Regalando cubanía en la Habana Vieja



Cubanía no es un grupo cualquiera que se presenta en la Habana Vieja. Desde que escuchas sus primeros acordes, te percatas que estás ante algo inusual. La calidad de sus músicos es impresionante, trascendiendo el mero hecho de ser arte callejero. Poseen una instrumentación rica en matices, buenos arreglos, textos pegadizos y mucho derroche de simpatía.

El quinteto se fundó en junio de 2015 y está integrado por María Alejandra Escut Carballoso como su directora y pianista; Lilieth Ojeda Yánez en el bajo; Julio César Bermúdez Pérez en la flauta y saxofón; Kiko Ruiz es la voz principal y hace la percusión menor; así como la hija del reconocido percusionista José Luis Quintana “Changuito”, Yudianis Quintana González, en las tumbadoras, cajón y campana de pie.

María Alejandra se interesó por la labor de PMU y con mucho gusto accedió a acercarnos a su obra.

“Para poder ser directora de un grupo debes tener experiencia, transitar por otras bandas como un instrumentista normal, aprender como es el sistema. Tenemos influencias de bandas tales como Fiebre Latina, Caribe Girls, Canela, Son Damas.

Abarcamos todos los géneros de la música cubana, defendemos el chachachá a ultranza. Hacemos trabajos investigativos, buscamos música tradicional en discos viejos de vinilo y enriquecemos nuestro repertorio porque da pena que músicos de otras latitudes estén defendiendo ritmos autóctonos cubanos. Las canciones que más nos piden son ‘El Cuarto de Tula’, ‘Idilio’, ‘Chan Chan’ y ‘La Guantanamera’. Kiko es el compositor de varios temas propios tales como ‘Vive’ y ‘Changuito se botó’. Además, posee una voz solista afortunada y es un perfecto frontman.

También nos gusta hacer música internacional en inglés, bossa nova, pop y jazz. Complacemos peticiones en los lugares que tocamos. Es muy difícil que alguien nos sorprenda con algún tema internacional, porque nosotros los hacemos antes de que nos pidan. Tenemos en nuestro repertorio ‘Summertime’, ‘My Way’, ‘You are so Beautiful’, ‘New York, New York’, ‘La Chica de Ipanema’ y ‘Mais que Nada’.

Nos presentamos en paladares y centros nocturnos privados como La Vitrola, La Moraleja y en El Conde de Villanueva. Estamos preparando un concierto que lo llevaremos a cabo en una fiesta particular en el complejo Morro-Cabaña. Es preferible trabajar en estos centros privados, pues sus condiciones son mucho mejores y atienden mejor a los artistas. Aunque eso es como todo, algunos lugares están buenos o malos, y uno se adapta. Por ejemplo, yo tengo tres tipos de pianos, del más grande al chiquito y según el espacio que haya en el restaurante, allí llevo el piano. Además, hay que tener en cuenta la transportación. Me he movido en moto y hasta en bicitaxi por la Habana Vieja.

Recientemente terminamos una producción discográfica independiente, grabada en el estudio del productor underground Ramón Hernández, que está ubicado en la calle Tulipán. Aún no le hemos puesto título, pues estamos indecisos, pues abarca un amplio diapasón de ritmos y queremos llegar a un consenso entre todos los integrantes.

Para promovernos grabamos dos videos clips de factura independiente que están en proceso de edición. Queremos que nuestra primera impresión sea fuerte. Nuestro lema es conquista a primera vista. A las muchachas que quieran ser directoras de grupos, que tengan paciencia que es bien difícil trascender en nuestro país, lograr un prestigio no es cosa de un día, pero al final vale la pena”.

Kiko Ruiz es el cantante y compositor principal del conjunto. Este talentoso joven lleva más de cinco años tocando en las calles de la Habana Vieja pasando el sombrero y viviendo de las propinas. Sin titubear nos comenta sus impresiones. “Por fin puedo decirte que me siento realizado profesionalmente. Todos en Cubanía somos amigos y nos ayudamos mutuamente para que nuestro trabajo sea de gran calidad. Entre mis influencias se destacan la Orquesta de Miguel Failde, Joaquín Betancourt, Laito y su Sonora y de Puerto Rico, Olga Tañón. También estoy cantando en inglés y veo un futuro promisorio para mi carrera.

Anteriormente integré otras agrupaciones donde nuestra labor ha sido impuesta y he convivido en condiciones que no han sido las mejores para un músico.

Existe cierta repulsión cuando se habla sobre la música que se toca en la Habana Vieja. A veces los mismos músicos la rechazan y te cuento que donde verdaderamente se hace la música tradicional cubana es allí. Les pido a esos que nos critican que valoren primero y hablen después.

El son, el chachachá y el bolero es lo que se escucha en las calles. Le debo muchísimo a esta zona. Aquí fue donde adquirí mis conocimientos porque en la escuela te enseñan la técnica, pero a cantar de verdad se aprende en la calle. Pero es muy duro por varias cosas, no te dejan cantar con micrófono en lugares que están prácticamente repletos, pues los vecinos se quejan. Entonces, si vamos a interpretar un bolero, lo que hacemos es acercarnos más a las mesas para no desgastar la voz.

Además, te comento que estuve en un lugar en la calle Obispo y tenía que cantar 9 horas al día con intervalos de descanso de 15 minutos. Algo inhumano que no resistí. Los guías turísticos repletan a los extranjeros de música tradicional cubana de baja calidad y llega el momento en que se cansan. Con nosotros pueden escuchar de todo, un buen bolerón, una bossa o un pop rock.

La promoción es bien compleja y para que sea efectiva se necesita un alto presupuesto, que a veces a los cubanos se nos hace difícil obtener. Tenemos un amigo promotor español, Javier Pita López, que quedó prendado con nuestro trabajo y nos está ayudando en la proyección internacional de la agrupación. En su apoyo están cifradas nuestras esperanzas de poder llevar nuestra música al extranjero”.

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