Sin empresa no nos dejan cantar



Hace más de un año que no tenía noticias de los cantantes Janet Ramayo Zaldívar y Janier Sosa Noa. Parecía que habían desaparecido de la escena underground. Por casualidad me los encontré caminando por la calle 23 de la Rampa habanera. Sin dudarlo, los saludé y entablamos una conversación-entrevista que aclaró mis dudas sobre lo que estaban haciendo.

Ambos muchachos conforman el dúo Esencia J y son músicos empíricos que colaboraron hasta hace poco con la profesora Rosa Márquez y su grupo vocal Elementos Claves. Janet fundó su propio espacio llamado Ten Fe, en el barrio Romerillo, en el municipio Playa, en 2014, y apoyó a muchos artistas noveles. Esta talentosa joven posee una personalidad explosiva y es una inyección de energía para el bolero, género que ha mostrado una saludable capacidad de renovación. Lo que vemos en ella es una puesta al día de parámetros estéticos y musicales originados en los años 50.

Molesta con la situación difícil por la que atraviesan, conversó con PMU. “Nos apartamos del grupo vocal y formamos el dúo en mayo del año pasado, porque surgieron problemas internos entre los integrantes. Además, teníamos ganas de cambiar el formato en el que veníamos cantando y me pareció una buena excusa para probar otros arreglos y cambiar un poco el ritmo.

Mi peña la dejé porque el local donde la hacía no me apoyó más. Hubo dificultades con el audio, se robaron los micrófonos, si no le pagábamos al DJ no iba con los equipos. Tengo otra propuesta para realizarla en el mismo Romerillo, el tercer sábado de cada mes, y estoy reuniendo esfuerzos y voluntades para que se materialice.

Filmé junto a Janier un video promocional independiente del tema “Por tu Amor”. Fungimos como productores del mismo. Después, fuimos a ver a Abdel (La Esencia) y lo pusimos en el Paquete Semanal por un mes. En noviembre entramos a la academia Mariana de Gonitch, pero no cumplió nuestras expectativas y nos fuimos. Allí no nos trataron con justeza y notamos que los profesores tenían preferencia por los alumnos que hacían regalos.    

Cuando hago música, el reto es gustarme a mí misma, no al gerente o al funcionario estatal. Quiero complacer al público y ése es el placer que obtengo. Me gusta la idea de no quedarme parada en un lugar. Estoy pensando seriamente en cómo poder trascender en la escena cubana, pero la verdad no sabemos qué hacer, no sé qué dirección tomar. No queremos entrar a la Asociación Hermanos Saíz porque tampoco paga, si acaso le otorgan un pequeño estipendio a sus preferidos para que graben un video clip”, nos contó Janet.        

Por su parte, Janier Sosa Noa es un joven de 23 años de edad, natural del poblado Las Cañas, provincia de Artemisa. Para sobrevivir trabaja por más de 16 horas como dependiente en una cafetería. Con resentimiento expresó sus impresiones. “Sueño con ser un cantante y compositor famoso. Algo que veo cada vez más difícil de lograr. Varios profesores de canto y críticos especialistas afirman que tengo el talento para imponerme. Pero son aspectos externos los que influyen en el éxito de un artista o proyecto musical.

En mis composiciones tengo que manifestar las cosas que me pasan. Hay veces que me salen frases con un mensaje escondido que yo solo entiendo, o que no puedo decir y por eso lo canto. Es que si me lo guardo, exploto. En el escenario a veces olvido quien soy. Pienso en la historia que estoy intentando transmitir. Aunque no cuente con las palabras, trato de acercarme a la realidad con mis letras. Mis canciones son intimistas, abordo temáticas que expresan valores simples, la necesidad de una vida mejor en nuestro país, y reflejo el sentimiento imperante tras este apocalipsis cultural que nos rodea.

Me parece falso decir soy feliz al máximo, porque estar triste también es un estado natural. Hay algo que no se puede controlar con dinero, socios o viajes. Trabajamos por debajo del telón en un ranchón en Punta Brava, pues el humorista Lachy Show nos incluyó en su propuesta artística y pudimos hacer algo.

Está resultando difícil trabajar en esos nuevos espacios privados que están surgiendo, pues priorizan a aquellos que cuentan con músicos acompañantes y nosotros lo hacemos con backgrounds. No tenemos recursos para mantenernos nosotros, así que ni pensar en tener una banda. Es un círculo vicioso, sin cantar no tienes dinero y sin dinero no puedes cantar.

Ahora lo más íntimo se está haciendo masivo, están saliendo muchas bandas underground que no son Gente de Zona, ni Los Ángeles, sin embargo, son también comercialmente exitosas y funcionan. He organizado conciertos en las calles de mi barrio La Clemencia, en las Cañas. Allá nunca va nadie a tocar y por lo que hecho me he ganado la admiración y el cariño de mis familiares y vecinos.

Estamos participando en el concurso Delfín Fleitas, de Artemisa. Escogieron una composición mía titulada ‘Regresa’ y en la interpretación la defendemos como dúo. Pero eso es por gusto, porque ya hemos recibido premios y menciones en varios festivales de aficionados y nada pasa con nosotros. Cuando salimos a buscar trabajo nos preguntan si tenemos papeles y como no los tenemos, nos lo niegan. Sin empresa no nos dejan cantar. Ahora para poder entrar a una, tienes que sobornar o ser familiar de los directivos. Para nosotros es doblemente difícil, pues no están aceptando solistas o dúos de músicos que no sean de escuela.

Mis backgrounds me los graba el compositor Lucilo Valdés en su casa en Artemisa. Allí grabé una canción dedicada a mi mamá y al Día de las Madres, lo utilizaron como cortina en casi todos los programas de Radio Artemisa. Por supuesto, no me pagaron”.

A pesar de todo lo contado, Esencia J sigue intentando salir adelante en la música y nosotros le deseamos de todo corazón, que así sea.

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