Divergente: creer en la música y hacer la diferencia
22 de febrero de 2016
Divergente, según el Diccionario de la Lengua Española, quiere decir discordante, disconforme u opuesto. Los protagonistas de este trabajo llevan ese nombre y para ellos, hacer la diferencia no es sinónimo de rebeldía juvenil, sino la búsqueda de un sello y un espacio en el escenario contemporáneo del rock and roll cubano.
La banda la fundaron Lekmay Álvarez, director, compositor y guitarrista, y Miguel Rosales, voz líder y compositor. Dos jóvenes inquietos que antes integraron varios proyectos, el más reciente fue el grupo Habalama. Pero las inquietudes personales y el deseo de interpretar temas propios, los llevó a unir esfuerzos. “Esa fue la idea, defender lo nuestro, hacer algo entre los dos”, comentó Álvarez.
Luego de grabar algunas canciones en estudios artesanales, salieron en busca de otros músicos para completar el proyecto. Así concretaron su actual staff, que componen además, Héctor Fernández como baterista, Yosbel González en el bajo y Alejandro Deulofeu en la otra guitarra.
En poco más de un año con el actual formato, Divergente cree haber encontrado el punto exacto para asumir la creación con más fuerza y lograr un mayor impacto con su obra. Estos chicos no le temen a los medios, ni a la posibilidad de que aumente precipitadamente la demanda de trabajo, porque como apunta Lekmay, tienen “repertorio para tocar dos horas, entre los covers y temas propios”, lo que han demostrado en actuaciones en centros culturales como El Sauce, El Aljibe, el Submarino Amarillo, la Casa de la Amistad, y en festivales en Holguín y por supuesto, en el Maxim Rock. Pero sin dudas, el templo de Divergente es en el poblado de Güira de Melena, provincia Artemisa, pues allí cuentan con un público fiel, pese a que la agrupación no pertenece a esa localidad.
La variedad de sus tracks no permite ubicar a Divergente en una sola vertiente del rock, porque se caracterizan por un estilo ecléctico que fusiona funky, blues, pop rock, baladas rock, entre otros ritmos. Estos chicos tienen bien claro que su intención es hacer “un rock bien cubano” y por ello su primer demo homónimo incluye solo temas en español. “Simplemente sexo”, “Dame una señal” y “Vueltas” son los que promociona la banda en la actualidad, aunque pudieran ser más en breve, pues ya se acercan a la decena de composiciones.
No obstante, aclaran que no es fácil grabar en el contexto cubano. “Esta historia de grabar por cuenta propia se nos hace un poco difícil. Ahora mismo tenemos un tema al que solo le falta la voz y tenemos otros cuatros que pudiéramos llevar a la maqueta próximamente”, dijo Lekmay. Además, insistieron en la idea de que cada track se construye en un proceso colectivo. A pesar de que Álvarez y Rosales aportan la mayoría de los textos, paulatinamente se ha sumado el bajista Yosbel González. “Llevamos temas a los ensayos con algunas ideas de lo que queremos, pero cada cual aporta en los arreglos. Muchas veces te das cuenta que pensabas una cosa y termina siendo otra. O a veces, sencillamente permanece igual”, acotó Lekmay.
También explicó el director que el proceso seguido por el grupo para afianzarse, ha sido un tanto diferente a lo habitual. “Imagínate, que comenzamos a grabar las canciones en la casa, sin tener muchos conocimientos, solo lo básico sobre cómo hacer un demo. La batería la hicimos secuenciada, las voces la puso Miguel y las guitarras son interpretadas todas por mí”.
“Nosotros grabamos los temas y después a buscar los músicos. Lo usual es que la banda ensaye y luego grabe, pero no queríamos quemar a la gente con mucho ensayo sin que vieran algún resultado”, siguió comentando.
Esa fue la alternativa que encontró Lekmay para que el grupo no se agotara, en lo que sabe será una carrera de resistencia por haber escogido un género poco favorecido por las instituciones culturales. “Somos una banda de aficionados, sin papeles, sin peña fija y en los lugares donde pudieras tocar te exigen la carta de una empresa musical para pagarte o ponerte un transporte. Como no somos profesionales, no tenemos acceso a nada de eso.
Ahora mismo, literalmente, la banda nos da pérdidas, pero eso no nos para, todos estamos conscientes de que hacemos esto porque creemos en la música y lo que podemos hacer”, aseguró Álvarez.
Por el momento, el transporte y otras cuestiones logísticas importantes las resuelven entre amigos o con familiares de los integrantes de la propia banda que se ha convertido en una familia.
Si continúan con las mismas energías y el deseo de trascender, en poco tiempo Divergente pudiera ser uno de los grupos noveles más importantes del país. El demo es una buena carta de presentación, las actuaciones en vivo le han hecho ganarse al púbico, y la dedicación y el talento también están presentes entre los ingredientes de la banda.
