David D’Omni: historia de un hombre nuevo, la censura y un oasis



A propósito de la presencia de David D’Omni en Cienfuegos con K’Bolá el pasado 13 de enero, sostuvimos aproximadamente quince minutos de intercambio con este músico y aquí reproducimos lo esencial.

PMU: En este encuentro que acabas de tener con tantos músicos, digamos que la protesta social fue el denominador común. Sin embargo, cuando hiciste tu entrada surgió algo diferente. Creo que tocaste fibras más profundas, como la luz en el camino que algunos piensan que no existe a raíz de todo lo material y lo diario, y por eso el público te pedía más. ¿Cómo logras ese efecto en la gente? (Entonces, me hizo la historia del hombre nuevo).

David D’Omni: Voy a empezar diciéndote que no tengo nada que defender, nada que aparentar, que todo lo que yo diga puede ser cambiado, editado, tergiversado en vivo sin copyright.

Primero soy, y luego, soy artista y todas esas cosas, y como primero soy, tengo la libertad de ser artista hoy, mañana albañil, pasado, otra cosa, me adapto a un deseo. La naturaleza me dio cierta sensibilidad musical, también para la pintura y para el arte como tal. Me gusta el arte total. Me gusta escuchar música, pero no de fondo para hacer otras cosas, cuando pongo música la atiendo, me meto adentro.

Exploto mucho la música del mundo, sobre todo la tradicional, y la raíz principal de lo que hago es el rap porque vivo en una pequeña ciudad que es Alamar, en el este de La Habana, un proyecto que hizo el gobierno cubano como para hacer un hombre nuevo, como un experimento social. Allí fueron a vivir personas de diferentes regiones del país, exiliados de las guerras y dictaduras latinoamericanas, técnicos del campo socialista europeo, y para vivir en Alamar tenías que ser marxista-leninista, si tenías una foto de Jesús Cristo o un Eleggua, no tenías casa en Alamar. Pero como había tantas personas de culturas y regiones diferentes, y esa ciudad no tenía tradiciones fuertes, ocurrió la mezcla de todas las tradiciones que traían todos y sí salió un hombre nuevo, pero no el que ellos esperaban. Salió un hombre nuevo que estaba cerca de la costa, donde se escuchaba la FM y escuchábamos la música de los Estados Unidos. Se hizo un hombre nuevo, pero uno diferente.

En Alamar se hicieron los primeros festivales de rock en Cuba, se desarrolló el primer festival de rap de Cuba y yo soy de la generación del rap que empezó allí, siendo un niño ya tenía rap ahí lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábados y domingos.

Hoy esos festivales no existen, los eliminaron. Después, surgió el festival Poesía sin Fin, del que soy co-creador desde el año 2000 y entonces, también nos quitaron ese festival.

Ahora mismo la política cultural de Alamar es que no suceda nada, por eso ha decaído toda la cultura allí. No hay un teatro ni un cine. Por eso me mudé para Guanabacoa.

PMU: ¿Y qué sucede en Guanabacoa?

David D’Omni: En Guanabacoa nadie se mete en mi vida, tengo en mi casa como un oasis, tengo un micrófono abierto, hago lecturas de poesía, conciertos de rap.

PMU: ¿En tu propia casa?

David D’Omni: En mi jardín.

PMU: ¿Y tu discografía?

David D’Omni: Allí mismo he lanzado mis discos. Ya tengo diez grabados, hago la música en mi propia casa, yo solo. Tengo una guitarrita, un piano, unos batá. Grabo las cosas en mi estudio y tengo un banco con todas esas grabaciones. No puedo mantener a otros músicos y respeto mucho el tiempo de la gente. Además, no estudié música, así que no sé cómo escribir una partitura, entonces, cuando se me ocurre algo corro a grabarlo. Yo creo que es más la música que se me ha ido, que la que he logrado grabar.

PMU: ¿A quiénes invitas?

David D’Omni: A todo el que quiera ir. Tengo mensajería, pero a veces también hablamos con PMU para que nos ayude y la gente va. A veces se meten hasta 300 personas en la casa.

PMU: ¿Y por qué en tu casa?

David D’Omni: Nosotros estamos prohibidos como colectivo, cuando éramos un grupo que se llamaba Omni Zona Franca. Nos prohíben en el 2009 y nos desalojaron del espacio que teníamos en la Casa de la Cultura de Alamar. A nosotros fue el mismo Fernando Rojas a decirnos que nos fuéramos de ahí, que estábamos prohibidos en todos los cines y en todos los teatros. Se hicieron reuniones en todos los CDR, llamaron a los centros de trabajo y pusieron imágenes de nosotros diciendo que éramos el enemigo y toda esa mierda. Nos fabricaron una película muy fea.

PMU: ¿Qué te pareció este encuentro con K’Bolá? Ellos también han sido censurados, pero siguen trabajando y el lugar de la peña de hoy ha sido el más improvisado hasta la fecha.

David D’Omni: Antes de venir yo le comentaba a Carlos que yo tengo audio, luces, y un poco de cosas, tecnología…, viajo bastante, los puedo ayudar, incluso con un poco de economía para alquilar luces, audio, lo que sea. Le dije que estoy dispuesto a ayudar, pero creo que lo mejor es hacer estas cosas en espacios particulares porque mira lo que sucedió hoy, yo le imprimí una pila de flyer en mi casa y entonces, hoy cambia el lugar, coge una plumita y arréglalo, no…

PMU: ¿Qué me dices del público?

David D’Omni: Yo siempre me conecto con cualquier público

PMU: ¿Y por qué tú crees que sucede eso?

David D’Omni: Porque somos iguales. Los seres humanos somos bastante parecidos unos a otros. Me gusta la meditación y viéndome a mí mismo, mis basuras, he encontrado perdón y mil tallas. Aquí todo el mundo está en su drama loco.

PMU: ¿Quieres agregar algo?

David D’Omni: Sí, que nadie te quita ni te da la libertad, cuando uno le echa la culpa de los problemas a personas y situaciones exteriores a uno, uno está regalando su poder, porque si la raíz del problema no está en ti, el poder para resolverlo tampoco está en ti. Entonces, no somos víveres que alguien viene y nos da la libertad, y otro viene y nos la quita. No, no, no.

Es lo que normalmente se practica, la gente espera un mesías que lo salve, o un tirano que lo hunda, pero en verdad tenemos el potencial de desarrollarnos con libertad y debe nacer de un anhelo personal. Por eso mi deseo es que cada cual se encuentre a sí mismo y encuentre su camino.

Todo lo que te he dicho hasta ahora, después de cinco minutos ya es viejo, porque mi vida puede cambiar de pronto y puedo hacer lo que quiera.

PMU: Muchas gracias, un verdadero gusto conversar contigo.

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