La vieja escuela del rock ‘n’ roll underground cubano habla (Parte I)



Se llama Luis Kohly y ya pasa de los cincuenta. Para los rockeros viejos es conocido como El Plátano, para las nuevas generaciones es El Luchy. Estudió cine y televisión, pero su verdadera pasión de toda la vida es el rock ‘n’ roll. Perteneció al controvertido movimiento hippie cubano de los 70. Durante los años 80 fue productor de Venus, la emblemática banda de rock underground que marcó un hito en el rock ‘n’ roll cubano. También trabajó como coordinador de actividades para las bandas de rock que no tenían donde presentarse. Fue uno de los principales creadores de la muy poco conocida AMAR (Asociación de Músicos y Autores de Rock), la cual acogió al disperso movimiento rocanrolero cubano y darles representación legal a finales de la década de los 80. En diálogo abierto y franco con PMU, quiso compartir sus historias, anécdotas y recuerdos, que de manera retrospectiva, ayudan a comprender la actual crisis del rock ‘n’ roll en Cuba.

PMU: ¿Luchy, cuando comenzaste a sentir pasión por la música rock?

Luis Kohly (L.K): Desde niño, cuando comencé a escuchar el programa radial Nocturno.

PMU: ¿Cuándo recuerdas que ser roquero comenzó a ser un problema social para ti?

L.K: Mira, para mí ser roquero o escuchar rock no fue un problema social hasta que me enteré que era considerado diversionismo ideológico. Lo simpático de eso es que partiendo de ese criterio, casi todos los jóvenes en aquel tiempo teníamos problemas ideológicos, porque la mayoría escuchaba rock. Pero el problema principal era nuestra actitud y también la estética, que rompía la uniformidad que estaba adquiriendo la sociedad cubana en aquellos momentos. Éramos muchachos a los que nos gustaba vestirnos de una determinada forma, tener el pelo largo y escuchar música extranjera, mayormente en inglés. Nos reuníamos en Coppelia, en el parque del Carmelo o de Línea, para hablar y compartir lo que considerábamos era nuestra filosofía de vida. Esto de por sí ya era un problema que daba lugar al acoso de la policía, las detenciones arbitrarias, los calabozos.

Es interesante el hecho que lo que para nosotros en aquel entonces era defender nuestro gusto musical, nuestra forma de pensar y de vestir, es decir, nuestra identidad, para el gobierno era un problema político. Nosotros no teníamos ninguna intención de ir contra el gobierno, simplemente no nos interesaba el gobierno, sin embargo, el gobierno nos consideró enemigos políticos potenciales y un problema social.

PMU: ¿O sea que a pesar de la marginación política, los hippies cubanos no tenían ninguna intención de protestar contra nada ni hacer activismo social o político?

L.K: Mira, te voy contar una anécdota que quizás te pueda aclarar de cómo eran las cosas. En el año 1968 fue la famosa Primavera de Praga, recuerdo que la primera posición del gobierno cubano fue de protesta formal contra los hechos y se convocó de manera oficial a una manifestación de apoyo frente a la embajada checoslovaca. Al día siguiente de esa manifestación coordinada por el gobierno, hubo otra de carácter espontáneo llevada a cabo por los hippies. Resultado de esa espontánea manifestación: metieron preso a un montón de gente. A eso se le conoce como la famosa “recogida del 68”. O sea, como dice el dicho: “aquí lo que no es obligado está prohibido”. ¿Comprendiste?

PMU: Bien, eso quiere decir que para esa fecha, a los ojos del gobierno, ya el rock ‘n’ roll y los roqueros estaban considerados como un grupo cultural subterráneo.

L.K: Exacto, bajo la etiqueta de diversionismo ideológico.

PMU: ¿Por esa tiempo ya se manejaba el término underground entre los roqueros?

L.K: Sí, ya era conocido.

PMU: ¿Y en el caso de las bandas de rock, cuáles estaban en la mira de los censores culturales?

L.K: Las dos bandas más sonadas del underground de finales de los 60 y principio de los 70, tomando en cuenta el hecho que no tenían ni financiamiento y tampoco contrato institucional, eran Los Kent y Almas Vertiginosas. Había otras, como por ejemplo Nueva Generación o Sesiones Ocultas, pero las más famosas eran las dos primeras que mencioné. Eran bandas de cover, con mucho talento musical y muy buen repertorio, sobre todo con canciones de Deep Purple, Grand Funk Railroad y Led Zeppelin. Sus miembros no estaban reconocidos como músicos profesionales, por lo que solo tocaban los fines de semana en fiestas, bodas y quinces. A veces podían tocar en un club nocturno si eran del agrado del administrador, pero eso no era frecuente con estas bandas.