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22 de febrero de 2016
Divergente, según el Diccionario de la Lengua Española, quiere decir discordante, disconforme u opuesto. Los protagonistas de este trabajo llevan ese nombre y para ellos, hacer la diferencia no es sinónimo de rebeldía juvenil, sino la búsqueda de un sello y un espacio en el escenario contemporáneo del rock and roll cubano.
La banda la fundaron Lekmay Álvarez, director, compositor y guitarrista, y Miguel Rosales, voz líder y compositor. Dos jóvenes inquietos que antes integraron varios proyectos, el más reciente fue el grupo Habalama. Pero las inquietudes personales y el deseo de interpretar temas propios, los llevó a unir esfuerzos. “Esa fue la idea, defender lo nuestro, hacer algo entre los dos”, comentó Álvarez.
Luego de grabar algunas canciones en estudios artesanales, salieron en busca de otros músicos para completar el proyecto. Así concretaron su actual staff, que componen además, Héctor Fernández como baterista, Yosbel González en el bajo y Alejandro Deulofeu en la otra guitarra.
En poco más de un año con el actual formato, Divergente cree haber encontrado el punto exacto para asumir la creación con más fuerza y lograr un mayor impacto con su obra. Estos chicos no le temen a los medios, ni a la posibilidad de que aumente precipitadamente la demanda de trabajo, porque como apunta Lekmay, tienen “repertorio para tocar dos horas, entre los covers y temas propios”, lo que han demostrado en actuaciones en centros culturales como El Sauce, El Aljibe, el Submarino Amarillo, la Casa de la Amistad, y en festivales en Holguín y por supuesto, en el Maxim Rock. Pero sin dudas, el templo de Divergente es en el poblado de Güira de Melena, provincia Artemisa, pues allí cuentan con un público fiel, pese a que la agrupación no pertenece a esa localidad.
La variedad de sus tracks no permite ubicar a Divergente en una sola vertiente del rock, porque se caracterizan por un estilo ecléctico que fusiona funky, blues, pop rock, baladas rock, entre otros ritmos. Estos chicos tienen bien claro que su intención es hacer “un rock bien cubano” y por ello su primer demo homónimo incluye solo temas en español. “Simplemente sexo”, “Dame una señal” y “Vueltas” son los que promociona la banda en la actualidad, aunque pudieran ser más en breve, pues ya se acercan a la decena de composiciones.
No obstante, aclaran que no es fácil grabar en el contexto cubano. “Esta historia de grabar por cuenta propia se nos hace un poco difícil. Ahora mismo tenemos un tema al que solo le falta la voz y tenemos otros cuatros que pudiéramos llevar a la maqueta próximamente”, dijo Lekmay. Además, insistieron en la idea de que cada track se construye en un proceso colectivo. A pesar de que Álvarez y Rosales aportan la mayoría de los textos, paulatinamente se ha sumado el bajista Yosbel González. “Llevamos temas a los ensayos con algunas ideas de lo que queremos, pero cada cual aporta en los arreglos. Muchas veces te das cuenta que pensabas una cosa y termina siendo otra. O a veces, sencillamente permanece igual”, acotó Lekmay.
También explicó el director que el proceso seguido por el grupo para afianzarse, ha sido un tanto diferente a lo habitual. “Imagínate, que comenzamos a grabar las canciones en la casa, sin tener muchos conocimientos, solo lo básico sobre cómo hacer un demo. La batería la hicimos secuenciada, las voces la puso Miguel y las guitarras son interpretadas todas por mí”.
“Nosotros grabamos los temas y después a buscar los músicos. Lo usual es que la banda ensaye y luego grabe, pero no queríamos quemar a la gente con mucho ensayo sin que vieran algún resultado”, siguió comentando.
Esa fue la alternativa que encontró Lekmay para que el grupo no se agotara, en lo que sabe será una carrera de resistencia por haber escogido un género poco favorecido por las instituciones culturales. “Somos una banda de aficionados, sin papeles, sin peña fija y en los lugares donde pudieras tocar te exigen la carta de una empresa musical para pagarte o ponerte un transporte. Como no somos profesionales, no tenemos acceso a nada de eso.
Ahora mismo, literalmente, la banda nos da pérdidas, pero eso no nos para, todos estamos conscientes de que hacemos esto porque creemos en la música y lo que podemos hacer”, aseguró Álvarez.
Por el momento, el transporte y otras cuestiones logísticas importantes las resuelven entre amigos o con familiares de los integrantes de la propia banda que se ha convertido en una familia.
Si continúan con las mismas energías y el deseo de trascender, en poco tiempo Divergente pudiera ser uno de los grupos noveles más importantes del país. El demo es una buena carta de presentación, las actuaciones en vivo le han hecho ganarse al púbico, y la dedicación y el talento también están presentes entre los ingredientes de la banda.
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