Luces Verdes para el cambio



Aunque el nombre pudiera parecer una metáfora, su intención no puede ser más clara y directa. La novel agrupación Luces Verdes, conformada por seis jóvenes habaneros, tiene bien claro los conceptos de trabajo: luz verde para trasformar, soñar, cambiar, y dicho de manera sencilla por su director Reynier Robles: “hacer lo que nos gusta”.

De esta banda me impresiona su fuerza creativa, pero también el tino para conseguir los propósitos inmediatos que se han trazado en la música. Por ahora disfrutan de sus actuaciones en el Centro Cultural Submarino Amarillo, donde no cobran por sus presentaciones, pero aprovechan la oportunidad de compartir con un público conocedor del género. “Vamos con calma”, aseguró Robles, quien relata que ellos comenzaron por el movimiento de casas de culturas comunitarias hasta que encontraron la actual oportunidad. “Estamos aquí desde hace dos meses, tiempo que ha sido intenso e intentamos aprovechar al máximo. El giro ha sido grande porque esto nos obliga a montar temas constantemente y explorar nuevas sonoridades”.

Además de Robles, líder del proyecto y guitarrista, el piquete lo integran Víctor Rivera, en los teclados; David García como baterista y percusionista; Daniel Hernández en el bajo; Javier San Juan como vocalista y guitarrista; mientras Devana Pérez pone su voz y también enseña su talento en la percusión menor.

Aunque se conocieron hace un año y desde entonces comenzaron a ensayar y a probar como sonaban juntos, solo hace cuatro meses es que se propusieron asumir con mayor seriedad una carrera en la música. Quizá tenga que ver con la aceptación que han recibido por parte del público, pese a los pocos espacios con que han contado para presentarse y divulgar su obra. Sobre el tema, nos reveló Robles que la unión alcanzada entre cada uno de los miembros del grupo ha influido en proponerse nuevos objetivos. “Desde que surgimos, mantenemos el mismo staff y ahora somos una familia. Si me quitan a uno, no funciona igual. Más allá de lo musical, tenemos una química enorme. Yo soy el director, pero cada uno aporta, opina, crea, somos un verdadero grupo”.

Como sucede con la mayoría de los nuevos valores del rock en la Isla, o de cualquier otro género alternativo, Luces Verdes debe sus primeras incursiones a la colaboración con otras bandas de mayor experiencia. “Le agradecemos mucho a Habalama, que tiene su peña fija en el restaurante El Aljibe y nos ha ayudado mucho. También nos han ofrecido oportunidades La Vieja Escuela y otras agrupaciones con gran trayectoria”, detalló el joven director.

Para ellos, ser pacientes no es sinónimo de conformistas. Según aclaran, no esperan a que la suerte y el éxito lleguen por si solos, sino que saldrán a conquistarlo y por eso están enfrascados en la grabación de temas propios y un demo aún sin nombre definido. “Estamos trabajando en nuestro repertorio, algo bien elaborado y que tenga impacto, para demostrar lo que valemos. Creo que vamos por el buen camino, pero hay que darle su tiempo a las cosas para que salgan bien”, agregó Reynier.

Igualmente, Reynier precisó que no dejarán de interpretar temas clásicos o más conocidos, faceta que disfrutan mucho y les sirve para llegar a las personas que en lugar de lo novedoso, buscan lo tradicional. “Tenemos además, un repertorio de covers amplio, que incluye canciones de Led Zeppelin, los Beatles, Muse, Queen, AC/DC, Red Hot Chili Peppers y muchos artistas más, para así poder trabajar ante cualquier público”.

Llama la atención que estos jóvenes no tienen miedo a la experimentación, a pesar de que ninguno es graduado de alguna especialidad musical. “Todos somos empíricos y cada uno estudió alguna carrera universitaria. Dos somos egresados de Telecomunicaciones, uno de Microbiología, otro de Diseño, la cantante trabaja y tenemos además, un económico que incursiona como cuentapropista”, apuntó el director.

Robles sabe que el camino será difícil y que el apoyo de las instituciones muchas veces no llegará. “Casi todos hemos estado en otras agrupaciones, pero nada que los haya hecho plantearse en serio la idea de dedicarse a una carrera artística como ahora. Compartimos la pasión con la música, pero debemos cumplir con otras actividades y eso es difícil. Queremos dedicarnos por completo al rock, pero ahora mismo es muy complicado”.

Como muchos de los grupos que comienzan, tener una empresa que los represente es una importante meta a alcanzar. “Es difícil, pero no nos desesperamos”, comentó este joven que aún no ha enfrentado los avatares de conseguir una audición y las negativas de quienes monopolizan contratos y espacios, pero sabe de ello y no le asusta. Asimismo, está consciente que el género que defienden tiene poca visibilidad en los medios de comunicación y la agenda cultural del país. “Al rock no se le da la promoción debida, aunque nosotros hemos adquirido público rápido por el vínculo con el Submarino, pero aun así es un círculo limitado”.

Mientras se cumplen los sueños y llegan las oportunidades idealizadas, Luces Verdes aprovecha lo que tiene y se mantiene fiel a su concepto artístico. “Queremos hacer la diferencia, no tocar lo mismo que todo el mundo”, recalcó Reynier Robles, para quien apostar por la libertad creativa y discursiva es una manera de respetarse como artista. En la última semana, el director debió cambiar el nombre del grupo de Luz Verde a Luces Verdes, debido a que ya existía en la provincia una banda con ese calificativo. Pero ya sea una o varias las luces verdes, sabemos que esta novel banda transitará por el camino del éxito sin luces rojas que la detengan.

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