecer económicamente, y tal vez, teniendo en cuenta los problemas a los que se enfrentan en Cuba los músicos underground, demore en hacer grandes logros en ese ámbito, por eso estudio Informática en Redes Sociales y así me preparo para hacer otras cosas, siempre sin dejar de amasar mi sueño de ser cantante y triunfar”, afirma con una pose un tanto filosófica, este chico delgado y sencillo, que tiene muy claro que para llegar a donde quiere a veces tendrá que cantar gratis en algún lugar o acompañar a alguien con su voz.
“No he estudiado música, es muy difícil entrar en las escuelas de esa especialidad después de cierta edad, si no empezaste desde chiquito, no te permiten incorporarte. Tendría que acudir a los particulares y eso cuesta un dinero que no tengo”, dice ahora calmadamente, pero sus ojos se encienden cuando nos mira y agrega, “los que hacemos música underground en Cuba, no importa el género, estamos acostumbrados a esos avatares de la vida, pero no cejamos en el empeño de avanzar y alcanzar nuestras metas, cueste lo que cueste, aunque a veces no tengamos ni para pagarnos un buen sueño, lo importantes es seguir adelante, venciendo obstáculos”.
“A veces me pregunto, -enfatiza- qué falta para estar más unidos en torno a nuestras ideas y hacer frente a la barrera de la burocracia cultural y el acceso a los medios. Aquí es necesario cambiar los mecanismos de la difusión y que la calidad sea la única llave para abrir esas puertas. Ahora la competencia es muy desleal y solo se pueden comprar las oportunidades. Los artistas underground cubanos deben agruparse y luchar por lo que desean, y en este sentido toda ayuda es bienvenida”.
En el caso de todos estos artistas aficionados es importante que desarrollen un oído musical impecable porque es lo que los guiará y ayudará después a encontrar los correctos acordes, la melodía que los hará diferentes en medio de tanta competencia.
Casi ninguno ha estudiado música y ni remotamente tienen acceso a instrumentos musicales, ni a recursos de aprendizaje. Los conservatorios de música son extremadamente selectivos y es común que las matrículas tengan muchos descendientes de músicos y cantantes, los cuales son priorizados. También estas escuelas hay que apoyarlas con estudios particulares que siempre son excesivamente caros para la media y empezar esto desde muy temprana edad. Los instrumentos, material de estudio y demás se venden en el mercado negro o son traídos del extranjero a precios exorbitantes. Es por esto que la tecnología digital se impone, aunque no siempre su resultado sea el ideal para el género del principiante. Alguien que les presta una computadora o que se la alquile por horas, les permite a estos aficionados componer sus melodías y comenzar a incursionar en este mundo cada vez más competitivo.
Los estudios de música y el aprendizaje con instrumentos no es común entre los músicos underground cubanos, su formación es usualmente autodidacta y muy limitada, y esto no les permite enriquecer ni su acervo cultural, ni sus conocimientos sobre el tema.
Hasta ahora, El Cometa no ha recibido apoyo de su familia, él solo ha enfrentado la búsqueda de su quimera. “Yo escribo mis propias canciones, no me canso, aspiro a subirme un día a un escenario frente a mucha gente ansiosa por oírme cantar, mis intenciones son las de seguir, perseguir y realizar mi sueño. Quiero brillar, ser una estrella, un cometa deja una larga estela de luz cuando pasa, eso lograré yo algún día”.
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