¿Por qué existe un discurso emancipatorio en los contenidos de las canciones elaboradas por raperas en Cuba? (Parte II y final)



Recuerdo haber estado hace 4 años atrás en el estudio de grabación independiente de ese veterano dúo de rap cubano llamado Company Yoruba, ex Tradición Yoruba, conformado por Rositica y Ashley. Al ver a Rositica manejando la PC y las consolas, le pregunté a Ashley si existían prejuicios ante lo que ella hacía por parte de la comunidad rapera masculina y me contestó que sí. Incluso, me confesó que en más de una ocasión hubo raperos que no querían que fuera ella quien manejara los controles en ese estudio de grabación. Ashley les sugirió cortésmente que entonces se tendrían que marchar a otro, puesto que el proceso de grabación y mezcla Rositica lo hacía mucho mejor que él.

Ninguno de estos fenómenos sucede al azar. La filósofa Simone de Beauvoir, en su monumental obra El segundo sexo, acuñó la frase “No se nace mujer: se llega a serlo”. Con ello daba por sentado que la figura femenina quedaba relegada socialmente debido a construcciones de tipo cultural (producto de la mirada del otro, la manera en que la otredad machista y patriarcal la concibe) y no por dimensiones de tipo biológica, económica o psíquica. Este libro, que aborda de modo magistral la condición femenina y establece una clara distinción entre el género y el sexo, constituye en la actualidad un asidero intelectual para muchos de los amantes de los denominados estudios de género. Por esta misma razón, en las sociedades contemporáneas persiste una evidente división sexual del trabajo, confinando a la mayoría de las féminas a jugar un rol de simples reproductoras y amas de casa, a diferencia de los hombres, vistos como productores y emprendedores. Estas presunciones básicas son legitimadas y reforzadas a través de los medios de comunicación masiva, la religión, la publicidad u otros derroteros. Pero existen discursos que contradicen esta triste condición sociocultural. Uno de ellos, sin lugar a dudas, es el discurso femenino y feminista de las mujeres raperas.

La intelectual cubana Inés María Martiatu, tristemente desaparecida, en ese importante texto suyo titulado: “Nuevas voces, nuevos reclamos cubanos en la canción cubana. Discurso femenino en el Hip Hop”, alertaba que a pesar de tener en nuestro país importantes intérpretes y compositoras, existía un vacío discursivo en ese campo debido a que el patrón cultural había sido impuesto a través de todos estos años por hombres blancos, masculinos y heterosexuales. Los textos presentes en las canciones de la trova tradicional reforzaban (incluso a pesar de que la mayoría de los compositores fueron negros y mulatos) cánones eurocéntricos relacionados con la belleza femenina, amén de imponer códigos de dominación de lo que se suponía eran rasgos definitorios de la mujer: debilidad, delicadeza, pasividad, llanto, etc. Sin embargo, enfatiza María Martiatu: “(…) las raperas, esas nuevas voces que han surgido dentro del Movimiento de Hip Hop Cubano, han irrumpido en el panorama no ya del hip hop, sino de toda la cancionística cubana. El Movimiento de Hip Hop ha abierto un espacio de confrontación y diálogo con los más importantes temas que atañen a la juventud y a la población negra y mulata, en particular. El turismo, la prostitución, la droga, la doble moral, la corrupción, el racismo, el conformismo, son algunos de los más acuciantes problemas de la realidad cubana de hoy”.

Género y raza son los principales temas esgrimidos por estas guerreras urbanas y rurales, ya que el rap en Cuba no es privativo de la capital. Las raperas cubanas se nutren de todo un imaginario cultural donde no faltan referencias a reconocidas cineastas como Sara Gómez y Gloria Rolando, cuyas obras a favor de la autonomía femenina y la correcta inserción de sujetos subalternos en la realidad cubana e internacional, son impresionantes. Las pinturas de Belkis Ayón, Eduardo Roca Salazar (Choco), escritoras/es como Nancy Morejón, Georgina Herrera, Inés María Martiatu, Rogelio Martínez Furé, Tomás Fernández Robaina, Samuel Furé Davis, Marta Lesmes, Miguel Barnet, Isabel Moya Richard, Víctor Fowler, Ismael González Castañer, Julio César González Pagés, son también iconos culturales a los cuales se acuden a la hora de conformar un discurso que rompe con masculinidades y hegemonías eurocéntricas, dotándolo de valores afrocaribeños, donde no falta la intersección de una religiosidad cubana de origen africano con una estética que se hace visible en los peinados, la forma de vestir y la adopción de signos de corte negrista.

La narrativa femenina en el hip hop mantiene un vínculo doblemente interesante, es tierna y brutal al mismo tiempo. Transforman una vida de vejaciones, violencia física, psicológica y económica, abortos, acoso laboral, en maternidad, menstruación, erotismo, flow, resistencia. Como expresara el también desaparecido intelectual Félix Mauricio Sáez: “Sus voces son autobiográficas. Cuando se escucha rap hecho por mujeres, todas nuestras ideas, todos nuestros conceptos sobre arte y vida son cuestionados y puestos de cabeza con una tranquilidad y una seguridad que pasma. Hasta el mismo hip hop –cultura y sistema de signos- es tratado en femenino, dejando en claro con este cambio en el punto de vista, que ellas no están tomando el lenguaje del rap prestado para expresar un par de ideas pudorosas y acomplejadas. Iconoclastas y subversivas. (…) Dulcemente revolucionarias y revolucionariamente combativas, las mujeres cubanas han hecho del rap y la cultura hip hop un derecho”.

Por todo lo anteriormente expuesto, es un total error considerar que las raperas constituyen una suerte de anexo dentro de esa herramienta de transformación social, pero también hegemónicamente masculina llamada hip hop. Las maestras de ceremonia forman parte de ella, la dignifican y fomentan. Rap femenino equivale a decir emancipación, libertad de criterio, derecho a existir, a ser. En nuestro país existe un trabajo encomiable de grafiteras, bailadoras, DJ, activistas, productoras musicales y cultivadoras del spoken word o palabra hablada. Nombres como Instinto, La Fina, La Mariana, Las Krudas, DJLeydis, Sigrid (quien elabora un R&B y neo soul envidiable), La Real y La Reyna, Magia, Yula, Omega Q-light, Unión Perfecta, OYE Habana, Arcana, Isnaisy, Dámarys Benavides (pionera del denominado rap cristiano o urban ministry) Madyori, Dayesi, La FresK, Danay Suárez, Telmary Díaz, Trueno Aguilera, Las Positivas, La Nena, DJ Nana (quien también cultiva a la perfección la fotografía), Lourdes Suárez, Afíbola, Lucy (Luz de Cuba), entre otras, nos demuestran que es posible hablar de equidad y originalidad, amén de exponer concienzudamente que la cultura hip hop es un término que se inscribe en femenino.

Leer la serie desde el principio

Atrás


Comentarios   Dejar un comentario
No hay comentarios en este momento.