Publicaciones sobre rap y hip hop en Cuba (Parte III)



La primera revista en Cuba especializada en música rap y cultura hip hop denominada Movimiento dejó de publicarse en febrero del año 2014, pero justo el día 14 de ese mismo mes se presentó en La Madriguera el número cero de Misceláneo, una revista alternativa dedicada al hip hop cubano. A pesar de que este primer ejemplar está fechado en el año 2013, su lanzamiento ocurrió un año después. Ignoro las causas, aunque domino que Misceláneo (antes de constituirse como revista), existía como proyecto enfocado al universo audiovisual y pictórico cubano, desde el año 2010. La directora de esta publicación seriada se nombra Miriam Real Arcia, y en el editorial del primer número aparecen estas palabras de su autoría: “Alguien me hizo una pregunta sobre cómo sería la Cuba de mis sueños y mis primeras palabras fueron: democracia, apertura, una Cuba donde todo el mundo tenga el derecho de participar en sus distintos procesos, una Cuba que genere posibilidades y no que las cierre. Dentro de los medios alternativos, el hip hop es uno de los menos favorecidos por la política sociocultural del país, a pesar de ser un género tan rico en sus distintas facetas creativas y un fuerte motor impulsor de la conciencia ciudadana, del amor a la familia y a su país, y a su vez tan controversial para algunos que cierta vez lo escucharon y no lo disfrutaron, donde contamos con talentosos artistas que trabajan duro por defender su arte y esencia. Es a los creadores de este género a quienes dedico esta revista, porque ellos también forman parte de la Cuba de mis sueños”.

Misceláneo constituyó la segunda revista en Cuba de corte independiente, autogestionada, con edición impresa y también digital, un rasgo del cual adoleció Movimiento en su etapa. Enfatizo que fue la segunda, porque ya existía otra publicación nombrada PMU (Palamúsica Underground), nacida en diciembre del año 2012, de la cual hablaremos en próximas ediciones.

Misceláneo contaba con varias secciones fijas, entre las que se encontraban: “De vuelta a escenarios”, cuyo objetivo principal era entrevistar a hijos pródigos del rap cubano, que por disímiles circunstancias se habían alejado del movimiento y ahora retornaban con renovada fuerza. Gracias a esta intención se logró visibilizar a varios maestros de ceremonia de la vieja escuela, que ya podían ser desconocidos para las jóvenes generaciones de raperas y raperos cubanos o para el público en general. Isaac “El criminal del flow”, antiguo integrante del legendario grupo denominado Explosión Suprema; Kick Krack, grupo integrado por Ediel L. Núñez Ferro, Joel Muanga y Alain el Rapel (actualmente integrante del dúo Hip Hop de Barrio), fueron algunos de los raperos veteranos que desfilaron por esta publicación seriada.

Otra de las secciones fue la de “Mujeres dentro del Hip Hop”, sabiamente abordada a partir del número 01 de la revista. En ella era posible consultar textos y entrevistas a reconocidas maestras de ceremonia como Judith (La Javá A3vida), Yaimel, quien junto a su esposo Baniel es integrante de uno de los dúos más reconocidos dentro del panorama hiphopero cubano: Renovación Urbana. También desfilaron en esta sección Janeidis, del dúo santiaguero Las Positivas; Yamay Mejías Hernández (La Fina); las reconocidas raperas Odaymara Cuesta y Olivia Prendes (Pasita y Pelusa); Amazona; Emma Elena Briggs (La Nena), y muchas más.

Otra importante sección era la denominada “Productores musicales”, que ofrecía importantes datos sobre los fabricantes de sonidos subterráneos. Grandes productores independientes como El Fila, Fabier, Michel, Albany, entre otros, estaban presentes en las hojas de esta revista mediante entrevistas realizadas en sus propios estudios de grabación. Esta sección era sumamente interesante, pues brindaba elementos que podían ser de interés para científicos sociales de diversa índole, ya que el uso de las NTIC (Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación) por parte de estas tribus urbanas, ha posibilitado la obtención de nuevas fuentes de empleo, así como una filosofía distinta a la hora de abordar la música, pues muchas de sus creaciones son elaboradas a partir de anomalías y grandes procesos de experimentación, concebidas en los llamados estudios de grabación indies o caseros, como también se les conoce. No podemos olvidar, por ejemplo, que el término scratch o rayado surgió a raíz de un error, siendo hoy día una técnica musical ineludible para todo buen DJ o beatmaker que se respete, o que el sampling tiene mucho de transculturación, ya que en su confección utiliza fragmentos de grabaciones musicales anteriores y los remezcla con otros para obtener un nuevo producto musical.

“Espacios de presentación” incluía los lugares donde era mostrado el trabajo realizado por bailadores, DJ, grafiteros o raperos en la capital. Coco Solo Social Club o Santa Mía de la Talla son algunos de los sitios donde aún se acoge este arte en nuestro país, muchas veces ignorado por los medios de comunicación masiva o por los centros culturales de renombre.

Otros temas abordados en esta revista eran los concernientes al spoken word o poesía hablada, el festival Puños Arriba –la mejor estrategia pensada hasta nuestros días para visibilizar y dignificar al fonograma rapero cubano–, la labor de los promotores culturales. Así como el espacio de reseñas sobre discos de raperas y raperos de la diáspora o presentes en el territorio nacional, entre otros.

Los números impresos y digitalizados de esta revista cultural eran de una gran factura en lo concerniente a diseño, como si fuese pensada para coleccionistas exigentes. A mis manos solo llegaron seis revistas digitalizadas, hasta el día de hoy desconozco si hubo más volúmenes.

Si vamos a ser justos, Misceláneo no tuvo esa densidad teórica que caracterizó a Movimiento. Su lenguaje era más bien periodístico, destinado para un público medio, sin grandes pretensiones epistemológicas. Por otro lado, hay que agradecer el hecho de que grafiteros, MC, bailadores, productores musicales y beatmakers que no pertenecían al catálogo de la Agencia Cubana de Rap, desfilaran por las páginas de Misceláneo. Pienso que uno de los principales objetivos de esta publicación era poner en alto el espíritu alternativo cubano, que se manifiesta de múltiples maneras en nuestro universo cultural y que en muchas ocasiones no es bien entendido y dignificado.

Misceláneo también dejó de existir como publicación seriada –según la voz popular–, por motivos de presupuesto y por no estar adscrito al catálogo de publicaciones seriadas cubanas. En lo particular, me inclino a pensar más en la primera opción, no en la segunda. Existen fanzines, prozines y revistas facturadas en nuestro país que no aparecen en el catálogo de publicaciones seriadas y sin embargo, viven y conviven con éste. Además, Misceláneo se distribuía de manera gratuita, por tanto la posibilidad de lucro nunca existió. Es evidente que existe una realidad que constituye un común denominador para todos estos proyectos literarios underground, que sobrepasa incluso los terrenos del hip hop (dígase artistas plásticos, cineastas, escritores), los cuales son llevados a cabo por defensores y fanes de esta cultura de resistencia cultural, el cual pisa los talones de cualquier proyecto independiente: el factor económico.

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