PMU: Ahora que mencionas a Grand Funk… tengo entendido que en aquellos días de antinorteamericanismo, cuando tocaban “We are American Band”, las cosas se ponían feas con la policía.

L.K: No tanto con esa canción en específico, pero si con “Some Kind of Wonderful”, porque tenía un estribillo al que los roqueros le hacíamos un doblaje al español muy libre y decía algo así como: “¡Quiero, quiero irmeeee! ¡Yo quiero, quiero irmeeee!”. A mediados de los setenta decir eso aquí, imagínate tú…

PMU: Regresando al estatus de las bandas, ¿quiere decir que había agrupaciones de rock que sí gozaban de una mayor tolerancia por parte del Sistema?

L.K: Sí, por ejemplo, estaban Los Magnéticos, Los Dada, Los Barba, Los Gafas, son los grupos que ahora me vienen a la mente. Incluso, a veces algunos de ellos, de manera muy restringida, hasta salían por televisión. Recuerdo que un día Los Kent tuvieron la oportunidad de tocar en la televisión y cuando iban por la mitad de la primera canción, de pronto ¡PACK!, cortaron el programa y se acabó. Hay que tener en cuenta que en aquella época los programas eran en vivo.

PMU: Pero si el rock ‘n’ roll en general era mal visto por las políticas culturales del Estado, entonces, ¿en qué radicaba esta suerte de bona fortuna de algunas bandas?

L.K: Muy sencillo, te lo ilustro con el caso de Los Dada. Cuando se presentaban a nivel de cabaret, que era un espacio institucional, tocaban pop, pero cuando tocaban en fiestas particulares, le metían a los clásicos del heavy metal y hard rock. En cambio, los Almas Vertiginosas y Los Kent eran fieles a un repertorio más metalero y sobre todo, defendían su estética de roqueros a ultranza, que en aquella época era algo muy importante.

Por otra parte, muchas bandas sobrevivían porque tenían influencias y relaciones de amistad o familiares en algún cargo de Cultura, en el gobierno, o algo por el estilo, que sin dudas los ayudaban y protegían.

PMU: Luchy, háblame ahora del underground rocanrolero cubano de los 80 ¿Qué pasó en esa década?

L.K: Mira, en los 80 hubo muchos cambios culturales, sobre todo después del Festival de la Juventud y los Estudiantes que tuvo lugar en La Habana en 1978. Ese año también se abrió la relación con la comunidad cubana del exilio. Pero lo más importante fue el suceso Mariel, porque el movimiento hippie prácticamente emigró por completo tras la presión de las autoridades. El eco de esa represión se vio muy claro con lo que sucedió un año después del Mariel, durante una presentación de Almas Vertiginosas (que en aquel momento se habían cambiado el nombre a RH) en el círculo social Patria o Muerte, de Santa Fe. Esto que digo fue el 28 febrero de 1981. Esa noche llegaron varios camiones de la policía y metieron preso a casi todo el mundo, incluyendo a los miembros de la banda, en Villa Marista.

PMU: ¿Cómo impactó ese suceso en el movimiento rocanrolero?

L.K: Imagínate, aquello aterrorizó a todo el mundo. Tanto a los músicos como a los aficionados al rock. Recién había pasado el Mariel con toda su estela política y tan solo un año después, viene ese acto de represión masiva a esa escala… Porque antes de eso, la policía te acosaba, te ponían una multa por cualquier cosa o te llevaba para la estación, y si estaban molestos te metían en el calabozo, pero aquello era otra cosa, se trataba de Villa Marista. De hecho, Almas Vertiginosas nunca más pudo actuar. Después de ese suceso, muy pocas bandas se quedaron tocando bajo un manto de escrupulosa tolerancia, como la gente de Esfinge y los Taxon. Las cosas se quedaron aparentemente tranquilas hasta que a finales del 1986 viene el éxito del grupo Venus, la primera banda de rock cubana, que logró imponerse con su música y textos propios, y en español.

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