La vieja escuela del rock ‘n’ roll underground cubano habla (Parte II)



Damos continuidad a la entrevista con Luis Kohly, quien nos hablaba en un artículo anterior,, de la crisis del rock ‘n’ roll en los años 80 y el surgimiento de la banda de rock Venus.

PMU: ¿Cómo llegaste al grupo Venus y cuál fue tu participación como productor de la banda?

L.K: Venus surge en 1983, pero no trasciende hasta mediados de 1986, durante sus conciertos en el anfiteatro de la Avenida del Puerto. Como te dije antes, fue la primera banda cubana de rock que logró imponerse con su música y textos propios en español.

En mayo del 86, Dionisio Arce, actual cantante de Zeus, me invitó a una presentación en el Club Amanecer de la banda, en la cual él cantaba. Ya con anterioridad en encuentros casuales, él me había comentado que estaba tocando en un grupo que se llamaba Venus y que cantaban rock en español. Fui a la presentación y allí me reencontré con Héctor Volta, baterista del grupo, a quien ya conocía de antes, y enseguida nos identificamos. A los pocos días de esa presentación, Héctor me invitó a su casa, con los miembros de la banda, y me dijo que habían podido resolver una entrevista a Venus en radio COCO (estamos hablando de finales de los 86, a las puertas del glasnost y perestroika en Cuba). Fue entonces cuando me invitaron para que fuera yo el que hablara por la banda. En principio me negué, pero ellos insistieron. En aquellos días recién comenzaba a utilizarse el concepto de productor en los medios culturales cubanos, porque antes estaba prohibido, ya que el productor era considerado un intermediario y un explotador. Así, de pronto, yo era el productor de Venus.

PMU: ¿Cómo era el financiamiento de la banda?

L.K: De nuestros bolsillos. Imagínate que los instrumentos de Venus daban ganas de llorar. La batería de Héctor era prestada. Ulises, el guitarrista, tenía su guitarra y un amplificador; Skippy, el bajista, tocaba con un bajo hecho por él mismo; Miguelito, el director del grupo, tenía una guitarra vieja del campo socialista, que estaba en candela. Aquello era sonido luz brillante, pero el grupo tenía tremendo carisma y muy buena pegada.

PMU: ¿Cómo comenzó el éxito Venus?

L.K: Da la casualidad que a un familiar de la administradora del anfiteatro de la Avenida del Puerto, le gusta Venus, y se resolvió para que la banda se presentara allí una vez al mes. Siempre bajo la exigencia de presentarse en el contexto de varias actividades culturales, porque en esa época ni soñar que una banda de rock como la nuestra podía presentarse sola a dar un concierto.  

PMU: Háblame un poco más sobre esto último.

L.K: En esos años, los grupos de rock que no tenían autorización de Cultura para presentarse en espacios estatales, tenían que hacerlo en el marco de varias actividades culturales. Por ejemplo, junto a un show de payasos, de música folclórica, o de trova, entre otra serie de cosas. Como parte de esto que te digo, a la directora del anfiteatro se le ocurrió la idea que en medio de la actividad, alguien hablara sobre la música rock para el público. Yo le dije que le iba a escribir sobre rock ‘n’ roll y ella lo leía, pero me dijo que no, que tenía que ser yo como productor del grupo. Le dije que podiamos hacerlo al principio o al final del concierto, pero ella insistió que tenía que ser a mitad de la función. Así que durante las seis presentaciones que tuvo el grupo allí, a mitad del concierto, paraba la música y yo leía una o dos cuartillas. Por suerte la cosa funcionó bien a nivel comunicacional y el público no me asesinó.

PMU: ¿Qué impacto tuvieron esas seis presentaciones?

