¿Por qué no existe desunión y tiradera entre artistas femeninas dentro del movimiento underground? (Parte I)



Existen creencias y supuestos sobre la condición de ser hombres, que circulan en la cultura musical underground cubana y que producen clasificaciones que articulan, establecen y autorizan situaciones de discriminación, subordinación, marginación o exclusión entre los hombres y en los sistemas de relaciones sociales. Esto aclara que exista cierta tendencia a la agresión verbal entre los hombres, dadas mayormente en las presentaciones escénicas, en singles donde al menos una canción se le dedica al contrario, y hasta en las entrevistas periodísticas personales, que en ocasiones ofrecen algunos de los artistas que mas hayan resaltado con una canción en las listas populares de éxitos anuales.

Como abordamos en otros artículos, la desunión y tiradera en el underground se plasma marcadamente en géneros y estilos musicales como la salsa, reggaetón y el hip hop, pero vamos a centrar nuestra atención en este último, y en el por qué las mujeres que practican el género, no pecan de tirantez y desunión entre ellas. Al menos, en presentaciones escénicas.

A lo largo de la historia del desarrollo de este género hemos podido constatar que los hombres han sido el sexo dominante dentro del mismo, en todo el sentido de la palabra. Así como también hemos podido sentir y percibir a lo largo de estas de tres décadas de progreso del hip hop, que las mujeres han constituido el eslabón más débil y vulnerable de la cadena evolutiva en esta industria musical y en la sociedad cubana.

En todo el universo cubano underground, la violencia masculina hacia las mujeres se torna evidente y se deslegitima de forma creciente. Los dispositivos jurídicos ejercen acciones sobre las personas involucradas, y el campo de la música no es ajeno a ello. No obstante, la no legitimación y los encontronazos legales y beneficiosos se han realizado casi exclusivamente sobre las formas evidentes, máximas y trágicas de dicha violencia y sus efectos. Quedan así ignoradas las múltiples prácticas de violencia y la dominación masculina en lo cotidiano, y alrededor de la música dentro de este estilo.

Este “machismo invisible” suele producir diversos efectos que frecuentemente son motivo de explicación y que al quedar invisible su producción intersubjetiva, suelen atribuirse a ciertas características femeninas. Algunos de estos efectos son las incomodidades con el curso que toman las cosas, las disfunciones en el seno familiar, la baja autoestima e irritabilidad de las mujeres y defensas interpersonales rígidas en los varones. Estos micromachismos no son percibidos a simple vista y por lo tanto son incrementados y perpetuados. Develar estos mecanismos como parte de la tarea de recuperar constructivamente dimensiones alienantes de la cotidianidad naturalizada, así como visibilizarlos, es un primer paso para intentar su neutralización en las relaciones entre mujeres y varones en el mundo underground musical cubano. Esta alternativa contribuiría a modificar los juegos de dominio y permitiría el desarrollo de relaciones más cooperativas, honestas e igualitarias en derechos y obligaciones.

Estas cuestiones son el principio de la explicación para entender por qué las mujeres tienen un discurso menos agresivo y más unido dentro del género hip hop. Es de reconocer la capacidad para el progreso, la disposición por defender aquello en lo que creen y la fuerza para seguir hacia adelante sin rencores, aun cuando tienen todas las herramientas del mundo para arremeter contra su enemigo, construido por la sociedad en la que les ha tocado vivir.

Tanta es la capacidad de superación de las féminas cubanas, que las primeras incursiones en la república de Cuba sobre masculinidad fueron dadas a conocer en la última década del siglo XX, y fueron llevadas a cabo por mujeres en centros de investigación sobre la mujer. En la Cuba actual podemos ubicar algunos centros y organizaciones que han ido marcando el nivel de desarrollo del tema en la Isla, tanto por sus aportes teóricos-metodológicos, como por la incorporación de estas discusiones en ámbitos científicos y políticos. El movimiento de cátedras de estudios de la mujer en las universidades del país, así como la labor del Centro de Estudios de la Mujer, han sido dos de ellos.

En la próxima edición trataré ciertos aspectos de la relación entre mujeres y hombres donde el ejercicio del poder en la escena musical está en juego, así como las particularidades del discurso femenino que lo excluye de practicar la desunión dentro del género hip hop. El objetivo de ellas está centrado en abolir la violencia de todo tipo que sobre ellas se ha ejercido durante décadas, y no precisamente con la utilización de más violencia.

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