No somos la oveja negra de la cultura cubana (Parte I)



La peña Soul Train resurgió de sus cenizas como el Ave Fénix. Esta vez se llevó a cabo en el paladar La Flauta Mágica, ubicada justo frente a la sede de la embajada norteamericana en La Habana. Este evento promociona la música afroamericana, que ha sido tan discriminada en nuestro país. En el espacio se dieron cita varios artistas underground cultivadores del soul, R&B, funk y el blues. Teo Barrios, Alex Benítez, Julio Montoro, Kuban Blues, Guido Rolando y Liberato complacieron a un público ansioso por consumir el buen arte.

Tras la primera tanda de canciones, PMU conversó con uno de sus protagonistas, Alejandro Benítez Mesa, un joven poseedor de una voz cálida y aterciopelada, que se califica a sí mismo como un soul man. Su talento es inmenso, pero es poco conocido por culpa de la casi inexistente promoción. Emocionado por la extraordinaria acogida del público, nos contó su historia.

“Nací en la Lisa, pero me hice cantante en Alamar. En ese barrio conocí géneros musicales que no estaba acostumbrado a escuchar y me reuní con gente que me aconsejaron tomar este camino. Por el año 1995 comencé a cantar en serio y me consagré a la música. Lo mío era rapear y pasé por varias agrupaciones tales como Triple Arte, Último Round y Mentes Claras. Mas los más importantes en mi vida, han sido Junta Directiva y Ruta 11.

Junta Directiva nació en 1999, éramos mi amigo Sabit Morales Gil y yo. Le pusimos así porque los directivos son los que siempre mandan, los que verdaderamente dicen lo que hay. Cada vez que íbamos a alguna institución a presentar nuestro trabajo, nos criticaban el nombre y hasta se burlaban de nosotros diciendo: ‘¿Ustedes son dirigentes? Pero si son tan jovencitos’. Así de discriminados nos sentíamos en el plano del hip hop.

Hacíamos un rap más consciente de lo que abunda hoy –continúo diciendo el joven músico-, para que la gente pensara en las cosas negativas que tienen delante, aunque no se atreven a hablar de ellas. Fuimos diferentes porque hacíamos música comercial y a la misma vez tratábamos cosas que otros músicos no se atrevían a decir. Actuamos en muchísimos escenarios del país. Esta época fue muy provechosa para mí, porque me acostumbré a trabajar con una agrupación en vivo. Además, aprendí a dominar el beat del background. Entendí la música más a fondo. Salimos de lo enlatado a lo real. En el 2003, grabamos un extended play titulado Nada que esconder. Expresamos todo lo que teníamos dentro haciendo una catarsis, porque habíamos acabado de salir del servicio militar obligatorio. Fuimos irreverentes, rebeldes y sin miedo a nada. Ese proyecto duró hasta el 2007.

Después estuve solo un par de años preguntándome qué hacer con mi vida. Un día, en una parada del ómnibus, me encontré con Yuri Cordero, conversamos, expusimos nuestras ideas y fundamos Ruta 11, en el 2009. Comenzamos como dúo, surgimos en Alamar, a donde se accede con la ruta de guagua P-11. Además, yo vivía en la zona 11 y como los dos éramos bastante delgados, las personas, a manera de broma, decían cuando nos veían que venía el número 11. De ahí nuestro nombre. Después, se nos unió Neurys Marrero, quien aportó ideas interesantes y con el que le dimos forma definitiva al proyecto.

Hicimos el primer disco Dos Ideas y un Camino, sin siquiera proponérnoslo. Lo grabamos en un estudio casero en casa de DJ Javier, en la Zona 24, a finales del 2012. Con canciones de la calle, repleto de amor, espíritu y bomba. Nuestra segunda producción discográfica se tituló De Regreso, mucho más madura porque ya teníamos claro lo que queríamos lograr con nuestro trabajo. Los propósitos del grupo estaban más esclarecidos. Se nota un cambio radical en el estilo de la banda. Quisimos llegar a otro público, al literato, al trovador, a las personas con un poco más de cultura. Quisimos que el hip hop se viera desde otro punto de vista, no tan pasado por agua, pero que se dieran cuenta que no somos marginales, que hay mucha belleza en nuestras letras.  

Intentamos realizar un tercer material, pero que al final no se pudo concretar. Solo grabamos cuatro temas. Yuri sufrió un descalabro y estuvo apartado por varios meses. Ahí comenzó nuestra desmotivación, no teníamos las mismas ganas de antes de trabajar. Su voz era parte del sello de la agrupación y sin él no podíamos continuar. Por suerte, ya rebasó esa etapa, pero nuestro futuro como Ruta 11 aún es incierto. Este trabajo se hubiera titulado Equilibrio, porque demuestra un balance entre lo real del hip hop y lo que puede significar para la gente.

En el 2014 –sigue revelando Alejandro-, me uní al conjunto vocal Cuban Blues, que dirige Joel Pita, e inicié carrera en solitario. Me incliné por el camino del R&B, más cercano al pop. Estoy inmerso en la realización de un extended play titulado Vitrola Express, que consta de seis temas. Son canciones cubanas antológicas de autores muy importantes, tales como Adolfo Guzmán y Piloto y Vera, esas canciones que se escuchaban en las bodegas y en los bares antes de 1959 y que siempre perdurarán en los corazones de los amantes de la buena música. Por supuesto, con arreglos más personales y contemporáneos, que tienen que ver con la música afroamericana, el reggae y el jazz.

El soul, desgraciadamente, no es muy consumido en Cuba, pero quiero regalárselo al público en español, de una manera que lo pueda entender mejor. Quiero combatir esa saturación que hay de lo mismo sobre lo mismo en el panorama musical nacional. Me he percatado que con esta variante, la gente se siente bien y me entienden como artista. El cubano es muy sentimental y el soul es puro sentimiento. Sé que un solo palo no hace monte, pero quiero brindar un granito de arena para la apertura de nuestra cultura. Quiero que el público cubano sienta como suyo esos géneros musicales que llevan mucho tiempo escuchando, pero que no conocen sus orígenes, que la gente vuelva a enamorarse de la buena música. La peña del Soul Train es una oportunidad maravillosa para dar rienda suelta a mis inquietudes.

Después que grabe estas versiones, intentaré con composiciones propias. Para que esta música se conozca, deben participar los medios de difusión masiva, porque lo que hace a un pueblo ignorante es la falta de información. Se han dedicado a promover que si eres cubano lo que te toca es el “Chan Chan”, “La Guantanamera”, ron, tabaco y mulata. Los funcionarios impiden que la música norteamericana se expanda en nuestro país, por miedo a una reacción general. Carecen de imparcialidad y sienten favoritismo por ciertos géneros musicales y artistas, que lo que hacen es destruir el gusto musical del pueblo cubano. Eso ha llevado a que el soul sea apartado de la sociedad, aunque posee muchos valores, por eso grito con todas mis fuerzas que no somos la oveja negra de la música cubana, concluyó Alejandro, “Alex”, Benítez.

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