L.K: Antes que Venus se presentara en el anfiteatro de la Avenida del Puerto, la banda tenía un pequeño espacio en la Casa de la Cultura de Arroyo Arenas. El público que asistía era de una setenta personas, casi todas amigas personales y familiares de los músicos. Cuando hicimos el primer concierto en la Avenida del Puerto, había trescientas personas. Recuerda que todo eso era sin promoción por parte de los medios. Al mes siguiente tuvimos el otro concierto, esa vez había cerca de mil personas. Al otro mes había cerca de cuatro mil espectadores, y en los tres últimos conciertos de los seis que se dieron allí, hubo más de cinco mil personas, que repletaron un local concebido para tres mil quinientas capacidades. Aquello fue un súper exitazo, sobre todo para una banda completamente underground, que no tenía tan siquiera un disco (nunca lo tuvo), que no poseía ninguna forma de promoción o publicidad que no fuese el teléfono. Eso sí, como ya te dije, la banda tenía tremendo carisma, además, había mucha sed de rock ‘n’ roll. De pronto, Venus se convirtió en un fenómeno espontáneo de masas a nivel local. Pero fue ese éxito lo que les costó la cabeza.

PMU: ¿Qué pasó?

L.K: Un día, recuerdo que íbamos a pasar a buscar al director del grupo para un concierto que yo había coordinado en la Casa de la Cultura de Arroyo Naranjo. Cuando llegamos en el transporte con todo listo, él estaba short y chancletas, y nos dijo que no iba a ir y no quería seguir con el grupo. Hubo una seria discusión entre él y yo. Ante tanta informalidad, ahí mismo decidí renunciar a mi función como productor. Después, supe que lo habían llamado de “arriba” para presionarlo que dejara la banda, y que también le habían dicho que Venus no podía seguir así, tocando por la libre, sino que tenía que pasar por el visto bueno de los cuadros del la UJC Nacional. Ahí comenzó a decaer Venus. La banda siguió con otro director, pero ya no fue igual, hasta que dos o tres meses después del Festival de la 14, el grupo se disolvió definitivamente. Incluso, mucho tiempo después hubo una segunda versión de Venus con otros músicos tratando de vivir de la leyenda de la banda original, pero sin mayor trascendencia.

PMU: Me alegro que hayas sacado a colación el Festival de la 14. Tengo entendido que fue uno de los eventos más importantes del rock ‘n’ roll underground de finales de los 80 en Cuba.

L.K: Sí, es cierto. A principios del 87, yo tenía la idea de hacer un festival de rock con medios propios para promover a la banda FM, con la cual me encontraba trabajando en ese momento. Decidí apelar a mi experiencia con las casas de cultura, pero todo el mundo se aterraba cuando le proponía la idea, hasta que un día fui a la Casa de la Cultura de Arroyo Naranjo, y resultó ser que la programadora de actividades y yo nos conocíamos de cuando era seguidor de la banda Nuevas Generaciones. Ella me dijo que necesitaba ideas frescas y fue cuando le sugerí hacer un festival de rock. Quedó encantada con la propuesta. Yo le advertí que tuviera cuidado al manejar ese asunto, porque políticamente le podía traer problemas. Pero ella me dijo que era la Secretaria de la UJC de ese lugar y que no iba a ver ningún tipo de dificultad. Pusimos en marcha el plan en abril de ese año. El festival de se llamó Primer encuentro anual de Rock Arroyo 1987, y estuvo concebido para dos noches.

PMU: ¿Y porqué entonces le pusieron Festival de la 14?

L.K: Porque el primer día todo funcionó muy bien, a pesar que llegó un periodista de Granma, miembro del Partido, donde estaban los músicos a pedirle las letras para revisarlas. Algunos estuvieron de acuerdo con eso y otros no. Reconozco que al final el tipo se portó bien y sacó una reseña favorable en el Granma Internacional sobre el Festival y el rock ‘n’ roll en Cuba. Pero el segundo día, mientras tocaba lo que quedaba del grupo Venus, la policía intervino e hizo una recogida abrupta y llevaron a los detenidos a la 14 estación de policía. Lo más cómico de todo era que en el público habían varios miembros de la UJC que pertenecían a la redacción de El Caimán Barbudo y también cargaron con ellos.

PMU: ¿Fueron toda esta serie de problemas los que te llevaron a crear la AMAR (Asociacion de Musicos y Autores de Rock)?

L.K: En parte sí, sobre todo por la necesidad que había que los artistas de rock tuvieran algún tipo de amparo legal. Además, a partir de lo ocurrido en el Festival de la 14 hubo una orientación gubernamental de desestimular toda actividad rockera en el país.

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