De lo que se ha hablado muy poco dentro del hip hop cubano (Por Malcoms Junco Duffay)



La música rap en Cuba ha estado históricamente ocultada y disimulada por la mayoría de los medios de difusión masivos e instituciones locales. El hip hop o rap hecho en Cuba, como pudiéramos llamarlo, es un género interno en una cultura urbana, que debido a sus características y los momentos difíciles por lo que ha transitado, se ha convertido en un movimiento de resistencia que denuncia y refleja, con cierto resentimiento y un alto grado contestatario, las problemáticas subterráneas del pueblo de Cuba y de otras partes marginadas del mundo. Dando testimonios vivos y de suma importancia sobre las sociedades en todos sus ángulos, a veces, por muy controversiales que sean.

El hip hop cubano como movimiento de resistencia se ha impuesto dentro de la cultura cubana desde los años 80 y por ser un género foráneo ha tenido que enfrentar y romper las barreras de prohibiciones y tabúes sociales e institucionales, incluyendo entre sus metas, vencer todos los obstáculos impuestos, fundamentalmente por razonamientos ilógicos, incomprensiones y desconocimientos, abriéndose camino y desarrollándose dentro de un mundo completamente desinformado y subdesarrollado, haciendo innovaciones y aportes significativos y benéficos en la cultura, en la música y en la educación. Esto propicia que ayude a muchos jóvenes a enderezar sus vidas problemáticas, a tener responsabilidades y resolver sanamente sus frustraciones, a través de discursos basados en los valores del cubano como ciudadano.

Como cada fenómeno cultural o género musical, el rap cubano tuvo sus orígenes y comienzos, sus causas y consecuencias, andares y criterios propios e impropios, bajos y altos, trayendo consigo una oleada de historias, vivencias y transformaciones para nuestra cultura y los que la ejercemos.

Lo que más se prohíbe, a veces es lo que más se escucha.

Identidad, filosofías, conceptos y otras visiones dentro del rap en Cuba.


Unas de las lagunas por la que ha navegado el rap en la Isla es la definición de underground y comercial, mercados disímiles que no han sido fácil de aclarar para muchos.

Desde tiempos remotos, los arquitectos, pintores, escultores, músicos y otros artistas, realizaban obras por encargos. Estos eran artistas manipulados por la burguesía, las cortes de nobles y la Iglesia, como sinónimos de superficialidad. Obligados por la necesidad para poder subsistir y alimentarse, muy pocas veces desarrollaron lo que sentían como creadores, aunque otros innovaron y crearon obras a partir de su propia inspiración, decidiendo revolucionar conceptos dentro de su manifestación artística, creyendo, defendiendo y manteniendo sus ideales sin importar criterios, satisfacción económica, aceptación, entre otras razones. Pero a muy pocos se les reconoció en vida su virtuosismo y sus aportes, convirtiéndose en célebres después de sus desapariciones físicas, y este ejemplo ha trascendido de generaciones en generaciones, por lo que el rap en Cuba no pudo escapar de este fenómeno.

Underground significa en español: subterráneo, bajo tierra, bajo suelo. Término de origen inglés, que se usa para designar a los movimientos contraculturales, independientes, que se consideran marginados, alternativos, paralelos, contrarios o ajenos a la cultura oficial, que no pertenecen a ninguna institución estatal, ya sea empresas artísticas o discográficas, y casi siempre dirigidos a minorías, en sectores locales muy pocos conocidos dentro de la sociedad. La palabra se utilizó por primera vez, con este sentido, para referirse a algunos movimientos de resistencia contra regímenes represivos.

Por su parte, comercial es todo lo escuchado, visto, popularizado, comercializado y vendible, distribuido por disqueras y representados por instituciones del gobierno.

Todos estos significados son relativos y con muchos diferentes puntos de vista. Es muy fácil clasificar verbalmente estas teorías, mientras que vemos constantemente resultados y realidades sujetas a cambios, porque sabemos que un material o producto underground se puede convertir muy fácilmente en el más comercial, sin estar representado por algún tipo de institución u organismo del Estado. Esto consiste en poner a funcionar un sistema didáctico de promoción personal y venta independiente de la música, por parte del artista o conjuntos a su alrededor, y la aceptación de esta en la sociedad. Es decir, un artista se mantiene underground mientras que no reciba ningún tipo de pago por lo que hace y no tenga ánimos de lucro con su arte, por muy escuchado y difundido que sea. En Cuba están en el underground aquellas agrupaciones o canciones que contienen una carga grande de denuncias, críticas y mensajes fuertes con polémicas contestatarias enmarcadas dentro de un contexto social, a veces inconforme con algo que se está viviendo o se vivió, en contra o a favor de diferentes corrientes o inclinaciones con las que muchos no están de acuerdo y no se atreven a hablar. Es la forma (como peculiaridad interna) de asumir el compromiso con la realidad en la que uno se encuentra, sin importar publicidad en la radio o la televisión, estando o no representado por una entidad gubernamental. Un gran número de artistas que cultivan esta forma de hacer música, tienen mayormente como condición que sus canciones son más constante y firmes, con muy buen enlace entre lo poético y el idioma de la calle, no incitan a bailar ni fiestear, sino a reflexionar sobre lo mal hecho, con profundas observaciones sobre temas como la discriminación racial, la política, las necesidades del pueblo, la emancipación y libertades, entre otros.

Todo lo arriba mencionado va al contrario de otras desigualdades como la música de moda o popular, bien llamada música de entretenimiento y ejemplificada en algunos países como EE.UU., donde la mayoría de los temas más conocidos y popularizados nada más hablan y alardean sobre la manipulación hacia las mujeres, el control del dinero, los carros y las drogas, como los estereotipos y patrones a seguir, que en excesivos ciclos vemos muchas veces como caen en la banalidad o tienen insignificantes contenidos de textos. Aunque esto tampoco quiere decir que la definamos como música barata o mala, creo que en todas las esferas, tanto en lo más underground o lo más comercial, existen categorías y escalones entre lo bueno y lo malo, música de calidad y de muy buena factura, lo bien hecho y lo más deprimente en todos los sentidos, cayendo así en otras terminologías, filosofías, gustos y visiones. Salvaguardando a la vez, que la música de entretenimiento se ha comprobado que también se fusiona con la enseñanza, produciendo formas eficientes y rápidas de aprendizaje, del mismo modo que es una acción destinada a dar a la gente el placer, diversión, recreación o relajación, cuya principal actividad económica es la producción de cultura con una finalidad lucrativa.

No obstante a todas estas reflexiones, podemos subrayar también que existe otro rap sano e inteligente, menos controvertido y contestable, incluso hasta más movido y divertido, en Cuba y a nivel mundial, con temáticas sobre la vida, la paz, la mujer y el amor, el glamur y sucesos personales, entre otros muchos tópicos, que no llevan un grado tan alto de compromiso contestatario y tienen muy buenas e instruidas letras.

De esta manera consigo concluir que el rap cubano ha hecho mucho con poco, y como mayor virtud mantiene las mejores características contextuales a nivel mundial, imponiéndose en los renglones más altos de calidad en sus textos.

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