Rensoli: visiones del hip hop cubano (Parte I)



Rodolfo Rensoli Medina es una persona especial, que va más allá de las profesiones de artista y promotor cultural, pues ha dedicado la mayor parte de su existencia a acompañar y sufrir los destinos del hip hop cubano. Criticado por muchos y casi venerado por otros, es capaz de extraer energías extraordinarias a su enjuto cuerpo e irradiar voluntad, perseverancia y muchas ideas frescas, para mantener vivo el espíritu del verdadero movimiento underground nacional.

Durante la celebración del Día de los Afrodescendientes en la sede del proyecto independiente Santa Mía de la Talla, Rensoli accedió a compartir con los lectores de PMU, algunas de sus consideraciones acerca del estado actual y las perspectivas del movimiento de hip hop en el país.

PMU: Algunos hablan de un cisma interminable entre el movimiento de hip hop cubano y las instituciones culturales del país, que data de la época de la llamada Comisión Depuradora y se extiende hasta ahora, después del cierre de las ediciones del Festival Puños Arriba.

Rensoli: Justamente cuando venía para acá estaba pensando en ello. Todo eso me recuerda a las posiciones teológicas de Martí como hecho histórico, no que tuviéramos la osadía de compararnos, pero es importante recordar que desde entonces, la mayor parte de la intelectualidad oficial de Cuba tiene una formación católica, muy mezclada con los ritos afro que los hace pensar de una forma diferente.

Salvando las distancias, Martí hablaba muy bien de Lutero, e incluso, recomendaba que cada obrero tuviera una foto de Lutero en su casa. Yo venía pensando justamente que todo el fenómeno que se da a partir de la Comisión Depuradora es similar más a la Reforma que a la Contrarreforma. Lo que quiero decir es que dentro de la parte del movimiento del hip hop más aceptado por lo oficial, en el rap existe en la actualidad una contrarreforma, pero los otros que se presentan como un problema o un fenómeno que se mantiene a instancias del proceso institucional, tiene que ver más, justamente, con lo primero.

PMU: ¿Quieres decir que en la actualidad los procesos institucionales han cambiado en algo, en relación con esas actitudes y posturas?

Rensoli: Yo creo que no. Pienso que la principal perdedora es la Agencia Cubana de Rap, no por herir o maltratar a ninguna de las personas que trabajan allí, pero confieso que considero que todas tienen un desconocimiento total sobre la naturaleza de la cultura.

Tuve una discusión con El Brujo (Elier Álvarez) en la que me decía que yo no había insistido lo suficiente en la importancia del XX Aniversario del Festival Puños Arriba, que fue el que catalizó el movimiento en Cuba y permitió mayor acercamiento del hip hop a los medios de comunicación, a la gente en sentido general. Yo le decía que sí, que hablé personalmente con todos los que en el oficialismo estaban implicados, principalmente con Xiomara (Xiomara Madraza, directora de la Agencia Cubana de Rap en aquel entonces) y él no me quiso creer. Sin embargo, lo importante es que no hubo reacción ninguna, ni respuestas, ni intención de hacer nada. Trabajo en una dirección municipal y los recursos allí son realmente escasos o casi nulos y no me permitían hacer nada para salvar el Puños.

PMU: A pesar de ello, en medio de toda esa incertidumbre y negatividad, tu posición fue una de las más verticales y quizá valiente entre todas. Después de aquellos acontecimientos, en el orden institucional y personal, ¿cómo ha sido la evolución de las relaciones entre el movimiento y las instituciones, se acercan a las posiciones originales o ahondaron todavía más en las diferencias?

Rensoli: No tengo toda la información general, pero puedo particularizar en mi caso. Trabajo en el municipio Habana del Este y hace poco tuvimos un éxito relativo. Logramos insertar en los espacios teóricos de la semana de la cultura, entre otras cosas, una mesa debate que tuvo éxito en determinados espacios, incluyendo a la Biblioteca Nacional José Martí. Eso provocó una reacción positiva de la directora municipal, que quiere incluso, mantenerla y expandirla conjugándola con otras acciones. Significa que todo eso sucede en el escenario de los principales conflictos y por eso es donde más crispación existe. A veces esas situaciones son irracionales.

Quiero citar un solo ejemplo. Hace poco un joven rapero estaba haciendo públicamente una descripción de Alamar y dentro de los elementos de la poesía dijo: “Alamar con su silencio y las colas (filas) para el pollo por pescao”. De inmediato eso produjo una reacción negativa de censura y rechazo, se ordenó cortarle el audio en medio de su actuación para que la gente no lo oyera, incluso, tal decisión salió de algunos que se tildan de liberales, como los organizadores de los premios televisivos Lucas.

Por eso que la directora municipal de cultura me conmine y ofrezca ayuda para con un pequeño presupuesto volver a organizar el Festival, a partir del éxito de la mesa debate crítica, que conjugó y expuso todos los antecedentes y hechos que condujeron a la crisis actual, es algo importante, o cuando menos provechoso. Aunque siempre se mostró cautelosa y dijo que tenía que ser con cierto cuidado, con cierta selectividad. No es mucho, no es suficiente, hay cosas que no puedo aceptar, pero por lo menos es una reacción y hasta este momento no la hubo nunca.

PMU: Es absurdo hablar de selectividad institucional para dejar o no hacer rap. ¿Cuáles serían los criterios? ¿Selectividad de quién o a partir de qué criterios, los de la Agencia y las instituciones, o los de los raperos?

Rensoli: Por supuesto que quieren imponer el criterio de las instituciones. A partir del criterio de los raperos habría que sondear, redondear las opiniones y lograr un consenso de aceptación, que en esas condiciones sería muy difícil de lograr. Sin embargo, ahora mismo vale la pena analizar la propuesta. El movimiento y sus espacios están muy dispersos y son muy escasos, habría que concentrar de alguna manera el sentir de la mayoría.

Aclaro que hablo fundamentalmente de La Habana, en algunas provincias la situación es otra, no porque las instituciones sean más benevolentes o abiertas, sino porque los rappers están más unidos, actúan como un movimiento, se apoyan, comparten espacios y no desaprovechan las oportunidades.

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